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China

El BAII, triunfo indiscutido de China ante Estados Unidos

Cerca de 50 países aceptaron participar como miembros fundadores del Banco Asiático de Inversiones en Infraestructura (BAII) promovido por Pekín. El número de adhesiones representa en sí mismo un triunfo para el gigante asiático pues Washington no ha dudado en recurrir a presiones diplomáticas para frenar a su contrincante.

El ministro chino presenta el nacimiento del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura
El ministro chino presenta el nacimiento del Banco Asiático de Inversión en Infraestructura © Reuters
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Pekín golpea la mesa del orden financiero mundial

Todos saben que el orden económico mundial cambió éstos últimos años. Ahora toca el turno al viejo orden financiero nacido de los acuerdos de Bretton Woods de 1944 que dieron orígen al Fondo Monetario Internacional (FMI) y al Banco Mundial (BM). El nacimiento del BAII, que debe comenzar a funcionar antes del fin del 2015, es el nuevo actor. Su existencia representa un punto de inflexión para la arquitectura financiera internacional. Su particularidad es que Estados Unidos y Japón se han quedado afuera.

El BAII tendrá a su cargo financiar proyectos de infraestructuras como transportes, aeropuertos, energía, telecomunicaciones, etc. Para ello dispondrá de un capital inicial de 100 mil millones de dólares : 50 mil millones serán aportados por Pekín, los otros 50 mil millones provendrían de capitales privados así como de otras instituciones financieras.

De acuerdo con estimaciones del Banco Asiático de Desarrollo (BAD), cuyos principales actores son Japón y Estados Unidos, entre 2010 y el 2020 se requieren 8 billones de dólares para cubrir las necesidades de infraestructuras en esa región. Por ahora no hay nadie que ofrezca tal suma, aunque China se ha adelantado con una propuesta concreta.

Estados Unidos fuera de la jugada

La creación de la nueva institución financiera fue evocada por primera vez en octubre de 2013, cuando el presidente Xi Jinping habló de un banco que pueda financiar la construcción de infraestructuras y la interconexión en esa región del mundo, así como la integración económica. Un año después, 21 países asiáticos dispuestos a integrarse como miembros fundadores, firmaron en Pekín el Memorandum de Entendimiento del BAII. A partir de entonces las cosas se aceleraron. En enero pasado eran 26 países. El mes de marzo, a medida que la fecha límite para presentar una candidatura se acercaba las solicitudes de adhesión se dispararon.

La adhesión de Gran Bretaña al BAII, anunciada el 12 de marzo, fue vista por Washington como una traición, aunque para Londres los intereses en juego son más importantes que la alianza estratégica con su principal aliado (que continuará). Martin Wolf, analista estelar del tabloide Británico Financial Times, escribió hace unos días “Sí, sería deseable que los países con intereses y valores similares, tales como Gran Bretaña y EEUU, pudieran hacer declaraciones y actuar al unísono…Pero el mundo ha cambiado. Se necesitan nuevas instituciones. El mundo debe ajustarse al crecimiento de nuevas potencias. No se detendrá simplemente porque EEUU ya no puede participar ». Tan claro como el agua.

Los principales países de la eurozona decieron seguir los pasos de Londres. Alemania, Francia, Italia, Holanda y España también demandaron su adhesión. Rusia, Turquia, Georgia, Egipto, India, Brasil, Tailandia o Singapur hacen parte de la larga lista. Pero lo más interesante se produjo pocos días antes del fin de marzo, la fecha límite para solicitar ingresar como socio fundador. Corea del Sur y Australia llamaron a su vez a la puerta, en tanto que Israel y Taiwan presentaron su candidatura a última hora. Pero lo peor para Washington podría aun estar por venir. « Japón podría unirse al BAII en un par de meses », declaró el embajador de ese país en Pekín, Masato Kitera, al Financial Times.

Washington se opuso al proyecto desde sus inicios, pues juzga que no hay garantía que el BAII funcione con la debida transparencia y porque teme que las autoridades chinas impongan sus reglas de juego. Oficialmente el gobierno no ha buscado adherir pues para ello necesita la autorización del Congreso, organismo que está inmerso cada vez más en una óptica defensiva. En los hechos Washington sabe que no cuenta más con el poder de antes para fijar sus condiciones. Un dato habla por sí mismo. China es en la actualidad el mayor socio comercial de más de 100 países, Estados Unidos lo es de menos de 80.

Qué viene

El BAII está en marcha aunque quedan aún varias cosas por definir. Pekín ha repetido que no busca controlar el nuevo banco. El ministro de Finanzas, Low Jiwei, dijo al fin de marzo que aunque China aporta la mitad del capital inicial, no busca obtener una participación del 50% en la institución.
También queda por definirse cómo se distribuirán las acciones, pues desde un principio quedó establecido que los miembros no asiáticos del BAII sólo tendrán 25% de las acciones.
Aunque casi 50 países dijeron presente, no será sino hacia el fin de abril que se conozca la lista definitiva de los « miembros fundadores ». Los que no hayan sido aceptados dentro de esa categoría serán « miembros coúnes ».
Por último, el Consejo de Administración tendrá 20 lugares, pero sólo tres de ellos serán reservados a los países no asiáticos.
El BAII seguirá dando de qué hablar.

 

 

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