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Carrusel de las Artes

Caballos, flamenco y el Gólgota

Primera modificación:

El Teatro del Rond Point de París presenta "Gólgota", espectáculo que mezcla arte ecuestre, teatro, música sacra y flamenco. El artista francés Bartabas es el artífice de este encuentro de géneros en el que participa el bailaor andaluz Andrés Marín.

© Nabil Boutros
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El público entra en la oscuridad de una sala perfumada con incienso. Un enano vestido de sacristán enciende las velas de un candelabro. El ambiente recuerda la solemnidad de la Semana Santa, el ritual de la flagelación, el suplicio. Luego la escena, recubierta de arena negra, se llena de caballos, de flamenco y de una música sacra, los motetes de Tomás Luis de Victoria, compositor del renacimiento español. Ingredientes que podrían parecer dispares. Pero en este espectáculo "Gólgota" se amasan hasta convertirse en un especie de misa, o al menos, un acto ritual de apariencia religiosa.

Se trata de “Gólgota”, la nueva propuesta de Bartabas, creador en Francia del llamado teatro ecuestre, y en la que participa uno de los bailaores de flamenco contemporáneo más talentosos y creativos, Andrés Marín. Un espectáculo majestuoso en el que los caballos parecieran bailar y el bailarín adentrarse en el mundo animal.

"El flamenco siempre fue una de mis pasiones, pero nunca había querido crear un espectáculo en torno al flamenco porque pensaba que podía resultar algo muy trillado o de mal gusto. Pero ahora hay una nueva generación de bailaores que ha sabido depurar al flamenco hasta llevarlo a su esencia más profunda. Es el caso de Andrés Marín. Nos entendimos muy rápidamente en el territorio de lo sagrado. Yo soy ateo, pero hay algo que me apasiona en la religión y es que es necesaria y por eso el hombre la creó. Mis primeros recuerdos de infancia, y quizás de teatro también, son haber asistido a la misa”, explicó Bartabas ante los micrófonos de RFI.

En Gólgota, caballos y bailaor se dejan llevar a ratos por la música, a ratos por la pulsación, y a veces por el humor. Poco a poco el ritual del vía crucis llega a su clímax, el Gólgota y la crucifixión ineluctable. Una propuesta que termina por alejarse completamente del flamenco o de la religión para llegar, quizás, a lago divino.

« No soy muy creyente, pero para mí bailar es tocar a Dios. Porque la belleza de la música, de los animales, la expresión corporal, es lo más divino que podemos tener. Eso sí es un regalo venido de lo que otros llaman Dios y que para mí representa encarnar lo supremo”, aseguró Andrés Marín.

"Gólgota" de Bartabas y Andrés Marín se presenta en el teatro del Rond Point de París.

© Nabil Boutros

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