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Brasil

Brasil: Bolsonaro facilita la posesión de armas cumpliendo con promesa electoral

El nuevo presidente de Brasil firmó este martes 15 de enero un decreto que flexibiliza la posesión de armas. Ahora los brasileños podrán tener hasta más de cuatro armas de fuego bajo justificación. La oposición y organizaciones no gubernamentales auguran más violencia en el país.

Un empleado de la empresa fabricante de armas Taurus Armas SA en la sede de ensamblaje en San Leopoldo, Brasil.
Un empleado de la empresa fabricante de armas Taurus Armas SA en la sede de ensamblaje en San Leopoldo, Brasil. REUTERS/Diego Vara
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Por Blanca Castro, 

“Para garantizar el legítimo derecho a la defensa, como presidente voy a utilizar esta arma”, aseguró Jair Bolsonaro mientras alzaba su pluma y firmaba una medida inmediata que facilita la posesión de armas sin haber pasado por el Congreso.

A partir de ahora, los futuros compradores ya no tendrán que explicar ante la Policía Federal sus razones para obtener un arma. Según el presidente brasileño, este paso administrativo era “subjetivo”.

Por otra parte, la vigencia del registro de armas aumentó de cinco a diez años. Su predecesor, Michel Temer, ya había extendido la duración de dicho documento de tres a cinco durante su mandato.

A pesar de estas importantes modificaciones, los requerimientos de posesión introducidos por Lula Da Silva en 2003, se mantienen intactos: ser mayor de 25 años, no tener antecedentes penales, tener una ocupación lícita y ser capaz de demonstrar la capacidad técnica y psicológica para su uso. Sin embargo, el proceso de obtención se facilita para aquellos residentes de áreas rurales o áreas urbanas con elevados índice de violencia, debido a la cláusula de “efectiva necesidad”.

Siendo Brasil uno de los países más violentos del mundo con una tasa

de homicidio mayor a 10 por cada 100 mil habitantes, dejaría dicha cláusula en práctica a lo largo y ancho del territorio carioca.

El decreto también permite que los ciudadanos que cumplan con los requisitos a cabalidad puedan comprar hasta cuatro armas o más si “otros hechos o circunstancias” lo justifican.

Es preciso aclarar que el decreto se trata específicamente de la posesión de armas de fuego y no del porte fuera del domicilio que se mantiene reservado principalmente a las fuerzas del orden y al personal de seguridad calificado.

“Otras cosas expenderían de un cambio de ley”, precisó el presidente ultraderechista, quién cumple con una de sus promesas electorales.

En respuesta, el Partido de los Trabajadores (PT) anuncio su intención de recurrir el decreto en la Corte Suprema, mientras el Partido Socialismo y Libertad (PSOL), pretende contestar la medida en el Congreso en cuanto arranque la nueva legislatura el 1 de febrero.

¿La seguridad publica en manos de los ciudadanos?

Al otro lado de la acera, la oposición asegura que este decreto incrementará aún más la violencia en el país. Sin embargo, Bolsonaro asegura que dicho precepto “restaura lo que el pueblo quiso en 2005”, haciendo alusión a los resultados del referéndum donde casi el 64% de los brasileños rechazó una ley que pretendía establecer una prohibición total de la venta de armas en Brasil.

“Técnicamente hablando, todo el mundo sabe que más armas significa más muertos y más violencia”, aseguró Silvia Ramos, especialista de estudios de Seguridad y Ciudadanía (CESIC). “Es muy preocupante; porque Bolsonaro le está entregando al ciudadanos la responsabilidad de seguridad pública”.

Según ella, obtener un registro cuesta entre mil y dos mil dólares americanos, por lo que la medida no beneficiará a las clases más humildes y expuestas, sino a la clase media que hastiados de la violencia, se convirtieron en la base de votantes de Bolsonaro.

Pero para Silvana Tavares, una vendedora de 57 años que desde hace dos décadas practica tiro deportivo, el decreto le parece “muy bueno” y que va a “cambiar muchas cosas”.

“La violencia va a disminuir, no creo que el país sea más violento por tener más armas. Las armas no fueron hechas para matar, lo que mata es la intención”, declaró en una calle de la ciudad de Sao Paulo.

El gigante sudamericano es uno de los países más violentos del mundo, con un récord de 63.880 homicidios en 2017, un promedio de 175 por día y una tasa de 30,8 por cada 100.000 habitantes, según informe del Foro Brasileño de Seguridad Pública.

Con AFP

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