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ENTREVISTA

Jean-Yves Camus: 'No hay ninguna posibilidad de que Marine Le Pen sea elegida presidenta de Francia'

Tras la primera vuelta de las elecciones regionales, celebradas el 6 de diciembre, el partido de ultraderecha Frente Nacional (FN) se presentó como la primera fuerza política de Francia. Quedó a la cabeza en seis de las trece regiones metropolitanas y sumó alrededor del 28% de los votos. Una semana más tarde, al celebrarse la segunda vuelta, el FN no obtuvo ninguna presidencia de región.

Jean-Yves Camus.
Jean-Yves Camus. CC
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Siete regiones quedaron en manos de la derecha, cinco fueron para los socialistas y sus aliados de izquierda, y una para los nacionalistas de la región de Córcega. La decepción fue grande para el FN, que pasó de vivir su momento de mayor gloria electoral a quedarse sin ninguna presidencia. Sin embargo, logró triplicar el número de consejeros regionales en relación a los que tenía hasta ahora, lo que hace relativizar su derrota. Sobre lo que no hay duda es que el capital político del FN ha crecido en los últimos meses, y que el contexto de tensión social y económica que reina en Francia es un terreno fértil para su fortalecimiento.

RFI conversó sobre este fenómeno con el politóligo Jean-Yves Camus, uno de los principales expertos de la extrema derecha en Francia. Camus es director del Observatorio de Radicalidades Políticas de la Fundación Jean Jaurès, investigador asociado del instituto IRIS y autor, junto a Nicolas Lebourg, del libro Las Derechas Extremas en Europa.

¿A qué se debe que , tras los excelentes resultados obtenidos en la primera vuelta, el Frente Nacional no ganó ninguna presidencia regional?

La razón principal es que el llamado Frente Republicano, es decir el pedido que hicieron el Partido Socialista y los partidos conservadores de derecha a votar contra el Frente Nacional, funcionó perfectamente. Entre los electores de izquierda, a quienes el Partido Socialista les pidió votar en la segunda vuelta por el candidato de derecha, es decir por sus adversarios políticos, el 70% lo hizo. En Francia existe una gran mayoría de gente que quiere frenar el avance del Frente Nacional. Ese es el gran problema de ese partido: logra hacer muy buenos puntajes en primera vuelta, pero en la segunda no funcionan.
Aunque no ganó ninguna presidencia regional, el Frente Nacional obtuvo 6,8 millones de votos, una cifra jamás alcanzada por se partido en una elección.

¿Cuáles son las principales causas que mobilizan a su electorado ?

Lo principal es el deseo de decirle a toda la clase política: «hemos probado lo suficiente de ustedes y ya no los queremos más». Otro factor es el desempleo, la situación económica, particularmente en regiones como Nord-Pas-de-Calais, donde la tasa de desempleo es de más del 12% y la industria está muerta desde hace varias décadas. Hemos visto que el voto del Frente Nacional no está en las grandes ciudades sino en las pequeñas y en el sector rural, donde no hay empleo, sobre todo para los jóvenes. Existe, además, desde hace algunos meses, la cuestión extremadamente importante de la inmigración, lo cual está en el centro del programa del Frente Nacional desde hace 30 años, pero que resurgió recientemente por la crisis de refugiados venidos de Oriente Medio y los atentados terroristas de enero y noviembre de este año.

¿Los electores del FN adhieren a un conjunto de ideas o más bien expresan su rechazo al poder establecido y a los partidos tradicionales?

No se trata de una adhesión a la totalidad de las ideas del FN, se trata de un rechazo global del sistema político, pero también de un acuerdo con temas simples : hay que cambiar la clase politica, hay que conseguir empleo, hay muchos inmigrantes y, más recientemente, la cuestión del islam. Hay una parte importante de la población francesa de derecha que considera que hay una incompatibilidad entre el hecho de ser musulmán y el hecho de ser francés; la creencia de que existen dos modelos de civilización opuestos y que el nuestro es superior.

¿Más allá del fenómeno de coyuntura en que cada tanto se convierte el Frente Nacional, cuál es la base de su programa político?

La base está en los elementos que he mencionado, y es un programa que no ha variado prácticamente nunca desde que el partido fue fundado a inicios de los años setenta. Es un programa muy simple, capaz de atraer a un público amplio ; sin embargo no siempre es coherente. Por ejemplo, en el plano económico, hay gente cercana a Marine Le Pen que es partícipe de una intervención del Estado en la economía, mientras que alrededor de Marion Marechal Le Pen (sobrina de Marine Le Pen y nieta del fundador del partido, Jean-Marie Le Pen) hay personas que son liberales clásicos en economía. Así también, hay católicos y otros que no lo son, pero el punto común es la soberanía nacional: Francia debe volverse la maestra de su destino, y eso significa decirle no a cualquier proyecto supranacional, especialmente a la Unión Europea. Y también existe la idea de que Francia está en declive, de que se hunde de a poco no solo a causa de la situación económica, sino de la paulatina desaparición de lo que ellos llaman los franceses de cepa, esto debido a que la inmigración ha llegado a tal nivel que ya no existe el mismo pueblo francés que hace treinta o cuarenta años.

