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Francia

Nueva Caledonia vota si quiere independizarse de Francia

A 18.000 kilómetros de distancia de Francia, en el Océano Pacifico, los habitantes de la isla de Nueva Caledonia se preparan para vivir un referendo histórico de autodeterminación. Si gana el sí, Nueva Caledonia se convertirá en un Estado plenamente soberano y le serán transferidas las competencias que ahora no tiene al término de un periodo de transición. Si vence el no, las relaciones con París seguirán regidas por el Acuerdo de Nouméa.

Presidente Emmanuel Macron en su visita a Numea, en mayo 2018
Presidente Emmanuel Macron en su visita a Numea, en mayo 2018 AFP/Ludovic Marin
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“¿Quiere que Nueva Caledonia acceda a la plena soberanía y sea independiente?”. Es la pregunta que figura en las papeletas del  histórico referéndum que Nueva Caledonia va a celebrar este domingo. Las urnas ya están preparadas. 269.000 personas censadas deben decidir este domingo si este archipiélago del Pacífico sur sigue siendo parte de Francia como ocurre desde hace 155 años. El voto por la independencia culmina el proceso de descolonización abierto hace 20 años

Según las encuestas de última hora, el 68 % de la población estaría en contra de la independencia, incluidos gran parte del pueblo indígena canaco que constituye menos de la mitad del electorado y que es la que más ha luchado para que se lleve a cabo esta votación. Así pues, con la mayoría del pueblo autóctono de Nueva Caledonia y los blancos en contra de la emancipación francesa, el resultado parece asegurado en una isla que tiene una importancia estratégica y que alberga una cuarta parte de los suministros del níquel mundial.

Este pequeño territorio, considerado no autónomo por Naciones Unidas, es sin embargo soberano en varios ámbitos, aunque todo lo que se refiere a Defensa, Educación y asuntos Exteriores sigue dependiendo de Paris.

Bandera proindependencia en un mitin de este mes de octubre en Nueva Caledonia
Bandera proindependencia en un mitin de este mes de octubre en Nueva Caledonia Theo Rouby / AFP

 

En todo caso el referendo de independencia de Nueva Caledonia será una prueba del atractivo de pertenecer a la nación francesa. Un legado colonial, como el que existe en la Guyana francesa y el archipiélago de Mayotte, que depende, en gran medida, de las ayudas que vierte el Estado galo y que, desde hace unos años, se manifiestan por una mejor calidad de vida y lo que ellos perciben como un abandono.

En Nueva Caledonia, décadas de resentimiento, sobre todo por las miles de hectáreas de tierra arrebatadas a los pueblos indígenas por los colonizadores, desembocaron en enfrentamientos mortales en la década de 1980.

La violencia que cobró más de 70 vidas condujo al Acuerdo de Numea de 1998, que allanó el camino hacia un proceso de descolonización de 20 años que culminará con el voto del próximo domingo. En virtud de ese acuerdo, en caso de que salga el “no”, podrían celebrarse otros dos referendos sobre la independencia antes del 2022.

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