La UE busca presionar a Ankara para que frene el flujo migratorio
Los representantes de las instituciones de la Unión Europea (UE) y el primer ministro turco se reúnen este lunes en Bruselas para una nueva discusión sobre la crisis migratoria, en momentos en que la llegada de 1,25 millones de personas que reclaman asilo divide al bloque de los 28. Mientras algunos países de los Balcanes decidieron militarizar sus fronteras para evitar el paso de migrantes, Berlín y París abogan por un consenso europeo.
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Los representantes de la UE tienen cita este lunes en Bruselas con el primer ministro turco Ahmet Davutoglu para intentar hacer frente a la llegada masiva de demandantes de asilo, que en 2015 alcanzaron la cifra récord de 1,25 millones.
La UE pretende que Turquía ayuda a frenar el flujo migratorio, estimando que Ankara podría mostrarse más colaborativa. “Se tiene la impresión de que el Estado turco tiene mala voluntad o no es capaz de poner en marcha esta estrategia de control que le pide la Unión Europea”, explica Dorothée Schmid, investigadora del IFRI (Instituto Francés de Relaciones Internacionales).
Entretanto, según Frontex, la agencia europea de fronteras exteriores, 131.000 migrantes han llegado a suelo europeo desde el 1 de enero, es decir30 veces más que en el mismo período en 2015.
Para el investigador François Gemenne, especialista en migraciones, el problema es sobre todo que Ankara no está en condiciones de hacer mucho más.
“Turquía es hoy el país que recibe la mayor cantidad de refugiados en el mundo. Recibe a casi 2,5 millones, sobre todo sirios. Y para muchos, Turquía es apenas una etapa hacia Europa (…) Turquía no puede hacer demasiado para retener a quienes consideran insoportable que su vida se detenga en un campo de refugiado en Turquía”, sostiene.
Divisiones europeas
Por su parte, los europeos se muestran divididos, entre los países balcánicos que decidieron militarizar sus fronteras y Alemania y Francia, que apuesta a un política común.
Tras un gira en los Balcanes, Grecia y Turquía, el presidente del Consejo Europeo Donald Tusk se mostró optimista el viernes y afirmó que existe "un consenso europeo (...) para una estrategia global que, si se pone en marcha de manera leal, puede frenar los flujos".
Tusk propone aplicar al pie de la letra los acuerdos de libre de circulación de Schengen para que sólo puedan entrar en Grecia las personas que hacen una demanda de asilo.
Esta medida permitiría levantar este mismo año los controles fronterizos decididos unilateralmente por algunos países de la UE -un intento de frenar el avance caótico de los migrantes hacia el norte- y también expulsar a los "migrantes económicos" hacia Turquía, que luego los devolvería a sus países de origen.
Por el momento, la UE quiere convencer a Turquía de que cumpla el acuerdo de noviembre y ponga en marcha en junio un sistema para readmitir en su territorio a los migrantes irregulares.
En cuanto a Ankara, el primer ministro turco Ahmet Davutoglu debería repetir que su país no puede hacerse cargo solo de la crisis, una manera de pedir más ayudas Europas. Turquía indica que ha gastado 9 mil millones de dólares a raíz del flujo migratorio y considera que necesita más fondos de la UE.
Turquía ha conseguido contrapartidas de la UE como la supresión, quizás este mismo año, de los visados obligatorios para los turcos y la reanudación del proceso de adhesión a la UE.
Igualmente, la UE ha prometido una ayuda sustancial de 3.000 millones de euros para los 2,7 millones de refugiados sirios en su territorio.
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