¿Dónde se sitúa el núcleo electoral de ese partido en la sociedad actual?

El núcleo electoral sociológico está en los obreros, en los empleados y también en los desempleados, pero cada vez se diversifica más: hay una parte importante de jóvenes de 18 a 24 años con los títulos universitarios de menor nivel, es decir con más dificultad para integrarse al mercado laboral. Por el contrario, le falta atraer una parte de la clase media, y el sector más hostil hacia ese partido está en los profesionales independientes, los ejecutivos superiores y los jóvenes con altos ingresos y con diplomas de alto nivel.

Si el voto mayoritario del FN está en el sector obrero, se puede pensar que logró arrebatarle una parte del electorado clásico a la izquierda.

Respecto a eso hay un error que no se debe cometer. Lo que se llamaba la clase obrera en los años 60 y 70 votaba mayoritariamente por la izquierda, pero un tercio de ella votaba siempre por la derecha. Por otro lado, los obrero que hoy votan por el Frente Nacional no son necesariamente antiguos electores de izquierda, aunque hay algunos entre ellos. Son sobre todo los hijos y nietos de obreros comunistas o que votaban por los socialistas. Entre esas generaciones pasaron cosas: el abuelo era minero u obrero metalúrgico, y tenía trabajo, pero luego las fábricas cerraron. Se trata entonces de la misma clase social, pero no es la misma situación económica.

El Frente Nacional no obtuvo ninguna presidencia regional, pero obtuvo 358 consejeros, tres veces más que lo que tenía hasta ahora, lo que le permitirá tener presencia en todos los consejos regionales durante los próximos seis años ¿En términos concretos, cuál será su poder de acción?

Serán la única fuerza de oposición en la región de Nord-Pas-de-Calais, por ejemplo, porque la izquierda se retiró y no tendrá ningún representante regional durante seis años. En general, los representantes del Frente Nacional tendrán medios materiales, es decir personal y financiamiento, y acceso a todas las discusiones y decisiones que tomen las colectividades, pero seguirán siendo minoría, porque finalmente la política que se aplique la adoptará el presidente de cada región.

¿Se puede decir entonces que el Frente Nacional no es un completo perdedor y que de todas formas logró capitalizar un poder político importante?

Si consideramos que luego de la primera vuelta resultó el primer partido político de Francia, y que al final logró el triple de consejeros que los que tenía hasta entonces, sí, no es un total perdedor. Sin embargo, tras la segunda vuelta hubo una clara decepción. Se creía, e incluso yo como observador lo creía, que había dos regiones que ese partido iba a ganar, pero lo que sorprendió fue el aumento en la participación electoral y el traspaso gigante de votos de la izquierda hacia la derecha, y todo eso fue muy superior a lo que el Frente Nacional podía movilizar. En resumen, no es una derrota total, pero el FN sí esperaba ganar dos regiones.

¿Eso quiere decir que en Francia ya no reina el bipartidismo?

Vivimos una situación híbrida. Nunca hemos tenido realmente un bipartidismo como en Estados Unidos, por ejemplo. Ahora tenemos tres fuerzas políticas : la izquierda socilademócrata, la derecha conservadora y el Frente Nacional, pero entre esos tres grupos hay uno que pesa menos que los otros, el Frente Nacional. ¿Por qué ? Porque contrariamente a los otros, nunca ha ejercido el poder, y porque ninguno de los otros partidos quiere hacer alianzas con él. Ese es el drama del Frente Nacional: prácticamente acapara un tercio del electorado, pero no es un socio de coalición posible.

Varios países europeos, entre ellos Alemania, se regocijaron de que el FN no obtuviera ninguna presidencia regional. ¿Significa eso que el crecimiento de ese partido es una preocupación regional, particularmente debido a la hostilidad que muestra respecto de la Unión Europea?

Sí, es un problema europeo. Si ganara un partido que desea que Francia salga de la Unión Europea, habría muchas reacciones internacionales. Por mi lado, tiendo a desconfiar de las reacciones de países extranjeros acerca de los resultados de las elecciones nacionales. Creo que hay una cuestión de soberanía que está en juego, los franceses votan como ellos quieren. Sin embargo, si vemos la manera en que han sido seguidas las campañas electorales del Frente Nacional, nos damos cuenta de que el interés sobrepasa incluso el contexto europeo. El Frente Nacional es un objeto de curiosidad para toda la clase política extranjera y para todos los medios extranjeros, simplemente porque es el partido de extrema derecha más poderoso de Europa en este momento.

