ETA desaparece pero la reconciliación aún está lejana
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La desaparición de ETA se sella este mismo viernes en un acto en la ciudad vasco francesa de Cambo en la que no participará ningún representante del gobierno español.
La derrota o la autodisolución de ETA deja muchos flecos sueltos. Por un lado la reconciliación en una sociedad, la vasca y la española, machacada por años de violencia. El pasado mes de abril, ETA pidió perdón por el "grave daño" causado a las víctimas "sin responsabilidad", dando a entender que no incluían a los policías y militares. Afirmaciones juzgadas como indignantes según las víctimas.
El comunicado más importante fue el del 20 de octubre de 2011 cuando ETA dijo adiós a las armas, donde podíamos salir a la calle sin mirar debajo del coche o salir del portal sin mirar derecha e izquierda. Su balance es completamente negativo, no han conseguido ninguno de los objetivos y esta macabra historia ha durado 60 años
Otra de las preguntas que queda por responder es el futuro de los casi 300 presos de ETA dispersos por diferentes cárceles españolas. Sus familiares piden que se acerquen al País Vasco, así como la principal coalición de izquierdas independentista del Pais Vasco, Bildu.
Como se recuerda, ETA nació en 1959, en plena dictadura de Francisco Franco. A lo largo de cuatro décadas de acciones violentas, mató a 829 personas: políticos, periodistas, militares, abogados, jueces o ciudadanos de a pie. La inmensa mayoría fue asesinada ya en democracia. Debilitada, en 2011, anunció el cese de la violencia y en abril del año pasado comunicó su desarme. Para el gobierno español no se trata de una disolución sino de una derrota gracias a la acción de las fuerzas del Estado.
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