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España - Análisis

Pedro Sánchez se atrinchera y ahonda la crisis en el PSOE

El líder socialista Pedro Sánchez se resiste a abandonar su cargo a pesar de la crisis abierta tras la dimisión de 17 de los 35 miembros del Comité Ejecutivo Federal del partido. La falta de autocrítica luego de los malos resultados electorales obtenidos en los últimos dos años y la negativa de Sánchez a facilitar la investidura presidencial del derechista Mariano Rajoy, son algunas de las claves de una crisis que el socialismo arrastra desde hace casi una década y que beneficia sobre todo a la derecha española.

Un afiche muestra al líder socialista Pedro Sánchez en Lugones, España, el 28 de septiembre de 2016.
Un afiche muestra al líder socialista Pedro Sánchez en Lugones, España, el 28 de septiembre de 2016. Fuente: Wikipedia/Iglesia en Valladolid.
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Por Luis Méndez, corresponsal de RFI en Madrid

La crisis del Partido Socialista Obrero Español (PSOE) no es una novedad, aunque sea ahora cuando se ha puesto de manifiesto, sobre todo por las resistencias de Pedro Sánchez a dejar el cargo luego de los malos resultados obtenidos en las elecciones regionales de Galicia y el País Vasco donde los socialistas sufrieron derrotas históricas.

Desde que llegó sorpresivamente a la secretaría general del PSOE a mediados de 2014, Sánchez se ha distinguido por endulzar sus fracasos electorales tanto a nivel nacional como local y no ha realizado nunca la menor autocrítica sobre su gestión a pesar de los sucesivos retrocesos del partido en las urnas.

La gota que ha derramado el vaso de la tolerancia en el partido socialista, ha sido el empeño de Sánchez en rechazar la investidura del presidente en funciones Mariano Rajoy en primera y segunda votación al tiempo que se proponía para encabezar un gobierno alternativo.

El líder de la derecha española del Partido Popular (PP) necesita en el parlamento la abstención de los diputados socialistas para formar gobierno.

El veto innegociable de Sánchez a Rajoy acabó por convertirse en la manzana de la discordia, ya que según distintas versiones el dirigente del PSOE se habría comprometido en un principio a no poner obstáculos a la investidura del candidato del PP.

Fue el ex Presidente socialista Felipe González, quien sigue teniendo gran influencia en el partido, el primero en soltar la bomba cuando acusó directamente a Sánchez de haberle mentido.

"El 29 de junio (Sánchez) me explicó que pasaba a la oposición y que no intentaría ningún Gobierno alternativo", dijo alarmado González para movilizar a los inconformes y activar la cuenta atrás que mantiene a Sánchez contra las cuerdas.

Muchos dirigentes del sector crítico son partidarios de facilitar la investidura de Rajoy para devolver la gobernabilidad a España, lo que ha generado el enfrenamiento entre ambos bandos y ha puesto al líder socialista en una muy difícil situación luego de que el pasado miércoles presentaran su dimisión 17 de los 35 integrantes del Comité Ejecutivo Federal del PSOE.

Para los críticos, esta renuncia en masa del órgano de dirección debería bastar para que Sánchez abandonara de inmediato la Secretaría General y se creara una gestora provisional que marcara el rumbo del PSOE hasta la nueva elección de cargos.

Sin embargo, Sánchez lo interpreta de otro modo y subraya que los estatutos del partido socialista en el caso de una ejecutiva insuficiente sólo contemplan la convocatoria de un Congreso extraordinario para renovar los órganos del partido y no la creación de una gestora que reemplace al Secretario General.

Por lo pronto, Verónica Pérez, la Presidenta del Comité Ejecutivo Federal y una de las más firmes opositoras, ha acusado a Sánchez de atrincherarse y ha subrayado que ella es la única autoridad del PSOE en estos momentos, palabras que deslegitiman al Secretario General y su equipo y profundizan la división del partido socialista.

Si Sánchez pierde la batalla, es muy probable que se allane el camino de Rajoy hacia la renovación de su mandato presidencial, ya que la comisión gestora resultante encargada de dirigir provisionalmente al PSOE decidiría el voto del partido socialista en el Parlamento.

Habida cuenta de que buena parte del sector crítico recrimina a Sánchez su veto a Rajoy y se declara a favor de acabar con el bloqueo político que padece España por la imposibilidad del PP de formar gobierno, parece lógico suponer que la gestora cambiaría la línea argumental para respaldar la abstención de los diputados socialistas en la Cámara Baja.

Este cambio de rumbo permitiría la investidura del candidato del PP que ganó las elecciones generales del 26 de junio pero sin una mayoría absoluta, lo cual le obliga a negociar apoyos activos o pasivos en el parlamento.

A pesar del intento de los grandes medios de comunicación españoles de responsabilizar casi en exclusiva a Sánchez de la crisis abierta en el PSOE, la lectura de los acontecimientos es mucho más compleja.

Las dificultades vienen de lejos, con muchos cómplices en la nómina de los responsables, entre ellos el antiguo Ministro del Interior y ex líder del PSOE Alfredo Pérez Rubalcaba, que está apoyando al sector enfrentado al Secretario General de los socialistas.

Pérez Rubalcaba fracasó estrepitosamente como candidato a la presidencia en las elecciones generales de 2011, en las que se impuso el conservador Rajoy, evidenciando así una tendencia negativa en el PSOE que se acentuó tras el segundo mandato de José Luis Rodríguez Zapatero en el que los socialistas gestionaron malamente la crisis económica.

El gran beneficiado por el cisma del PSOE será sin duda el PP. La posibilidad de un gobierno alternativo como el que propone Sánchez entre el partido socialista, el antiliberal Podemos y la derecha moderna de Ciudadanos, desaparecerá prácticamente si pierde la batalla, algo que parece muy probable si se tiene en cuenta la potente artillería política y mediática que se está empleando para derribar al líder socialista.

Además, el sector crítico del PSOE rechaza de plano cualquier alianza de gobierno con Podemos, que lidera Pablo Iglesias, por su apoyo a la autodeterminación de las nacionalidades históricas de Cataluña y País Vasco, algo inadmisible para la inmensa mayoría de los socialistas que defienden la unidad territorial de España y que, en el caso más generoso, son partidarios de un modelo federal.

La previsible ampliación de la brecha entre el PSOE y Podemos si Sánchez es descabalgado, debilita aun más a la izquierda española y refuerza las expectativas electorales del derechista PP.

Sea cual sea el desenlace de la crisis, el partido socialista está sufriendo una importante pérdida de credibilidad con una fractura interna que mantiene desconcertados a muchos ciudadanos y que podría empeorar aún más su futuro desempeño en las urnas.
 

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