¿Cuál será la misión política del Frente Nacional en el futuro próximo?

Es muy temprano para decirlo. Tenemos una elección presidencial en 2017. François Hollande será seguramente el candidadto del Partido Socialista, pero por la derecha todavía no está claro. El problema con esa elección es que podría tener a Marine Le Pen en la segunda vuelta, pero sobre la base de los resultados de las elecciones regionales, no hay una sola posibilidad y una sola configuración que le permita ser elegida. Cualquiera que sea su adversario en segunda vuelta, ella pierde la elección.

El Frente Nacional se apoya en el desempleo, el terrorismo y la immigración para dibujar un escenario catastrófico y presentarse como la solución a esos problemas. Si éstos no se resuelven prontamente, como parece probable, ¿es lógico pensar que ese partido va a seguir creciendo?

Es posible. En la historia tenemos el ejemplo del Partido Comunista de Francia, que durante cuarenta años reunió entre el 20% y el 30% del sufragio y que estaba totalmente del lado de la oposición. Entonces, podemos imaginar que el 25% de los franceses seguirá votando por el Frente Nacional, porque la situación económica no mejora, pero sus votos serán perdidos porque ni la izquierda ni la derecha aceptarán hacer alianzas con ellos.

¿Considera que Marine Le Pen ha logrado desmarcarse del discurso antisemita y grotesco de su padre, Jean-Marie Le Pen, es decir que ha podido «desdiabolizar» la imagen del partido, y que a eso se debe también el aumento de su electorado?

Sí, sin duda. Hoy vemos que es más facil votar por el FN, eso lo demuestran las encuestas electorales. La gente lo confiesa más fácilmente que en la época de Jean-Marie Le Pen. En su época, votar por él era votar por ideas extremadamente radicales sobre los judíos y el holocausto, por ejemplo. Sin embargo, el anterior domingo vimos que la «desdiabolización» no fue suficiente. Cuando se les dice a los franceses, como lo hizo el primer ministro o los partidos de derecha, que hay un peligro para el país si el FN llega al poder, la gente se moviliza y vota en contra.

¿El amplio espacio que le han dado los medios al FN durante los últimos meses ha tenido un rol determinante en su reforzamiento ?

Yo creo que los medios simplemente dan cuenta de un fenómeno que es único, es decir que un partido, que se creó en 1972 con unas cuantas decenas de militantes, hoy representa al 30% de los votantes. Lo que sí es cierto es que el enfoque mediático en el FN oculta, en cierta forma, la manera en que los políticos le responden a ese partido. Luego de elecciones como las recientes, es común que los expertos analicen lo sucedido, y es su deber hacerlo, pero sobre todo ese es el papel de los políticos. Ellos tienen que explicar no solo por qué el programa del FN es peligroso, si eso es lo que piensan, sino la manera en que ellos podrían hacerlo mejor. Los medios no tienen una responsabilidad en el crecimiento del FN. No es que porque se habla de ellos la gente le da su voto; más bien quizá es lo contrario: porque se habla demasiado, la gente vota menos por ellos. Es cierto que hay un entusiasmo mediático alrededor del FN, pero creo que está a la altura de lo excepcional que es el fenómeno.

¿Hay un riesgo de que la derecha tradicional adopte tesis ultrasecuritarias, antiimmigración y euroescépticas, generalmente defendidas por la extrema derecha, para atraer más electores?

Si se trata de salir del euro y de la Unión Europea, no. Si se trata de decir que el espacio Schengen no funciona, sí, eso ya se hizo. Tanto a la derecha como a la izquierda hay voces que dicen que Europa no tiene los medios para controlar las fronteras exteriores del espacio Schengen, lo cual es evidente. Por otro lado está la cuestión identitaria y de la inmigración, y ahí existe al posibilidad de que una parte de los políticos de derecha se diga que la única forma de recuperar los votos de los electores que hoy están con el FN es manteniendo un discurso aún más duro sobre la inmigración y sobre el islam. Sin embargo, hay una diferencia notable. Nicolas Sarkozy tiene un discurso muy duro respecto a la inmigración, pero no dice que hay que cerrar totalmente las fronteras; el único que dice eso es el FN. El tema de los migrantes es bastante complicado. Hay gente que dice que hay que dejar de recibir a gente de Oriente Medio, y otra gente que dice que hay que hacer la distinción entre refugiados cristianos y musulmanes de Siria e Irak. No se sabe cómo se va a desarrollar eso durante el periodo de campaña presidencial, pero hay el riesgo de que algunos se sientan tentados a decir las mismas cosas que el FN.

Tanto la izquierda como la derecha en Francia consideran que el Frente Nacional es un peligro latente, pero después de las recientes elecciones regionales parece confirmarse que no es un partido de segunda vuelta. ¿Cree usted que un día la extrema derecha va a ganar una elección presidencial?

Como están las cosas, no; al menos no en 2017.
 

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