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URUGUAY - ENTREVISTA

El diario de Jorge Tiscornia, 'memoria viva de largo aislamiento'

Trece años de cárcel, 4.646 días anotados en pequeños almanaques y hojillas para fumar. Un diario inusual escondido en unos zuecos de madera, que el ex guerrillero tupamaro Jorge Tiscornia escribió en su cautiverio durante la dictadura uruguaya, y que fue declarado como parte de la Memoria del Mundo por la UNESCO la semana pasada. Recogimos su testimonio.

© Secretaría de Derechos Humanos para el Pasado Reciente
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Jorge Tiscornia tiene hoy 70 años. En junio de 1972, tenía 27 y era integrante del MLN-Tupamaros cuando fue detenido y llevado a diferentes dependencias policiales y militares, hasta que el 22 de enero de 1973 ingresó al tristemente famoso Penal de Libertad, de donde salió el 10 de marzo de 1985.

Durante su tiempo en la cárcel, registró en pequeños almanaques y hojillas de fumar los acontecimientos que marcaban sus días y los de sus compañeros con una constancia inigualable. Un diario denominado El Almanaque que acaba de ser incluido en el programa Memoria del Mundo de la UNESCO, que señaló que el documento es una "memoria viva de largo aislamiento, revelando la fortaleza de la perseverancia" en condiciones de encierro.

Al ser detenido en 1972, el primer destino de Tiscornia fue la celda de un cuartel; ahí, para no perder la noción del día en que vivía, elaboró un almanaque a partir de una hoja cuadriculada. Perdió ese primer registro durante un traslado y tras ingresar al Penal de Libertad, comenzó la versión que luego sobreviviría al paso del tiempo: “A principios de 1973, ya establecido en el Penal de Libertad, comencé almanaques en unas pequeñas hojitas de carta. También a veces en hojillas de papel de fumar, sobre todo en el año 84, porque con el correr de los años las condiciones de prisión fueron cambiando permanentemente. Si bien en el año 73 y 74 yo tuve estos almanaques a la vista, luego para tratar de preservarlos, opté por fabricarme unos zuecos de madera, y ahuecándolos, ir haciéndoles espacio a los almanaques. Cada seis u ocho meses, a veces cada año, partía esos zuecos, los ahuecaba un poco más y seguía incorporando las hojitas de papel que a su vez estaban envueltas en un nailon y selladas con fuego”, nos contó el ex preso político.

En estos papeles, hizo la copia de los reglamentos de la cárcel que iban cambiando con el tiempo, y sobre todo escribió “con simbolitos y alguna pequeña anotación” los acontecimientos del día. “Para algunos de ellos”, explicó, “ponía sólo un dibujo, y en muchos casos no recuerdo qué significaba. Pero ahora que se está haciendo público y que muchos de mis compañeros que estuvieron en el Penal de Libertad lo ven por primera vez, ellos me dicen a veces ‘esto es tal cosa’. Retomamos la memoria que ya empezó a ser colectiva”.

Al ser difundido el diario, lo que empezó siendo un ancla de la memoria personal se volvió memoria de los ex presos y memoria del Uruguay, aunque, recordó Tiscornia, “la realidad siempre es infinita, y uno anota lo que le toca cada día, lo que a uno lo impresiona, lo sensibiliza. Entonces esta realidad infinita, pasada por mi tamiz, por mi subjetividad, está anotada ahí”.

Sobre la liberación de los seis presos de Guantánamo, acogidos en Uruguay en calidad de refugiados, Tiscornia se dijo “muy, muy contento. Dar refugio a todos aquellos que lo precisen es una característica de este país. Somos en esencia hijos de inmigrantes, hijos de refugiados, somos italianos, españoles, libaneses… Así se ha construido este país, y por suerte ahora con el presidente Mujica sigue siendo el caso. (…) Nosotros los ex presos vamos a ayudarlos en todo lo posible”.
 

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