Chile produce tanta energía solar que la tuvo que regalar en 2016. Para muchos, la sobreoferta de energía solar en Chile vaticina una burbuja en el sector.Desde el desierto de Atacama.
En los extensos territorios inhabitados de Chile, no hay petróleo, ni gas, ni carbón, las energías fósiles más utilizadas en el mundo para producir electricidad. En 2013, el país sudamericano desarrolló entonces un ambicioso plan para valorar otro tipo de recursos no fósiles: el viento, el agua y sobre todo el sol.
Chile fijó la meta de producir en 2025 el 20 % de su electricidad con energía renovable como la eólica, la hidráulica o la solar. Desde entonces, se observa un boom de la energía solar. Las monótonas planicies desérticas de Chile se cubren con hectáreas de paneles solares fotovoltaicos que alimentan la industria minera del cobre y del litio en la región.
RFI viajó al desierto de Atacama en el norte del país, una de las regiones más áridas del mundo. Y con un nivel de radiación récord en el planeta.
A dos horas en carretera de la primera ciudad, a 1.700 metros de altura, surgió en diciembre otro parque fotovoltaico: el de Bolero, operado por una empresa francesa.
La reducción del costo de los paneles solares y la demanda del sector minero atrajo a decenas de inversionistas extranjeros a tal punto que hoy hay una sobreoferta. Algunos temen incluso que se genere una burbuja económica en el sector solar, con un riesgo de bancarrotas.
En 2016, las empresas llegaron a regalar sus excedentes de electricidad a los particulares. El ministro de Energía de Chile prometió la interconexión del norte con la red eléctrica sur del país para el 2018 para utilizar los excedentes.
Entrevistado: José Cubillo Cordero, ingeniero en el Parque Fotovoltaico Bolero.
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