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Literatura

Muere Philip Roth, un coloso de la literatura norteamericana

El novelista y ensayista estadounidense falleció el martes a los 85 años. Deja una obra prolífica en la que sus obsesiones personales y políticas –el sexo, el cuerpo, la identidad judía, norteamericana- esbozan el fino retrato del Estados Unidos de la posguerra.

Philip Roth en Nueva York el 15 de septiembre de 2010.
Philip Roth en Nueva York el 15 de septiembre de 2010. REUTERS/Eric Thayer/File Photo
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Su muerte -una insuficiencia cardíaca congestiva, dijo su agente Andrew Wylie- fue anunciada el 22 de mayo por la noche por la prensa estadounidense, entre ellos The New Yorker, la revista que publicó su primer relato: “The Kind of Person I am” (1958), 60 años atrás.

Philip Roth (New Jersey, 1933) encontró la materia prima de su literatura, unas 30 obras (novelas, relatos breves, ensayos) en sus orígenes. Nacido en 1933 en el seno de una familia judía de Newark -ciudad que visitará una y otra vez en su prolífica narrativa-, este hijo de vendedor de seguros empezó por describir la vida de la pequeña burguesía judía norteamericana, sus anhelos y miedos, ante el sexo como frente a la política, creando con cada pincelada un fresco de los Estados Unidos de la posguerra.

Sus grandes temas, resume su biógrafa Claudia Roth Pierpont, eran “la familia judía, el sexo, los ideales estadounidenses, la traición de los ideales estadounidenses, el fanatismo político, la identidad personal, el cuerpo humano en su esplendor, su fragilidad y sus muy a menudo ridículas necesidades”.

Bajo la influencia de otro coloso de la literatura judeo-estadounidense, Saul Bellow, Roth extendió un espejo a Norteamérica y a sus demonios. Los estragos de la guerra de Vietnam en “Pastoral Americana” (1977), el macartismo con “Me Casé con un Comunista” (1998) o el avance corrección política con la “Mancha Humana” (2000). Otros prefieren destacar la distópica “Conjura contra América” (2004), en la que imagina que Franklin D. Roosevelt es derrotado en 1940 por Charles Lindbergh, un aviador con inclinaciones pro-nazis -como una prefiguración de la era Trump.

Aunque el contenido de su trabajo abreva en su experiencia de vida – en “Operación Shylock” (1993) el narrador se llama Philip Roth – y en los ensayos recurría a su biografía, reivindicó su capacidad para alternar con claridad entre los géneros. "Escribo ficción y me dicen que es autobiografía. Escribo autobiografía y me dicen que es ficción. Como yo soy tan tonto y ellos tan listos, dejémoslos decidir", ironizó en una oportunidad.

Su última novela "Némesis" sobre la epidemia de polio en 1944 se publicó en 2010; dos años después anunció que abandonaba la escritura. "Ya no tengo la energía suficiente para soportar la frustración. La escritura es frustración, una frustración cotidiana, por no decir humillación", explicó al New York Times.

Una decisión que seguía justificando en agosto de 2017 en el diario francés Libération: "Contar historias, eso que me ha resultado tan precioso durante toda mi existencia, ya no es el centro de mi vida", sostuvo. "Es raro. Nunca habría imaginado que podría pasarme algo así".

Roth obtuvo el reconocimiento nacional e internacional con múltiples premios: el Pulitzer en 1998 por "Pastoral Americana", el National Book Award en 1960 por "Adiós, Columbus" y en 1995 por "El teatro de Sabbath", el Príncipe de Asturias de las Letras 2012, y figuró muchos años en los firmes candidatos del Nobel de Literatura. Los amantes de Philip Roth dirán que el asunto habla menos del extraordinario escritor que de las fallas de la Academia Sueca.

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