Saltar al contenido principal
Carrusel de las Artes

Cartier-Bresson y su “biblia” del fotógrafo

Primera modificación:

La fundación del mítico fotógrafo francés Henri Cartier-Bresson consagra una exposición a su primer libro, Images à la Sauvette, considerado como la “biblia de la fotografía”. Una obra que recupera instantáneas de momentos históricos del siglo XX.

El primer libro de fotografías de Henri Cartier-Bresson.
El primer libro de fotografías de Henri Cartier-Bresson. © Henri Cartier-Bresson / Magnum Photos
Anuncios

Henri Cartier Bresson, vivió más de una guerra como fotógrafo, y se implicó en la Segunda Guerra Mundial contra los nazis, pero él veía los conflictos con punto de vista de artista, con distancia, no como fotorreportero. Cartier-Bresson sentó las bases de la fotografía moderna con un libro en particular: Images à la Sauvette, que es considerado por los expertos como el primer gran libro de fotografía, publicado en 1952. La fundación que lleva su nombre, Henri Cartier-Bresson, consagra en estos momentos una exposición a este libro, casi desaparecido de la circulación durante más de 50 años.

Agnès Sire es la directora de la fundación: "Es un libro de gran tamaño, como los catálogos de exposiciones de ahora, bastante poco común para la época. La portada es un dibujo original del pintor Henri Matisse, artista de las primeras vanguardias. Era la primera vez que un libro presenta tantas fotografías de un mismo fotógrafo, tomadas durante un periodo de más de 20 años. Fue un shock para el público porque la maqueta y la presentación de las fotos es muy interesante."

Fotos que ocupan toda una página, de un papel grueso, en blanco y negro. Fotos que representan un instante, un momento en el tiempo que se queda congelado. Precisamente el título de este libro se tradujo al inglés como The Decisive Moment, el instante decisivo, refiriéndose a ese momento decisivo en que el fotógrafo toma la foto y queda para siempre inmortalizado.

A Cartier-Bresson no le gustaba nada esa definición de su trabajo, que si muestra instantes pero que el definiría más bien así, según Agnès Sire. “Es como si alguien viene corriendo, se roba algo y se va corriendo. Eso es "à la sauvette". Henri Cartier Bresson se siente así cuando toma fotografías: es muy discreto, como se puede ver en algunos videos donde toma fotos en Nueva York, saltando de una acera a la otra. La gente no se da cuenta cuando hace la foto, y es una especie de robo. Un robo amable pero sigue siendo un robo."

Antes y después de Magnum

En el libro se muestran dos periodos bien diferenciados de la fotografía de Cartier Bresson. La primera etapa es la despreocupación, de los viajes en los años 20 y 30 por Europa. “Henri Cartier Bresson viajaba por Europa, despreocupado, conociendo a los surrealistas, sin saber que la fotografía se convertiría en su profesión,” señala Agnès Sire. “Finalmente, tras ser hecho prisionero durante la segunda guerra mundial y escaparse, el MOMA de Nueva York le propone exponer sus fotos y ahí se va a Estados Unidos, hace fotos pero sobre todo crea la agencia Magnum, con los también fotógrafos Capa, Rodger, Vandivert y Seymour."

Tras la creación de Magnum los viajes por todo el mundo se multiplican. En Images à la sauvette se ven por ejemplo los últimos días del Imperio chino en 1949, antes de que Mao Zedong tomara el control y convirtiera al país al comunismo.

Imagenes representativas pero sin intención de serlo, como apunta Agnès Sire. “El libro empieza con una frase de Cartier Bresson que dice que estas fotos no pretenden definir ningún aspecto en particular de los países que se muestran. Cartier Bresson no era periodista, le gustaba tener siempre perspectiva distinta, pero su manera de trabajar cambia tras la creación de Magnum, cuando tiene que empezar a responder a encargos de la prensa. Siempre lo hizo a su manera. Por ejemplo, para la coronación de Jorge VI de Reino Unido, que cubrió para un periódico, Ce Soir, no hizo ni una sola foto del rey. Esas eran las fotos que todos querían, y él en vez de eso fotografía a los espectadores, a los viandantes, borrachos. Y siempre fue así, fotografiaba lo que a él le gustaba."

Cartier-Bresson era en realidad un pintor en el alma, como el mismo contaba en la entrevista de 1969 en France Culture: “La cámara es una especie de imán eléctrico. Querríamos meterlo todo dentro, y no podemos fotografiarlo todo, pintarlo todo. La gran felicidad de este trabajo, una felicidad que se transmite al cuerpo, es la de la composición física, el rigor plástico, son los mismos problemas que los del dibujo. Para mí esto es una manera de dibujar. Me da igual la fotografía en realidad, la mía y la de los otros.

Images à la Sauvette se puede ver en la fundación Henri Cartier-Bresson en París hasta el 23 de abril.

Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas

Siga toda la actualidad internacional descargando la aplicación RFI

Ver los episodios restantes
Página no encontrada

El contenido que solicitó no existe o ya no está disponible.