Brasil arrancó el año 2017 con un sangriento motín en la prisión de Anísio Jobim, en la región amazónica de Manaos, que se saldó con unos 60 muertos.
Se trata de la segunda rebelión más letal de la historia del sistema penitenciario brasileño y no deja de ser otro capítulo más de la lucha que mantienen organizaciones criminales dedicadas al tráfico de droga. Una continua guerra de poder dirigida desde diferentes prisiones del país y que se incrementa desde los últimos años.
Entrevistado: César Muñoz, investigador para Human Rights Watch en Brasil.
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