Saltar al contenido principal
China

Los líderes del G-20 buscan reactivar la economía mundial

Los dirigentes del G-20 intentan relanzar la economía y los intercambios comerciales a nivel mundial. China, que por primera vez recibe en su territorio este evento, busca confirmar que es una potencia mundial insustituible.

Los dirigentes del G-20 en la inauguración d ela cumbre de Hangzhou, 4 de septiembre 2016
Los dirigentes del G-20 en la inauguración d ela cumbre de Hangzhou, 4 de septiembre 2016 Reuters
Anuncios

El presidente chino Xi Jinping llamó este domingo a los dirigentes del G-20 a luchar contra las presiones que pesan sobre la economía mundial y a trabajar en favor de una "conomía mundial abierta". La XIa cumbre del G-20 se realiza en Hangshou, la turística ciudad del este de China que previamente fue vaciada de una parte de su población, y las fábricas cerraron en una radio de 300 kilómetros por orden de las autoridades.

La economía mundial no ha logrado recuperarse de los efectos de la crisis del 2008. El crecimiento económico no superará el 3% este año y los intercambios comerciales siguen por debajo del nivel de antes de la crisis. Los dirigentes del G-20, el grupo de países que representan 85% de la riqueza mundial y dos tercios de la población del planeta buscan encontrar las soluciones que destraben esa situación. La operación no parece sencilla. Una ola de populismo nacionalista invade el espacio político en varios países de la Unión Europea y en Estados Unidos; la proximidad de las elecciones en Francia, Estados Unidos, Rusia y Alemania tampoco ayuda a despejar el panorama, al que habrá que añadir los conflictos y tensiones territoriales en distintas regiones del mundo, en particular las que el país anfitrión de la Cumbre sostiene con sus vecinos asiáticos. No obstante los dirigentes tendrán que ponerle buena cara al mal tiempo y prometer que harán lo que puedan para salir del atolladero.

Desencuentros regionales

Tras el estallido de la crisis económica del 2008, que hundió a las principales economías occidentales en una recesión sin precedentes desde 1929, China se convirtió en la locomotora que permitió arrastrar la economía mundial hacia adelante. La magnitud de la demanda del gigante asiático hizo crecer las economías de América Latina y del sudeste asiático, y sobre todo, sirvió para que las economías europea y estadounidense pudieran concentrarse en la recuperación de sus alicaidas economías. Pero ahora la situación cambió. La economía china crece menos de 7% anual, varios sectores sufren de sobre capacidad de producción y muchas empresas están sobre endeudadas. Las autoridades chinas son pues más prudentes y piden que sus contrapartes del G-20 hagan un mayor esfuerzo.

Un problema importante es que el principal bloque comercial mundial, la Unión Europea (UE), que representa más del 20% del PIB mundial, no logra superar la crisis en la que está inmersa desde hace varios años. El referendum de junio en Gran Bretaña que aprobó la salida de la UE  (Brexit) ha debilitado el proyecto comunitario. Cierto, las economías de la zona euro han vuelto a crecer, pero la tasa de desempleo ronda aún el 10% en varias de ellas, al tiempo que las divergencias sobre la mejor manera de relanzar la economía de la zona aparecen insuperables. Añadase a ello las disensiones sobre el tema de los migrantes o el limitado margen de acción que le queda al Banco Central Europeo. Las posibilidades de obtener una acción más contundente de la UE son pues limitadas.

La primera potencia mundial, Estados Unidos, superó la crisis económica hace siete años, pero la reactivación del crecimiento estadounidense no obstante sigue preocupando. El empleo crece menos de lo que debiera ser, los salarios siguen bajos y, hecho sorprendente, la productividad industrial ha retrocedido en forma consecutiva los últimos tres trimestres, una situación sin precedentes desde 1979. El presidente Barack Obama, quien asiste a su última reunión del G-20, anunció este sábado el compromiso de Washington de ratificar el acuerdo de París sobre cambio climático, pero fuera de eso no podrá ofrecer nada más. Su mandato acaba en tres meses, y los dos candidatos que podrían remplazarlo, Hillary Clinton o Donald Trump, no han dado hasta ahora señales de estar interesados en una mayor coordinación de la política económica estadounidense con sus aliados.

Los BRICS, el acrónimo que designa a Brasil, Rusia, India, China y Africa del Sur,  vistos en su momento como una importante palanca para lograr la consolidación económica mundial, enfrentan serias dificultades o abiertas crisis. El poder adquisitivo de una parte de su población, la dinámica del crecimiento de esas "economías emergentes" parecían avanzar con el viento en popa. Hoy el viento cambió de dirección. Brasil y Rusia están en recesión, Africa del Sur busca un segundo aliento, en tanto que la India está aún poco inserta en los intercambios económicos mundiales. Queda China. Su programa de inversiones en energías nuevas y renovables es el más importante nunca antes lanzado, pero tardará antes de dar sus frutos.

Llamados a la acción

Ante ese panorama por demás complejo, la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Christine Lagarde, recordó la semana pasada que el mundo se enfrenta a una mezcla explosiva de crecimiento débil a largo plazo y un incremento de las desigualdades. "Cuando usted observa las perspectivas de crecimiento económico en toda su dimensión, el potencial de crecimiento, nos damos cuenta que las señales no son muy buenas y probablemente vamos a revisar a la baja nuestras perspectivas de crecimiento económico para 2016", dijo en entrevista a la agencia Reuters.

Por su parte, el secretario general de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el mexicano Angel Gurría, considera que llegó el tempo de incrementar el gasto público y las inversiones para sostener la demanda. "Después de 8 años de consolidación fiscal, que algunos llaman austeridad, llegamos a un punto donde podemos (en la UE) intentar acrecentar el gasto público. Esto no era posible en 2009, no había margen de maniobra, los mercados estaban a punto de derrumbarse", afirma Gurría al vespertino francés Le Monde.

La otra agenda

China ha invertido millones de euros para hacer de la cita de Hangzhou una vitrina que permita proyectar su país a escala del planeta. Y para mostrar que cuenta con la voluntad necesaria para promover el cambio, el próximo mes de septiembre el yuan, la moneda china, va a integrar oficialmente los derechos especiales de giro (SDR, por su siglas en inglés), la cesta de divisas del FMI, con lo que la moneda china se convertirá en una moneda de reserva internacional, como el dólar, el euro o el yen.

Pekin ha insistido en que la cumbre del G-20 se concentre en los temas económicos, pero nada garantiza que otros puntos polémicos aparezcan sobre la mesa de discusiones, en particular las ambiciones del Imperio Medio de controlar crecientes zonas de las aguas del Pacífico, o los reclamos fronterizos que la oponen a algunos de sus vecinos. La guerra en Siria, donde varios de los principales actores también estarán presentes en China podría ser igual objeto de discusiones.

Los dirigentes del G-20 podrán hablar de todo eso en calma. Las autoridades chinas impusieron un draconiano sistema de seguridad afin de prever la menor muestra de protesta.
 

Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas

Siga toda la actualidad internacional descargando la aplicación RFI

Compartir :
Página no encontrada

El contenido que solicitó no existe o ya no está disponible.