En el Palais de Tokyo, el arte contemporáneo es cosa de niños

Las vacaciones de verano son ideales para expandir nuestro universo, sobre todo el de los más chicos. El centro de arte contemporáneo parisino, Le Palais de Tokyo, propone a los niños desde cinco años de edad talleres de iniciación al arte contemporáneo donde los aprendices se convierten en artistas.

Desde 2002, el Palais de Tokyo propone talleres para niños y es pionero en la iniciación al arte. Palais de Tokyo

El taller comienza en una sala que ha sido invadida por un árbol. El brasileño Henrique Oliveira se apropió del espacio instalando ramas hechas con cajas de madera para transportar verduras. Los cuatro mini artistas presentes en el taller de hoy se sientan bajo el árbol.

"Es la primera vez que los niños ven una instalación y es muy emocionante porque pueden sentarse justo abajo de las ramas. Entrar en la obra, mientras que normalmente los visitantes no pueden pasar hasta acá. Aquí les explicamos la diferencia entre pintura, escultura, una instalación y les describimos el Palais de Tokyo. Aquí no tenemos colección permanente. Nuestras muestras cambian todo el tiempo y los artistas crean en los espacios que están dedicados a esta actividad", cuenta Eleni Riga.

El artista francés Patrick Neu vive en contacto con la naturaleza, su inspiración. Palais de Tokyo

Aves y abejas

La primera etapa del recorrido es la exposición minimalista del francés Patrick Neu. Con alas de abeja, patitas de pájaro, flores y otros materiales orgánicos hace maravillas delicadas. El artista puso una vela en las copas boca abajo, el humo creó una fina película en el que con un finísimo pincel se dibujan paisajes. La misión de los niños es descifrar cómo el artista pudo pintar tigres y flores en un espacio tan reducido y con qué.

Las copas del artista francés Patrick Neu. Palais de Tokyo

"Para nosotros es importante que los niños estén en contacto de este tipo de arte desde muy temprano. Si sólo van al Louvre no van a aprender a apreciarlo y van a crecer pensando que no es arte verdadero", advierte Eleni.

Cambio completo de escenario. El universo onírico de Korakrit Arunanonchai se ha apoderado de una sala gigantesca de la planta baja. Toda la infancia del tailandés se expone de manera distorsionada con un desbordamiento de colores en una jungla donde un dron filma lo que pasa. "A mí me gustan los colores y los elefantes que hay en la muestra", cuenta Esther, mientras que Lucas se ha quedado afuera, la atmosfera oscura y algo pesada le da miedo.

El artista tailandés, Korakrit Arunanondchai, habla de su infancia a través de los sueños. Palais de Tokyo

De Tailandia al jardín

Nuevo cambio de localización. Con una canastita en mano, salen y se dirigen hacia el jardín del museo que se localiza en uno de los flancos del imponente edificio. Aquí los chicos recogen flores, plantas, piedritas y todo material que despierte su imaginación. Recolectan la materia prima de su futura obra. "Lo importante para nosotros es mostrar que no se necesitan ni los materiales más caros, ni más sofisticados. Basta con algunas hojas y flores para darle rienda suelta a la imaginación", comenta Riga.

Con los materiales colectados y otros más que la guía Eleni Riga había preparado, los niños crean su propia instalación. Se inspiran de las dos exposiciones que vieron. Colores y más colores conviven con esculturas vegetales.

Cansados de tanta creación se van satisfechos y su guía también: "En muy poco rato han procesado mucha información como el surrealismo de Dali y el body painting. Han entendido la diferencia entre el minimalismo y un universo más artificial, han tenido que trabajar en equipo e imponerse algunas reglas. El hecho de que sea arte contemporáneo no quiere decir que no hay que tener cierta disciplina".