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Venezuela

Venezuela: San Cristóbal frente a la escasez de gasolina

La escasez de gasolina empeora día tras día en Venezuela. Desde hace casi un mes, la gran mayoría de los distribuidores en el país están vacíos y las filas crecen en las gasolineras. Entre los estados más afectados está Táchira, en la frontera con Colombia, que decidió este 13 de junio establecer un sistema de racionamiento que le cuesta implementar.Con el enviado especial de RFI a San Cristóbal, Benjamin Delille.

Cola ante una gasolinera de San Cristóbal, Venezuela, en mayo de 2019.
Cola ante una gasolinera de San Cristóbal, Venezuela, en mayo de 2019. REUTERS/Carlos Eduardo Ramirez
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La idea es simple: repartir la distribución en función del último número de matrícula. En cada calle de San Cristóbal, la capital del estado de Táchira, las filas de autos se prolongan al infinito.

En cada parabrisas, un número está escrito con pintura blanca. Y cuando finalmente llega un camión cisterna para abastecer la gasolinera, sólo los primeros 200 coches pueden llenar su tanque.

"Soy el número 100", dice José. "Hace cinco días que estamos esperando en la fila. Aquí, desayunamos, almorzamos, cenamos, dormimos. Vivimos aquí. Pusimos una sombrilla para protegernos del sol, la mesa de dominó para no aburrirnos demasiado", añade.

Se turnan con varios amigos, a pesar de los riesgos debidos a la inseguridad. Andreina, su vecina, ha sufrido las consecuencias: "Hombres en motocicleta pasaron, y al ver que yo tenía un teléfono, se me acercaron con una pistola y me lo quitaron", relata.

Sin embargo, ni José ni ninguno de los automovilistas que han estado haciendo cola tienen la intención de cumplir con el racionamiento por matrícula. En la práctica, las autoridades no logran implementar la medida.

"Si, por ejemplo, el día en que puedo llenar mi tanque no hay gasolina, ¿cómo hago?" se pregunta José.

Para evitar las colas, se ha desarrollado un mercado negro a precios exorbitantes, alimentado por la corrupción de los agentes y empleados que se supone deben supervisar la distribución.

Remy, un revendedor, cuenta que paga "5.000 pesos colombianos a los policías o a los empleados de las gasolineras y puedo tener un equivalente a diez tanques llenos. Luego lo vendo a gente que no quiere hacer cola. Un bidón de 20 litros me permite comer por un día o dos aquí en San Cristóbal".

Para un bidón, son unos diez euros, que es más que el salario mínimo mensual en Venezuela. Y cuanto más tiempo persiste la escasez, más explotan los precios.

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