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¿Cómo se puede resolver la crisis norcoreana?

La escalada verbal entre Estados Unidos y Corea del Norte vivió una nueva etapa este jueves, cuando Donald Trump defendió su controvertida  advertencia de "el fuego y la ira" prometidos a Pyongyang, estimando que la promesa "quizá no fue lo suficientemente dura". En este contexto, los analistas consideran varias soluciones de salidas a la crisis. Analizamos los escenarios.  

Coreanos del sur en Seúl miran la noticia sobre el lanzamiento de un nuevo misil balístico de Corea del Norte el 14 de mayo de 2017.
Coreanos del sur en Seúl miran la noticia sobre el lanzamiento de un nuevo misil balístico de Corea del Norte el 14 de mayo de 2017. Kim Do-hoon/Yonhap via REUTERS
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1. Regreso a las negociaciones

Algunos analistas apuntan que detrás de la escalada de tensión entre Corea del Norte y EE.UU. podrían exisitir negociaciones paralelas y esa escalada intentaría forzar situaciones de privilegio en la mesa de diálogo. Corea del Norte dispone del arma nuclear y, según el diario The Washington Post, la inteligencia estadounidense está convencida de que Pyongyang ha conseguido miniaturizar lo suficiente una bomba atómica como para introducirla en uno de sus misiles intercontinentales.  Hay que aceptar el hecho, por tanto, de que Corea del Norte tiene armas nucleares, lo que hace que toda acción militar sea inviable por considerarse demasiado peligrosa, explican algunos especialistas.   "Para Estados Unidos, sólo queda negociar con Corea del Norte para tratar de reducir las tensiones y de resolver algunos conflictos. No hay que seguir tratando de quitarles el arma nuclear", explica Jeffrey Lewis, investigador del Instituto Middlebury de estudios internacionales para la agencia France Presse. 

En los años 2000, Pyongyang parecía haber empezado a hacerse a la idea de una disminución y de un control de su programa nuclear tras discusiones multilaterales con China, Rusia, Japón, Estados Unidos y Corea del Sur. Entones el país estaba dirigido por Kim Jong-Il, pero su hijo y actual líder, Kim Jong-Un, ha rechazado todo diálogo.

 

2. Presiones de China 

Para otros, la clave está en China. El Consejo de Seguridad de la ONU votó por unanimidad nuevas sanciones contra Corea del Norte el fin de semana pasado. Rusia y China - aliado y socio económico del régimen norcoreano -, aprobaron estas medidas, que podrían costar a Pyongyang mil millones de dólares anuales de ingresos. China cuenta en el 90% de los intercambios comerciales de Corea del Norte y ya fue acusada en el pasado de no querer aplicar sanciones que había votado contra el régimen coreano. Pekín desempeñará por tanto un papel clave en caso de nuevas sanciones contra Corea del Norte, pero teme el derrumbamiento del régimen de Kim Jong-Un. Donald Trump, por su parte, no ha omitido a China y ha exhortado al país a endurecer el tono con Corea del Norte. 

 

3. Atacar blancos precisos 

Dentro de las poisibilidades que ofrece un enfrentamiento militar, hay grados. Los escenarios del Pentágono en caso de intervención militar varían del ataque a blancos precisos a un ataque preventivo para promover un levantamiento de la población norcoreana y derrocar a Kim Jong-Un.

Este escenario parece ser el menos plausible ya que, en el fondo,  Estados Unidos no parece dispuesto a desencadenar una conflagración. "La tragedia de la guerra es bien conocida y no necesita otra descripción más allá de que sería catastrófica", declaró este jueves por la noche el secretario de Defensa Jim Mattis, para apaciguar las tensiones tras las nuevas y controvertidas declaraciones de su presidente.  

 

4. Un ataque preventivo por parte EE.UU.

Cualquier tipo de intervención armada acarrearía, por parte de Pyongyang, consecuencias difíciles de imaginar, pero seguramente graves. Jim Mattis ya advirtió contra la peligrosidad de las represalias de Pyongyang, explicando que serían de "un nivel inédito desde 1953", el fin de la guerra de Corea. Kim Jong-Un ha amasado unidades de artillería en la frontera con Corea del Sur, apenas a 55 kilómetros de Seúl, pero una guerra abierta entre los dos países no parece deseable tampoco por los norcoreanos.  Se acerca la estación de la cosecha en el país y Kim Jong-Un no ha anunciado ninguna movilización militar, lo que vaciaría peligrosamente sus fábricas y campos de cosecha exponiendo al pueblo al riesgo de una hambruna, señaló Joe Bermudez, analista del sitio "38 North". "Kim Jong-Un no es tonto. Es poco probable que movilice sus tropas en este periodo" del año, aseguró.

 

Con AFP, Washington Post y Reuters

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