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Vida en el Planeta

Plántale la cara al hambre: siembra

Primera modificación:

Manos Unidas lanzó la semana pasada su nueva Campaña Anual “Plántale cara al hambre: siembra”, con la que marca el inicio del "Trienio de lucha contra el hambre" (2016-2018),  en el que esta organización no gubernamental  de desarrollo de la Iglesia Católica, en España, trabajará para dar respuesta a las causas y problemas que provocan el hambre en el mundo.

Niño de la República Democrática del Congo.
Niño de la República Democrática del Congo. ®Manos Unidas
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Manos Unidas enfoca su nueva campaña contra el hambre en el mundo desde una triple perspectiva: el mal uso de los recursos alimentarios y energéticos; un sistema económico internacional que prima el beneficio y excluye a los débiles y unos estilos de vida y consumo que aumentan la vulnerabilidad y la exclusión.

Para Manos Unidas, solucionar el problema del hambre pasa por acompañar a los más pobres y reforzar el derecho a la alimentación de los pequeños productores, contribuir al cambio hacia unos sistemas alimentarios más justos y educar para una vida solidaria y sostenible.

En la rueda de prensa para el lanzamiento de la campaña, el pasado 10 de febrero, en Madrid, intervinieron:

• Victoria Braquehais, misionera en República Democrática del Congo y responsable de proyectos de desarrollo en Kanzenze (Katanga/Lualaba);

• Carlos Arriola, doctor experto en desnutrición infantil y presidente de la organización ASSAJO, socio local de Manos Unidas en Guatemala, el país de América Latina con índices más altos de desnutrición crónica infantil;

• Soledad Suárez, presidenta de Manos Unidas.

Intervención de la misionera Victoria Braquehais:

Hola a todos,

Lo primero, quisiera agradecerles su presencia. Ustedes, los profesionales de los Medios de Comunicación, realizan una magnífica y admirable labor. Porque ustedes están hoy aquí para ser voz de los que no tienen voz, y ésa es una bellísima vocación.

Me llamo Victoria, aunque me suelen llamar “ushindi”, que es mi nombre en
suahili.

Desde 2009, vivo en un pequeño poblado al sur de la República Democrática del Congo, llamado Kanzenze. Pertenezco a la Congregación Pureza de María y en mi comunidad somos cuatro hermanas: dos congoleñas, una nicaragüense y yo.

Dirijo un Instituto mixto de Educación Secundaria, llamado Uzima (que significa “vida”), de 341 alumnos. Aunque el tiempo no lo permite, me hubiera gustado saber de cada uno de ustedes, porque en África lo primero es el encuentro de persona a persona.

Hoy estoy aquí en el marco de la campaña 57 de Manos Unidas que como ustedes
saben lleva como título PLANTALE CARA AL HAMBRE: SIEMBRA. Sé que han recibido toda la documentación necesaria, y por eso lo que yo quiero es compartir mi experiencia de vida con ustedes.

Acabar con el hambre es posible, pero no podremos hacerlo si no caminamos juntos, sino no reflexionamos juntos, si no emprendemos acciones juntos y si no luchamos juntos por otro mundo posible.

La misionera Victoria Braquehais de la Congregación Pureza de María, en la República democrática del Congo.
La misionera Victoria Braquehais de la Congregación Pureza de María, en la República democrática del Congo. ®Victoria Braquehais

No soy una experta en agricultura, pero soy una enamorada de África, porque vivir
allí me ha cambiado la vida, es la mejor escuela que he conocido.

De África me gusta todo: la alegría de sus gentes, su amor a lo concreto y cotidiano, su tierra roja, su color ébano, su fe, su resiliencia y sobre todo, su amor a la vida que
siempre es más fuerte que la muerte.

Y es que, como dice el Papa Francisco, el mundo se ve mejor desde las periferias que desde el centro y porque la realidad que tocamos y acariciamos en el día a día es más profunda que cualquier otro cálculo o estadística que se haga a cientos de kilómetros de esa misma realidad. Y quiero pedirles que ustedes den voz a los más pobres de la Tierra.

Lo primero es tomar conciencia de la realidad del HAMBRE.

En nuestro poblado, de unas 8 000 personas, la vida de la mayoría de la gente es una pura lucha por sobrevivir. Les pongo un ejemplo. Un profesor recibe del Estado un sueldo equivalente a unos 114€ al mes. Si dividimos esa cantidad entretreinta días, equivale a algo menos de 4€ al día para toda una familia. Y luego, pensemos en un solo detalle: un saco de harina para un mes cuesta en torno a los 33 €.

