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Cine/México

Cabeza de Vaca se estrena en Francia veinte años después

Veinte años después de su paso por el Festival de cine de Berlín, “Cabeza de Vaca” del director mexicano Nicolás Echevarria se ha proyectado en París en su preestreno en Francia, estreno previsto el próximo 22 de diciembre 2010. “Mas vale tarde que nunca” declaró el documentalista y cineasta mexicano que participó en un encuentro con el público en esta capital.

Fotograma de "Cabeza de vaca"
Fotograma de "Cabeza de vaca" DR
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Coproducción hispano mexicana “Cabeza de Vaca” fue el resultado de ocho años de trabajo para su realizador, “el mismo tiempo, que el conquistador Cabeza de Vaca pasó entre los indígenas en su experiencia chamánica” afirma con ironía Nicolás Echevarria, que asegura ahora en Francia la promoción del tardío estreno de su película, sostenida por la Asociación Francesa de Cines de Arte y Ensayo y distribuida por Mk2.

Basada en la obra “Naufragios”, que escribió el propio Cabeza de Vaca al término de esa larga travesía de ocho años por America hasta las costas del Pacifico en México, la película cuenta el naufragio de la expedición en que viajaba el tesorero del reino Cabeza de Vaca, su captura y esclavitud entre los indios y su iniciación al chamanismo.

Iniciación a cargo de un esbelto chamán y de un monstruoso pero humano enano “Malacosa”, amputado de sus dos brazos, insólito actor que tuvimos ocasión de descubrir ya en la película “Santa Sangre” de Alejandro Jodorowsky.

El personaje de Cabeza de Vaca, interpretado magistralmente por el actor español Juan Diego, arropado por un casting de actores mexicanos, se va transformando, pasando de su desnuda fragilidad a la fuerza de su locura mística y chamánica.

Pero junto a esos actores profesionales, la fuerza de la película viene dada también por su fuerza documental, ya que Echevarria ha utilizado en el rodaje a las poblaciones indígenas que durante largos años fueron los protagonistas de sus documentales.

Si la puesta en escena de Nicolás Echevarria pone de relieve la atmósfera mística y fantasmagórica del naufragio y de la iniciación a los ritos chamánicos, su reconstrucción documental es rigurosa y otorga a su película toda su autenticidad en la ficción.

Para Nicolás Echevarria esta película marca su paso del documental a la ficción. En sus primeras imágenes la reconstrucción del naufragio se inspira de manera explícita en el célebre cuadro “la balsa de la medusa” obra maestra de la pintura francesa del siglo XIX, de Théodore Géricault.

El interés del autor en este relato es sobretodo la iniciación al chamanismo de ese católico conquistador español, en esta adaptación de sus crónicas escritas y publicadas al regresar a la Corte del rey de España, a las que nadie da crédito y lo toman por loco.

El cineasta mexicano nos libra así su propia lectura de la celebración del quinto centenario del llamado "descubrimiento de América", a través del personaje de un “anti conquistador”, un hombre que en lugar de colonizar al "salvaje”, es conquistado por esas comunidades indígenas que lo transforman y lo inician en sus ritos y costumbres.

Músico, pintor, productor, fotógrafo, documentalista, y cineasta, Nicolás Echevarria estudió música y arquitectura en Nueva York, antes de dedicarse al cine, pasando del corto, al medio y largometraje, primero en el documental y  luego en la ficción.

Su primer cortometraje en 1973 fue “Judea, Semana Santa entre los coras” en donde evocaba los ritos religiosos de los indígenas de Nayarit. Dirigió después buen número de mediometrajes siempre sobre la misma temática: la vida, ritos y costumbres de las comunidades indígenas.

En “Hikure Tame, la peregrinación del peyote entre los huicholes” 1975 y en “Hay hombres que respiran luz” 1976, se interesa Echevarria por las plantas sicotrópicas que son utilizadas por el chamán en sus ritos.

Con “Marina Sabina, mujer espíritu” 1979, filma su primer largometraje, basado en la vida de una vieja curandera zapoteca. Dos años después filma “Niño Fidencio, taumaturgo de Espinazo” a propósito de los ritos fidencistas en Nuevo León.

Esos ritos religiosos se refieren al Niño Fidencio, un campesino llamado José Fidencio de Jesús Constantino Síntora que vivió entre 1898 y 1938, y que se hizo célebre en los años veinte en el norte de México por sus métodos milagrosos de curandero, siendo venerado como un santo.

Con "Cabeza de Vaca" pasa Echevaria del documental a la ficción en 1990.  Seleccionada en Berlín, premiada en el festival de Biarritz y seleccionada a los Premios Oscar de Hollywood como mejor película extranjera, “Cabeza de Vaca” fue un hito importante del cine latinoamericano en la década de los noventa.

Ahora regresa a Europa y se estrena por fin veinte años después en Francia, sin haber perdido nada de su fuerza visual y de su interés cinematográfico. Como lo decía su director: Mas vale tarde que nunca. Se la recomendamos encarecidamente.

 

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