Posible restablecimiento de la pena de muerte en Filipinas causa inquietud
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Elegido presidente de Filipinas a finales de junio, Rodrigo Duterte prometió terminar con el flagelo de la droga, sin escatimar los medios para conseguirlo, restableciendo incluso la pena de muerte y ejecutando a diario a entre "cinco y seis" criminales.
Una determinación que ya ha dejado más de 6.500 muertos desde su llegada al poder y que suscita gran preocupación en las organizaciones de Derechos Humanos, e incluso en el seno de la propia comisión episcopal. Aunque es cierto que Duterte fue votado precisamente para aplicar mano dura.
Existe la preocupación de que el régimen utilice el tema de la droga y la inseguridad para deshacerse de sus opositores, como parece ilustrarlo la reciente detención de la senadora Leila de Lima, abogada de 57 años, miembro del Partido Liberal.
Entrevistados: Gerardo del Caz, analista internacional de la Fundación FAES en Madrid, y François-Xavier Bonnet, del Instituto de Investigaciones de Asia del Sudeste en Filipinas.
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