Duterte, un año en el poder y miles de asesinatos en su lucha contra la droga
Rodrigo Duterte cierra sus primeros doce meses de mandato con un nivel de popularidad envidiable. Según la última encuesta, el 75% de los filipinos se sienten satisfechos y eso a pesar de la guerra sangrienta contra los toxicómanos y el avance de los islamistas en el sur del archipiélago.
Primera modificación:
La policía asegura haber matado a 3.171 personas en el marco de la polémica guerra del presidente contra las drogas, pero este número podría ser mucho más alto. Escuadrones de la muerte serían los responsables de más de 2.000 homicidios relacionados con la droga y hay otras 8.000 muertes por motivos, aún desconocidos.
Duterte, famoso por su lenguaje barriobajero, no ha dudado en decir por ejemplo que “sería feliz mascarando a millones de toxicómanos. Ya lo advirtió antes de ganar las elecciones y se mantiene fiel a sus promesas respaldado por un Congreso en el que de los 296 escaños sólo siete están ocupados por sus rivales políticos.
Los opositores al gobierno le acusan de animar a policías y a sicarios a cometer asesinatos masivos, sin que esto le pase factura en las encuestas de opinión, a juzgar por las encuestas, los filipinos parecen estar satisfechos con su presidente aunque no siempre estén de acuerdo con esta política de ejecuciones que organizaciones de derechos humanos califican como crímenes contra la humanidad.
Incluso ha logrado arrancar los cumplidos de opositores como Edcel Lagman. “A pesar de su comportamiento no presidencial, de su lenguaje vulgar, su retórica abusiva y sus declaraciones políticas sin fundamento, el presidente Rodrigo Duterte, a su manera, mantiene la unidad del país”, reconoció el opositor y abogado defensor de Derechos Humanos.
Ley marcial para luchar contra los yihadistas
El otro frente de este abogado de 72 años es la lucha contra los yihadistas en la región de Mindanao, donde viven 20 millones de personas. El 23 de mayo, el grupo Estado Islámico consiguió que su bandera ondeara en varios barrios de la ciudad de Marawi.
Los bombardeos en la zona, apoyados por Estados Unidos, se han saldado con 400 muertos en los últimos meses pero no han conseguido desalojar a los rebeldes islamistas que, según el gobierno, quieren implantar un “califato”, y eso a pesar de haber implantado la ley marcial. Se trata sin duda la mayor crisis desde que llegó al poder.
Otro de los cambios que Duterte ha imprimido es a nivel diplomático con un intento de acercamiento a China y Rusia, desmarcándose de la gestión de su predecesor el liberal Benigno Aquino que tuvo como aliado incontestable y tradicional a Estados Unidos y cuyas relaciones con Pekín estuvieron marcadas por las reivindicaciones territoriales en el mar de China.
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