El presidente Bashar al Asad promete reforma histórica tras sangrientos enfrentamientos
El régimen sirio anunció que va a derogar el estado de emergencia que restringe las libertades públicas, lo que podría beneficiar, según estiman organizaciones de derechos humanos, a unos 2.000 detenidos. Ese anuncio contrasta con la violenta represión de las autoridades durante dos semanas de protestas.
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Siria: análisis del discurso del presidente Bashar Al Asad
En medio de revueltas populares sin precedentes, los diputados sirios pidieron hoy al presidente Bashar al Asad que explique en el parlamento las medidas de democratización que ha prometido.
El presidente sirio, que todavía puede contar con el respaldo de una parte de la población, ha multiplicado los gestos de conciliación con la esperanza de evitar que su país sea arrastrado por la ola de revueltas árabes.
La víspera, las autoridades anunciaron que habían decidido derogar el estado de emergencia, que restringe las libertades públicas, vigente en el país desde 1963.
El gobierno no ha precisado, sin embargo, cuándo entrará en vigor esa decisión, pero según el Observatorio Sirio de los Derechos Humanos (OSHD) esa derogación debe permitir la liberación de unas 2.000 personas.
Esa ley de emergencia, que está vigente desde que el Partido Baas llegó al poder hace 48 años, impone restricciones a la libertad de reunión y movimiento y permite la detención de "personas que amenazan la seguridad".
También permite interrogar a las personas, vigilar las comunicaciones y la censura previa de todos los diarios, publicaciones, radios y otros medios de comunicación.
Al mismo tiempo, refuerzos militares penetraron este domingo en Latakia, una importante ciudad del litoral noroeste de Siria, para detener los disparos de los francotiradores apostados en los tejados.
Según fuentes oficiales, doce personas, entre ellos dos hombres armados, murieron el sábado en enfrentamientos en esa ciudad portuaria. También se han reportado unos 150 heridos.
Latakia amaneció este lunes como una auténtica ciudad fantasma, con almacenes y colegios cerrados. Testigos afirman que las fuerzas del orden fueron sorprendidas por la intensidad de la violencia.
La llegada de las protestas a esta ciudad es un elemento más de inquietud para Damasco, ya que es la ciudad natal de Hafez al Asad, fundador de la dinastía gobernante.
La degradación de la situación en Siria preocupa a los vecinos. El primer ministro turco Recep Tayyip Erdogan declaró haber aconsejado al presidente sirio que responda positivamente a los pedidos de reforma de su pueblo.
El régimen sirio culpa a extranjeros de estar incitando a las protestas, específicamente refugiados palestinos, pero también de haber disparado contra manifestantes y fuerzas del orden.
Según organizaciones de derechos humanos, cerca de 130 personas han muerto en los enfrentamientos, principalmente en Deraa, al sur del país, y decenas de opositores han sido detenidos.
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