Como responsable de una escuela, puedo hablarles de tantos niños que padecen
fuertes retrasos en el crecimiento físico e intelectual a causa de la desnutrición. Quiero contarles que nuestra provincia es la que tiene el índice más elevado de
analfabetismo de todo el país. Quiero decirles que todas las semanas tenemos en la
escuela casos de malaria y que, en nuestro poblado, la malaria es la primera causa
de muerte infantil; una enfermedad que está estrechamente ligada, entre otras
cosas, a la falta de una alimentación adecuada.

Es una de las cosas que más me impactó al llegar a Kanzenze, el hecho de que
muchas personas nacen, viven y mueren sin ser conscientes de su dignidad porque
no tienen acceso a los derechos básicos de todo ser humano: la alimentación, la
salud, la educación y el trabajo.

Esa es una herida muy profunda. No son cifras, son rostros, con nombres y apellidos, personas como ustedes y como yo. Les hablo, y veo a nuestros chicos y a sus familias, y me gustaría que les conocieran. Personas con la misma dignidad, los mismos derechos y las mismas ganas de vivir.

Es injusto, y podemos cambiarlo. Es injusto, y no podemos mirar hacia otro lado. Es
injusto, y somos responsables de hacer todo lo que podamos para que las cosas no
sigan así.

Lo segundo es PLANTARLE CARA.

Plantar cara supone identificar las causas que generan el hambre y los problemas
que brotan de esta situación inhumana e injusta.

Una vez identificados los problemas, hay que hacer algo y eso va unido a la
tercera parte de nuestra campaña: SEMBRAR.

Para sembrar, hacen falta semillas y agua. “Plántale cara al hambre: siembra” es
el título de uno de los proyectos que hemos elaborado con Manos Unidas y que
está a la espera de resolución.

Es un proyecto que nace como fruto de:

‐ La demanda social de las familias, que ven como sus hijos no valoran ni se
interesan por la actividad agrícola, tan importante en la vida de nuestro poblado.
‐ Los profesores, que potencian como Equipo las inteligencias múltiples, la
inteligencia ejecutiva y la educación como respuesta a las necesidades reales del
entorno en el que vivimos.
‐ La Dirección del Internado Uzima, preocupada por la carestía de algunos
alimentos básicos y muy nutritivos durante los últimos meses del curso.
‐ La demanda del Ministerio de Educación de la R.D.Congo que solicita la
potenciación y capacitación de los alumnos en actividades técnicas.

‐ La Congregación Pureza de María, que en su Proyecto Educativo concede un lugar
muy importante a la ecología y al respeto de la idiosincrasia de cada lugar y de
cada pueblo.

Dicho proyecto consiste en la creación de un huerto escolar piloto para la formación y soberanía alimentaria de los jóvenes y la población rural de Kanzenze. Junto a ello, el proyecto busca sembrar al año una media de 400 árboles, para reforestar la zona e incentivar el cultivo de árboles frutales. Queremos que sea un proyecto piloto aplicable en otros centros.

Otra cosa que hemos hecho para plantarle cara al hambre es crear una red de
pozos artesanales. ¿Por qué? Porque en nuestro poblado no hay agua corriente y 9
de cada 10 niñas no van a la escuela porque tienen que hacer las tareas de la casa,
principalmente ocuparse del agua.

Porque la falta de agua es un caldo de cultivo para la malaria, las fiebres tifoideas, la diarrea y todo tipo de enfermedades.

Porque la falta de agua hace que las mujeres recorran kilómetros con bidones de
20 litros sobre sus cabezas, y eso pasa factura a su salud. Porque la falta de agua
hace que las jóvenes de desplacen a lugares solitarios donde pueden ser violadas.

Porque la falta de agua genera tensiones sociales y agresividad, porque es una necesidad básica. Otras veces hay agua, pero está sucia, como la de nuestro lago. Y
en la vecina ciudad de Kolwezi, a 56 km. de nuestro poblado y de la que provienen
algunos de nuestro alumnos, hombres, mujeres y niños trabajan junto a aguas
contaminadas, porque los desechos minerales son vertidos sin control.

De momento, ya llevamos 19 pozos, y les aseguro que han cambiado la vida de
muchas familias y de algunos barrios. Cada pozo cuesta unos 200 €, y los
beneficiarios siempre contribuyen con una parte, porque ellos son los
protagonistas de su propio desarrollo.

