El artista ruso Piotr Pavlenski pide asilo político a Francia

El ‘performer’ y opositor ruso aseguró a RFI que las autoridades de su país, que lo acusan de agresiones sexuales, es inocente, por lo que ha pedido el asilo político a París.

Pietr Pavlenski, el 16 de enero de 2017 en París. ©RFI

El ‘performer’ ruso Piotr Pavlenski, de 32 años, huyó de Rusia junto a su pareja Oksana Chaliguina y sus dos hijos después de haber sido interrogado por la policía que lo acusa de violencias sexuales, acusaciones que él niega.

Pavlenski se hizo conocido por sus heridas voluntarias, coserse los labios con alambre para protestar contra la censura, cortarse un lóbulo de la oreja o clavarse la piel de los testículos en la Plaza Roja para protestar contra la sociedad rusa. Su última “performance” consistió en quemar las puertas del FSB, heredera de la KGB, lo que le valió un proceso y siete meses de cárcel antes de ser finalmente liberado.

Ahora, el artista se expone a una pena mucho mayor. Las autoridades lo acusan de haber violado a una actriz en su domicilio presencia de su esposa. Tras ser interrogados por la policía, Piotr Pavlenski y su esposa Oksana Chaliguina decidieron abandonar Rusia junto a sus hijos.

"Si nos hubiéramos quedado en Rusia, nos habrían enviado a Oksana y a mí a un campo por hasta diez años", en base a las acusaciones de la policía, señaló.

“Es el artículo más inmundo de la legislación rusa, porque con él una sentencia puede ser pronunciada en base únicamente a una declaración. Como estábamos todos en el mismo apartamento, no será fácil probar nuestra inocencia”, dijo a RFI.

“Vamos a pedir el asilo político, ya que no queremos ser extraditados a Rusia. Esto significaría someterse completamente, aceptar su destino como ganado llevado al matadero, lo que le vendría muy bien al Estado. Además, esto haría sufrir a nuestros allegados. Si nos enviasen a prisión junto a Oksana, esto significaría que nuestros hijos serían criados en un orfanato, por lo que cuatro personas sufrirían y no únicamente nosotros”, alega.

“Pero lo peor es ser castigado por algo que jamás hicimos. Quiero subrayar que nunca hubo violencia en esta historia y no ocurrió nada semejante. La violencia no es algo que forme parte de nuestras costumbres”, agrega.