Este jueves, Costa Rica vivió una cuarta jornada de huelga contra un proyecto de reforma fiscal. Se complicó el tránsito en distintas localidades y el acceso al principal aeropuerto del país.
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Costa Rica lleva cuatro días de huelga contra el proyecto de la reforma fiscal. El país está endeudado y el déficit fiscal que alcanzó el 6,2% del PIB en 2017, podría llegar al 7,2% este año.
El Estado necesita ingresos. Para ello, el gobierno del presidente Carlos Alvarado Quesada ha ideado un plan que actualmente se discute en el Parlamento, que no ha sentado muy bien a los ciudadanos. Sindicatos, agricultores y estudiantes han salido a las calles por todo el país.
Guillermo Keith Bonilla, dirigente de la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (UNDECA), estima que “los pobres son los que más pagan impuestos en el país, y las grandes empresas, y las empresas transnacionales, están exoneradas en muchos casos del pago de impuestos”.
Si esta movilización ha calado entre los costarricenses es porque la situación del país centroamericano, célebre por su estabilidad política y económica y sus playas de ensueño, no es tan idílico como la postal que se vende en el extranjero.
La huelga es indefinida y los sindicatos aseguran que no la van a levantar si el gobierno no rectifica. Además piden que el dinero se saque de otro lugar, por ejemplo de la evasión y la elusión fiscal, que según El Fondo Monetario Internacional rondaría en Costa Rica en torno al 4,6% del PIB.
Entrevistado: Guillermo Keith Bonilla, dirigente de la Unión Nacional de Empleados de la Caja y la Seguridad Social (UNDECA).
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