El ex revolucionario sandinista Daniel Ortega y su esposa, la poetisa esotérica Rosario Murillo, asumen este martes la presidencia y vicepresidencia de Nicaragua. ¿Qué obstáculos los esperan?
En noviembre pasado, el mandatario fue reelecto por un cuarto mandato con un 72,5% de los votos en unos comicios marcados por la abstención y denunciados por la oposición, mayoritariamente apartada de la contienda electoral.
A la cabeza del ejecutivo, Daniel Ortega también tiene el control sobre el Parlamento, cuyos diputados juramentaron este lunes, y sobre los poderes judicial y electoral. Pero desde hace varios años no goza de buena salud.
El contexto social es distinto al de 2011, y el contexto económico se anuncia difícil para Ortega. Entre 2007 y 2016, el acuerdo petrolero ventajoso con Venezuela permitió al ex líder de izquierda financiar programas sociales que redujeron la pobreza de un 45% a un 29% de la población, según cifras oficiales avaladas por el Banco Mundial. Pero con la caída de los precios del petróleo, la cooperación de Caracas se ha reducido a la mitad.
Ante las denuncias de la oposición por violaciones a los Derechos Humanos y un presunto fraude en las elecciones, el Congreso de Estados Unidos podría además aprobar la llamada "Nica Act", una ley que impediría a Managua el acceso a fondos internacionales a menos que lleve a cabo reformas en favor de la democracia y del respeto a los Derechos Humanos.
También está la incógnita Donald Trump, cuyas medidas proteccionistas anunciadas podrían aún empeorar el panorama económico nicaragüense, con fuertes consecuencias por ejemplo en la industria de los arneses que provee a las empresas automotrices asentadas en México.
Entrevistados: Carlos Tünnermann, analista y ex embajador de Nicaragua ante la OEA, y Óscar René Vargas, sociólogo y ex sandinista.
Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas
Suscribo