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Carrusel de las Artes

'Carpinteros', el amor en una cárcel dominicana

Primera modificación:

La película de José María Cabral, enteramente filmada en cárceles, se centra en la historia de amor de dos personajes: Julián y Yanelly, dos reos que se comunican en lenguaje de señas. Presente en el festival Cinelatino de Toulouse, el director nos habló de las peculiaridades del rodaje.

Los actores Jean Jean y Judith Rodríguez Pérez, de la película 'Carpinteros'.
Los actores Jean Jean y Judith Rodríguez Pérez, de la película 'Carpinteros'.
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Tras un largo y exitoso camino en festivales internacionales, la película Carpinteros, del joven cineasta José María Cabral, se estrenó este 4 de mayo en República Dominicana.

La cinta narra la historia de amor entre Yanelly y Julián, un dominicano de origen haitiano, que ingresa a un penal sobrepoblado. Además de enfrentarse con la violencia del mundo carcelario, descubre la práctica del "carpinteo”, que consiste en treparse en una de las ventanas del penal para conversar con las internas de otra cárcel, ubicada a unos cien metros de distancia.

>Para escuchar la entrevista completa en versión audio, hacer clic en la imagen principal arriba.

Además de zambullirnos en el universo de las cárceles dominicanas, el filme de José María Cabral muestra cómo en las peores condiciones brota el amor y la imaginación para comunicarse con los seres amados.

Premiada en el Festival de Guadalajara, en el Festival de Cine Latino de Nueva York y seleccionada en festivales de Miami, Panamá y en el festival Sundance, la película Carpinteros recibió los elogios del público francés en el festival Cinelatino de Toulouse.
Fue en esta ciudad que el director de la película, José María Cabral, nos contó en qué condiciones rodó esta cinta y cómo le surgió la idea.

El cineasta José María Cabral.
El cineasta José María Cabral. Foto: Facebook.

-¿Cómo surgió la idea de explorar el mundo carcelario?

José María Cabral: Un amigo me había comentado que trabajaba allá dando clases, me dijo "la gente no está yendo a clases porque se la pasa encaramado en una ventana hablando hacia el otro lado". Me pareció muy visual. Y cuando lo vi, dije que había que hacer algo.

-¿Existe realmente esta lenguaje de señas, el "carpinteo"?

J. M. C.: Sí. El carpinteo es el lenguaje de señas que utilizan los presos de Najayo hombres y Najayo mujeres que son dos cárceles separadas de 150 metros de distancia. Como no se pueden gritar del lado del hombre a aquel lado de mujer, han desarrollado un lenguaje de señas que es único de esta cárcel. A raíz de ahí se crean relaciones de amistad, de noviazgo, de todo tipo. El carpinteo sí tiene cosas del lenguaje de señas tradicional, pero es únicamente de ahí, incluso hay algunas señas que solamente se lo saben algunas parejas. Van desarrollando sus propias señas.

-¿Grabaron todas las escenas en el penal?

J. M. C.: Si. Todo se filmó adentro, no quisimos recrear nada. La mayoría de los actores son internos, incluso los agentes penitenciarios, yo no tenía ni siquiera uniformes para los actores. El 80% del elenco fue de la misma la cárcel. Claro, los actores como Jean Jean, Judith Rodriguez Pérez, Ramón Emilio Candelario y demás son actores profesionales.

-¿Cómo fue filmar en una cárcel?

J-M.C.:Todo pasó bien. Pero hubo una escena donde entra mi protagonista a la cárcel, y le empiezan a dar en la cabeza, esto no estaba en el guion. Ni siquiera se ve porque tuve que cortar como terminó. El terminó en el piso, le quitaron la ropa, le empezaron a dar golpes, se tuvo que meter la policía. Fue un momento incomodo pero sobrevivimos. La realidad rebasó la ficción.

-En la película se ve una situación de hacinamiento grave en la cárcel.

J. M. C.:Es la realidad. En los pabellones en los que estábamos, yo llamaba a la gente a ir donde iba a dormir. Les decía váyanse cada quien a su espacio donde duerme normalmente. Después, ahí ubicaba a los actores, pero a raíz de un set que sucedía realmente. Está sobrepoblado. En la [cárcel] Victoria que está hecha para 2.000 personas, hay 8.000 presos. Llaman "ranas" a los que duermen en el piso.

-En la cinta se nota la diferencia entre las viejas cárceles y las que fueron remodeladas. ¿Van mejorando las condiciones?

J. M. C.: Sí, hay un nuevo modelo carcelario que empezó hace unos años. Por ejemplo en Najayo se da la peculiaridad de que la mitad de la cárcel es del nuevo modelo, y la otra mitad es del viejo modelo, porque el presupuesto no dio para remodelarlo todo.

-¿Cómo se enteró de los detalles sobre el funcionamiento de la cárcel: el funcionamiento del comedor, las pandillas, los ritos, el tráfico de drogas, de celulares?

J. M. C.: Me pasé nueve meses en la cárcel, yendo casi todos los días. Lo que no veía con los ojos, me lo contaban. Y cuando ya tienes varias opiniones, te ensenas y lo ves, cuando entran los celulares, tú sabes más o menos por dónde va.

-¿Si ha pasado tanto tiempo en una cárcel, por qué no haber hecho un documental?

J. M. C.: Me parece que la ficción le llega a más personas. A veces en la película se siente un poco el documental. Hay "errores" cinematográficos que le dan elementos de realidad. Además lo que me apasiona es la ficción. No solamente quería enseñar la realidad. También quería provocar una emoción. Y aunque sí lo logras con documentales, cuando es ficción es más emoción que datos.

Entrevista realizada en Toulouse, por Raphaël Morán, enviado especial de RFI.

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