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Emmanuel Macron, representante de la formación En Marcha y Marine Le Pen, del Frente Nacional, se enfrentan en la línea final por ganar la elección presidencial más disputada e incierta desde la creación de la llamada Va República, en 1958. Alineados en decenas de propuestas, los programas económicos de ambos candidatos muestran que estamos frente a dos proyectos de sociedad claramente opuestos.

Emmanuel Macron y Marine Le Pen.
Emmanuel Macron y Marine Le Pen. (AP / GC )
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Macron, ex ministro de Economía y liberal declarado aparece como claro favorito frente a una contrincante cuya organización es un claro ejemplo de xenofobia, racismo y nacionalismo, pero que cuenta con un logro mayor: haber logrado "normalizar" la presencia del Frente Nacional en el panorama político francés.

Cualquiera de los candidatos que gane la elección este domingo 7 de mayo enfrentará un país dividido, fragilizado por la fractura económica y social producida por las políticas aplicadas por sus predecesores, y bajo presión de aplicar el programa económico que han enarbolado, que supuestamente deberá permitir recuperar el crecimiento económico, reducir el empleo y restablecer la confianza. La presión será tanto más grande que al concluir la primera vuelta el 23 de abril, los votos por Le Pen y Macron juntos apenas superaron el 45% de los electores inscritos, pero ninguno superó el número de abstencionistas.

Le Pen ha hecho su campaña presentándose como la candidata patriota que encarna al pueblo, contra los partidarios del dinero y la mundialización. Frente a esa visión, por su parte Emmanuel Macron se erige como abanderado de la Francia de mañana, la de los que saben adaptarse y tirar para adelante.

El aumento del desempleo en los pasados cinco años, sumado a la ola de cierre de empresas y las deslocalizaciones, bien sea por causa de la crisis financiera de 2008 o por la búsqueda de más y mayores ganancias de las grandes empresas, que se produjeron en todo el territorio, han servido de terreno de abono a la candidata de la ultraderecha para acrecentar su peso entre los trabajadores.

Frente a esa visión Emmanuel Macron presenta una batería de propuestas apoyadas en la reformulación total, radical, del derecho al seguro del desempleo, un derecho que, subraya, implica también deberes. Otro punto importante del candidato de En Marcha es su propuesta de reforma del sistema de jubilaciones, que actualmente absorbe 14% del Producto Interno Bruto del país. Macron plantea ir hacia un nuevo sistema de cotización universal en el que cada euro cotizado dará los mismos derechos, cualquiera sea el estatuto de quien ha cotizado, una medida que naturalmente favorecería menos a quienes menos trabajen, como sucede con los trabajadores precarios.

Marine Le Pen pone el acento en lo que llama el “patriotismo económico”. El principio del patriotismo económico significa una fractura mayor, cualitativa, en el sistema francés. Para concretarlo, Le Pen propone incluir en la Constitución el principio de la prioridad nacional, lo que automáticamente generaría una mayor polarización social.

Le Pen afirma querer retirar la ley El Khomri, es decir la ley del trabajo impulsada por Macron cuando fue ministro de Economía, pero promueve la exención fiscal de las horas extras, y autorizaría a las actividades profesionales rebasar el tope de 35 horas de trabajo semanal.

Uno de los temas que más claramente opone a Le Pen y Emmanuel Macron es Europa. La candidata frontista propone salir del euro y también de la Unión Europea, mientras que Emmanuel Macron y la mayoría de los políticos franceses oponen un rotundo NO a un eventual abandono del euro y la salida de la UE, el “Frexit”. Es muy probablemente en este punto que se jugará la elección. Según una encuesta reciente, 7 de cada 10 franceses se oponen al abandono de la moneda única.

Marine Le Pen y el conjunto de la ultraderecha han convertido a los migrantes en chivo expiatorio de la situación que vive el país. Presentados como oportunistas, vividores de las prestaciones y la seguridad social a cambio de poco o nada, son blanco de todos los ataques. Por su parte, Emmanuel Macron propone una concertación a nivel europeo, así como una política más estricta en la materia.

Emmanuel Macron afirma que la reforma es un método, es la claridad y no un calvario. Pero previene que en caso de ser elegido, nadie podrá decirse sorprendido. Nadie podrá negar que los franceses le habrán dado un mandato para transformar el país. Marine Le Pen afirma que los franceses tienen la posibilidad de elegir por una verdadera alternancia.

 

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