Hace más de diez años, Luiz Inácio Lula da Silva se perfilaba como ganador de las elecciones presidenciales de Brasil. Llegaba como una promesa de la izquierda progresista y con un gran apoyo popular. Hoy, sentenciado, en primera instancia, a nueve años de prisión por un tribunal por lavado de dinero en su gobierno, el exmandatario busca reinvertirse políticamente. Para ello ha decidió organizar caravanas nacionales con miras a los comicios del 2018.
El jueves 17 de agosto, Lula ha vuelto a salir a las calles de Brasil, en un periplo que ha arrancado en el noreste del país para reinventarse y medir su capital político para las presidenciales brasileñas del 2018. Aún no es candidato, pero ya ha comenzado a coquetear con sus simpatizantes para saber si tiene un terreno electoral.
Ya no es el candidato potente del Partido de los Trabajadores, como hace 15 años. Ahora las condiciones le son adversas, luego de que fuera sentenciado, en primera instancia, a nueve años y medio de prisión por corrupción pasiva y lavado de dinero en el caso Petrobras.
Sin embargo, pese a la resaca de lo vivido, el ex inquilino del Palacio de Planalto no se resigna. Queda entonces una pregunta flotando en el aire: ¿Lula Da Silva está vivo políticamente? Aquí lo analizamos.
Entrevistado: Gaspard Estrada, director ejecutivo del Observatorio de Política de América Latina y el Caribe, y especialista en política brasileña en Science Po París.
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