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Crisis griega

Alemania no quiere pagar los platos rotos

Un capítulo más de la saga que interpretan la Unión Europea y Grecia en torno a la ayuda financiera que este país necesita para evitar el default se escribió hoy en el Parlamento Europeo en Bruselas. A las exhortaciones del primer ministro griego Yorgos Papandreu, la canciller alemana Angela Merkel ha respondido con una elocuente negativa.

Papandreu y Merkel, en Berlín el 5 de marzo de 2010
Papandreu y Merkel, en Berlín el 5 de marzo de 2010 Foto: Reuters/Thomas Peter
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Para la canciller alemana, a la cabeza de una coalición donde los liberales, pero también muchos cristianodemócratas, se oponen a socorrer financieramente a Grecia, la zona euro debería poder excluir a uno de sus miembros “si no cumple, una y otra vez, las condiciones” impuestas por el pacto de estabilidad: déficit de no más del 3% y deuda pública inferior al 60% de su PIB.

Esta es la primera vez que Angela Merkel formula las cosas con tanta precisión y claridad y, además, en un foro como el del Parlamento Europeo. Hace dos días, el euro grupo había elaborado un plan de ayuda a Grecia que Alemania puso inmediatamente en cuestionamiento al pedir, por boca de su ministro de Economía, Wolfgang Schäuble, que fuera refrendado por una cumbre de jefes de Estado y de Gobierno de los 27 en una fecha no definida pero que se pensaba podía tener lugar el 26 de los corrientes.

Merkel no ha esperado tanto para firmar el acta de defunción de este plan promovido en particular por Francia, que enarbola la bandera de la solidaridad contrariamente a Alemania, que se arropa en las normas de convergencia europeas.

Horas antes de la intervención de Merkel en Bruselas, Yorgos Papandreu había pedido a sus socios del euro grupo que definieran una clara política de ayuda a su país insistiendo en que Grecia no reclama una ayuda económica sino un apoyo político fuerte.

En caso de que los europeos no escuchen el clamor de Atenas, ésta podría recurrir al FMI, afirmó Papandreu, que descartó asimismo que su país pueda salir de la zona euro. “Excluir a un país sería un fracaso no sólo para el país (excluido) sino también para la UE”, según él.

Francia y el Banco Central Europeo se oponen a que un país de la zona euro pueda recurrir al FMI a causa de la mala imagen que este recurso proyectaría en los mercados, donde los especuladores acechan las señales de debilidad de la moneda europea para atacarla. De acuerdo con el diario Le Monde, las ambigüedades de la posición europea abren un “malecón” a los tiburones de las finanzas.

Italia, Holanda y Finlandia no se opondrían a que Grecia recurra al FMI. Grecia necesita 53 mil millones de euros para cubrir los gastos de su deuda este año. Para sanear sus finanzas, ha implementado un plan de austeridad draconiano cuyo objetivo es un ahorro presupuestal del orden de los 10 mil millones de euros.

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