Esto ha sido posible gracias a un “crowdfunding” a pequeña escala, a través del correo electrónico, de Twitter, de mi blog… porque cuando la gente conoce lo que pasa, muchas veces se mueve a ayudar. Podemos cambiar nuestros hábitos de consumo para poder compartir lo que tenemos con quienes lo necesitan para vivir una vida digna.

En muchos proyectos nos ayudan instituciones públicas y privadas, pero muchas otras veces particulares, gente que se priva de algo para compartirlo con los demás.
Yo creo que los sueños compartidos acaban por cumplirse, y viendo que el
problema del agua está en la base de muchos otros problemas, ahora estamos
trabajando con Manos Unidas en un proyecto para mejorar el problema del agua a
mayor escala.

Para sembrar hace falta tierra. Quiero compartir con ustedes que la falta de
titularidad de la tierra es una de las causas estructurales del hambre y la pobreza.
La R.D. del Congo es un país rico en recursos, pero explotado sin control, y uno de
los lugares del mundo en los que se produce un mayor acaparamiento de tierras,
debido al llamado “escándalo geológico”. A 15 minutos a pie de nuestro poblado,
una compañía minera está haciendo una explotación injusta.

Los agricultores no tienen protección jurídica y bajo el pretexto de ayudarles, la compañía se adueña de sus tierras, y les da semillas que después no podrán producir y les hará dependientes del exterior.

Por eso es importante exigir el cumplimiento de las obligaciones por parte de los Estados, que deben adoptar medidas concretas, sin dejarse presionar en exceso, como es el caso de nuestro país, por las grandes potencias, las multinacionales. Y también es urgente fomentar la Cooperación entre estados.

La actitud a tomar se podría resumir en este proverbio africano:

“Quien recibe más, no es más grande ni mejor. Recibe para los demás”. Por eso, no
es justo que algunos estados, aunque tengan mucho poder e influencia, pongan sus
intereses por encima del bien común general.

Para sembrar hacen falta capacidades. La educación es la llave del desarrollo.

Manos Unidas sabe que el hambre no sólo se combate con comida, y en nuestro
poblado apoya la rehabilitación y construcción de una Escuela Primaria de niñas y
la construcción de una Escuela mixta de Secundaria, para formar a los futuros
maestros y a técnicos en el área Comercial‐Informática.

Las escuelas son lugares de aprendizaje en la participación democrática y de fortalecimiento del tejido social, con especial insistencia en la formación de la mujer porque, como dice un proverbio africano, “educar a una mujer es educar a un pueblo”.

Si tienes capacidad y no puedes acceder al crédito, es como si fueras el mejor
pintor del mundo y te ataran las manos.

Cuando llegué al poblado, en el compartir con la gente, vi que para empezar cualquier pequeño negocio o actividad, las personas necesitaban un pequeño fondo. Como los préstamos suelen ser al 50% y casi siempre al 100%, la gente no podía emprender nada.

Así es que, en 2011 montamos una pequeña Banca de Apoyo para profesores, que fomenta la agricultura familiar y el trabajo conjunto. Es un proyecto muy bonito porque se implica toda la familia y da mucha importancia a la mujer. Gracias a la Banca,
muchos profesores han montado algún tipo de actividad que fortalece la economía
familiar y además, muchos han empezado a construir sus propias casas.

Y si tenemos más apoyos, nos gustaría extender el proyecto a un marco más amplio.

Para terminar, quisiera referirme a la increíble labor de Manos Unidas, que cuenta
con más de 5 000 voluntarios en todo el territorio español. Quisiera hacer alusión a
nuestro proyecto de Escuela Secundaria que está siendo posible gracias a un
donante que canaliza la ayuda a través de Manos Unidas. Son personas así las que
cambian el mundo.

Quisiera decirles que ser solidarios es un acto que va más allá de nosotros mismos
y de nuestro tiempo, porque busca dejar un mundo más habitable para los que
vengan detrás.

Erradicar el hambre en el mundo es posible, si queremos. Ustedes, los profesionales de los medios de comunicación, pueden contribuir eficazmente a ello a través de la sensibilización, la resistencia pacífica, la formación de las conciencias y el impulso de todo lo que en el ser humano es más noble y digno.

Muchas gracias.

Fuente: comunicado de Manos Unidas e intervención de la misionera Victoria Braquehais.

Entrevistada: Victoria Braquehais.

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