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Argentina

Estudiantes de la Casa Argentina en París denuncian persecución ideológica

La Casa Argentina de París ha decidido no renovar la petición de alojamiento de al menos ocho estudiantes que habían participado en un “pañuelazo” en favor del proyecto de ley de legalización del aborto. Mientras que la dirección se apoya en criterios académicos, los estudiantes denuncian que han sido víctimas de una “persecución política”.

Los participantes del pañuelazo verde, delante de la Casa Argentina en París sin la presencia de su director.
Los participantes del pañuelazo verde, delante de la Casa Argentina en París sin la presencia de su director. Comité de Residentes de la Casa Argentina en París
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Por Mireia Rom Salvador.

Al menos ocho residentes de la Casa Argentina de París (integrada en la Cité Internationale Universitaire) descubrieron con estupefacción la madrugada del pasado sábado que su petición de alojamiento no había sido renovada para el nuevo curso. Todos ellos participaron activamente el 13 de junio en el pañuelazo verde convocado por el Comité de Residentes en la Cité en favor del proyecto de ley para liberalizar el aborto, que el Senado argentino ha tumbado la madrugada de este jueves.

“Nada es casualidad. La dirección de la Casa Argentina aprovechó que se trataba de un fin de semana de agosto, que es cuando hay menos gente, para hacer pública la decisión. Los que no fuimos renovados no recibimos ningún mail, sino que supimos que no habíamos entrado en la lista de admitidos a través de nuestros compañeros”, se queja Guido, presidente del Comité de Residentes. Él había pedido una prórroga de dos meses hasta octubre para presentar su tesis de máster, pero se verá obligado a abandonar su habitación antes de fin de mes.

Según ha contado a RFI en español el director de la Casa Argentina, Juan Manuel Corvalán, él mismo habló el sábado con los estudiantes y se comprometió a hacerles llegar una respuesta del Ministerio de Educación (quien tiene la última palabra en el proceso de selección y es el encargado de nombrar al director). Insatisfechos e indignados por la decisión, un total de 30 residentes y ex residentes ocuparon el Salón de la Casa Argentina hasta el lunes por la tarde, cuando la policía francesa los desalojó de forma pacífica a petición del director. Actualmente personal de seguridad privada se encuentra de forma permanente en la Casa que pide identificarse a todos los que se disponen a entrar.

“No estábamos preparados para tal intimidación”, denuncia Carla, otra de las estudiantes que participó en la ocupación. Presidenta del Comité de la Casa el curso 2016-2017, fue expulsada de la Casa de Argentina e incluida en la lista de “brassage”, es decir, la cuota de estudiantes que residen en una casa distinta a la que pertenecerían por razones de nacionalidad. Insistiendo en que el “brassage” es optativo, decidió abandonar finalmente la Cité.

Si la situación académica de los que no han sido renovados no ha cambiado, ¿cómo puede ser que ahora no cumplan con la excelencia?

Carla, estudiante argentina.

La dirección de la Casa Argentina y el Ministerio de la Educación justifican esta decisión porque los estudiantes afectados no cumplirían supuestamente con los criterios de excelencia académica exigidos y por la obligación de dar prioridad a los que piden alojamiento por primera vez en la Cité. Un argumento que los estudiantes rechazan de pleno: “Si la situación académica de los que no han sido renovados no ha cambiado, ¿cómo puede ser que ahora no cumplan con la excelencia?”, expone Carla.

El porqué de la expulsión, según ellos, se explica en cambio por una presunta persecución ideológica. “Ha habido una purga de los estudiantes críticos para que los residentes que entren en la Casa de Argentina en septiembre no sepan lo que ha pasado”, considera Guido. Por ello piden una revisión del proceso de selección y asignación de plazas por una comisión independiente y la dimisión de Corvalán. Este, por el contrario, sostiene que los estudiantes “mienten” al hablar de caza de brujas y de expulsiones (defiende que se tratan simplemente de casos de no renovación). Para recalcarlo, en declaraciones a RFI, ha instado a los estudiantes en cuestión a volver a presentarse el año que viene. “Puede ser que el próximo curso compitan con gente con no tan buenos perfiles y puedan conseguir un alojamiento libre. Nos encantaría poder recibir a todos aquellos que piden alojarse en la Casa, pero debemos hacer una selección en base a la excelencia y a los primo-arrivants”, justifica.

Nos encantaría poder recibir a todos aquellos que piden alojarse en la Casa, pero debemos hacer una selección en base a la excelencia y a los 'primo-arrivants'.

Juan Manuel Corvalán, director de la Casa Argentina.

Para el curso 2018-2019 la Casa Argentina ha recibido 129 candidaturas para 83 plazas. De estas, 40 han sido para estudiantes de primer año y 43 para actuales residentes. Los estatutos de la Casa Argentina establecen que el alojamiento se otorga por un año académico, que se puede prorrogar hasta tres años, e incluso cuatro en casos excepcionales si la dirección general de la Cité así lo considera. De estos últimos, la Casa Argentina acoge a tres, dos de los cuales están vinculados con el Comité de Residentes, algo que a ojos del director constituye una prueba de libertad ideológica.

No obstante, el colectivo estudiantil denuncia haber recibido de Corvalán amenazas telefónicas y mails en los que se les aseguraba que, si participaban en el pañuelazo, serían expulsados. El director desmiente estas acusaciones e insiste en que solo pidió a los estudiantes que la movilización se celebrara fuera de la Cité, puesto que está prohibido organizar ningún acto político dentro del complejo residencial. “En la Cité Universitaire hay 41 casas residenciales. Si los estudiantes de todas ellas organizaran protestas adentro, no se podría vivir. Aquí la gente viene a estudiar y necesita capacidad de concentración”, añade.

Juan Manuel Corvalán, junto a los estudiantes que participaron en la movilización, aunque sin pañuelo verde.
Juan Manuel Corvalán, junto a los estudiantes que participaron en la movilización, aunque sin pañuelo verde. Cedida por Juan Manuel Corvalán

Al final, estira-y-afloja mutuo: el pañuelazo tuvo lugar fuera de la Cité, pero los estudiantes se tomaron antes una foto delante de la Casa Argentina. Minutos más tarde, Corvalán se sumó a la manifestación, aunque sin pañuelo “por motivos de decoro funcionarial”.

Este no se trata del primer conflicto entre los estudiantes y Corvalán. En diciembre del 2017 la dirección expulsó a la anterior administradora de la Casa Argentina, Julia Bernardi. Por otra parte, además de Carla, otro estudiante que formaba parte del Comité fue enviado a la cuota de “brassage”. Ambos habían participado el 24 de marzo de 2017 en los actos con motivo del Día de la Memoria, que conmemora a las víctimas de la última dictadura militar de Argentina. “Este año la dirección ha ido todavía más lejos porque, además de echar a muchos más estudiantes, estos no solo han sido solo expulsados de la Casa Argentina, sino del conjunto de la Cité”.

En medio de la dificultad para encontrar alojamiento en París, especialmente en verano, los estudiantes han abierto dos vías de acción. Por un lado, han pedido asesoramiento legal para evaluar la situación de los afectados. Por el otro, este miércoles se manifestaron delante del Senado francés en favor de la liberalización del aborto cuando todavía quedaban 12 horas para conocer la negativa de la cámara homóloga argentina. Asimismo, el colectivo se ha puesto en contacto con la Dirección Nacional de Cooperación Internacional del Ministerio de Educación y con el Consulado Argentino en París para exponerles su caso, aunque por el momento no han recibido respuesta.

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