Santos: No hubo consenso pero no fue un fracaso
En las llamadas Cumbres, los presidentes invitados se dan cita en un lugar paradisiaco de la región a la que representan, discuten temas decididos previamente, participan en fiestas y eventos paralelos y, como momento culmen de la cita, firman una declaración final. Pero la VI Cumbre de las Américas que se celebró este fin de semana en la ciudad colombiana de Cartagena de Indias rompió la rutina protocolaria de los cónclaves presidenciales: hubo ágape, reunión y espectáculo, pero no hubo declaración final.
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El presidente de Colombia y anfitrión de la cita, Juan Manuel Santos, atribuyó la ausencia de este texto a la falta de consenso en torno a dos temas: la participación en las Cumbres de las Américas de Cuba, vetada por Estados Unidos, y el apoyo al reclamo de Argentina sobre las Islas Malvinas. Dos temas "algidos" que no hacían parte de la agenda oficial.
En realidad, lo que se presenta como ausencia de consenso en esta Cumbre fue la oposición de dos mandatarios, el presidente de Estados Unidos , Barack Obama, y el primer ministro de Canadá, Stephen Harper, a estos temas « vedados » que se lograron colar en la agenda y que trazan una grieta entre el norte y el sur. El mismo presidente Santos matizó ante la prensa la falta de consenso destacando que la gran mayoría de los 31 mandatarios reunidos expresaron su posición a favor de que Cuba sea parte de estas Cumbres. « Desafortunadamente estas Cumbres se hacen por consenso; y si unos pocos o un solo país dice que no está de acuerdo no se puede llegar a una declaración, no se puede tomar una decisión » lamentó Santos.
Cuba y Malvinas: las manzanas de la discordia
Pero la falta de consenso sobre Cuba y las Malvinas y el anuncio de la Asociación Bolivariana para las Américas (ALBA, integrada por Venezuela, Ecuador, Bolivia, Nicaragua, Cuba, Antigua y Barbuda y San Vicente y Granadinas) de que no participarán en una próxima cumbre sin la isla, no solo amenaza la continuidad de estas citas, la única hemisférica, sino que ha tendido una estela de fracaso sobre la Cumbre de Cartagena.
Según Santos, "no fue un fracaso". El presidente colombiano se dijo “satisfecho” de que por primera vez se hayan discutido temas “álgidos” que antes nunca habrían llegado siquiera a la agenda del hemisferio. Que una mayoría de países expresaran su posición por la inclusión de Cuba en estas citas tiene un peso político muy grande que permite pensar que en la próxima Cumbre de las Américas Cuba estará presente, afirmó el mandatario quien, además, insitió en lo que había dicho desde antes de comenzar el encuentro y durante su discurso inaugural: que en esta Cumbre no se podían tomar decisiones al respecto, solo abrise la discusión.
Pero la satisfacción expresada por Santos tampoco logró un consenso entre los mandatarios. En las horas de la mañana, la presidenta de Argentina, Cristina Fernández y su par boliviano Evo Morales abandonaron las discusiones por considerar inaceptable que no se incluyera en la declaración de Cartagena ni la presencia de Cuba ni las pretensiones de Argentina sobre las islas Malvinas. A este abandono se sumó el de la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, quien en un comunicado anunció que suspendía la cita que tenía con Santos después de la Cumbre por "razones de agenda".
Obama, el inflexible
Al finalizar la tarde del domingo, Barack Obama voló hacia Estados Unidos, sin haber hecho ninguna concesión en Cartagena. Ante los cuestionamientos de sus pares del hemisferio por la política de Washington respecto a Cuba, Obama trató de justificarse con el argumento de que se trataba de "controversias que se remontan a una época en la que no había nacido". Obama trató de relegar al pasado la imagen de Estados Unidos durante la guerra fría. "Ese no es el mundo en el que vivimos hoy", dijo.
Obama defendió el veto estadounidense a la participación de La Habana la en la Cumbre de las Américas con el recurrente axioma que utilizan los gobiernos de Estados Unidos para justificar dicha exclusión: la isla aún no tiene un gobierno democrático y no respeta derechos humanos básicos.
Cuestionado también por la fracasada estrategia estadounidense de guerra contra las drogas, lanzada hace 40 años y que se ha cobrado centenares de miles de muertos en América Latina y el Caribe, el mandatario estadounidense reafirmó la política prohibicionista de su país pero aceptó iniciar un diálogo en busca de alternativas más eficaces. "No soy alguien que crea en la legalización pero sí creo que necesitamos dar más pasos y ser más creativos", afirmó este domingo, sin ahondar en el tema.
El presidente estadounidense optó por la neutralidad para evadir el apoyo al reclamo de Argentina sobre las Islas Malvinas en manos de Gran Bretaña desde 1833. « Tenemos buenas relaciones con Argentina y Gran Bretaña. Y esperamos que puedan seguir dialogando sobre el tema. Pero esto es algo en lo cual típicamente no intervenimos", dijo Obama en una rueda de prensa al evocar el tema de las Islas Malvinas, a las que confundió con las Maldivas, una república independiente en el Océano Indico, al suroeste de Sri Lanka e India.
Si hay algo por lo que en Cartagena recordará la visita de Obama es por un escándalo. Once miembros de los servicios secretos, la prestigiosa policía que protege al presidente, fueron suspendidos tras ser acusados de relacionarse con prostitutas en Cartagena. Cinco militares han quedado detenidos por el mismo caso.
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