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Turquía

Testimonio de torturados en Turquía tras ser secuestrados en el extranjero

Ankara ha admitido el secuestro de un centenar de opositores gülenistas en países extranjeros para llevarlos a prisiones turcas. Pero son raros los relatos de las torturas a las que son sometidos. Un consorcio de medios reveló el testimonio escalofriante de dos de ellos.

El presidente turco Recep Tayyip Erdogan.
El presidente turco Recep Tayyip Erdogan. REUTERS/Umit Bektas
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Dos centenares de turcos en una veintena de países han sido detenidos, secuestrados o transferidos a Turquía, según un informe del relator de la ONU de febrero pasado.

Ankara no oculta esta persecución global. Incluso un alto funcionario turco reconoció hace unas semanas un centenar de estos secuestros en el extranjero.

El blanco de esta represión son presuntos aliados o simpatizantes del predicador islamista Fetullah Güllen, a quien el presidente turco acusa de haber organizado un golpe de estado en su contra en julio de 2016.

Nueve medios, entre ellos el vespertino francés Le Monde así como el sitio de investigación Correctiv y ZDF Frontal21, publicaron los testimonios de dos turcos, Tolga y Alí (seudónimos), que decidieron hablar por primera vez de su traumática experiencia.

Si bien no hay pruebas materiales de lo que ambos declaran, los dos, que no se conocen, dan versiones concordantes sobre las torturas que padecieron tras caer en manos de miembros de los servicios de inteligencias turcos (MIT) en el extranjero y ser encerrados en territorio turco.

Ambos describen condiciones de vida muy difíciles: celdas exiguas de un metro y medio por dos, sin cama; luz, incesante; golpizas –patadas y puños–, cotidianas, como los interrogatorios.

Durante las torturas tenían una bolsa de tela en la cabeza para no ver a sus verdugos. Eran sometidos a la falta de sueño y comida; tras varios meses de encarcelamiento, uno de ellos perdió 21 kilos; y el otro, 30 kilos. También eran sometidos al aislamiento, el silencio y las humillaciones.

A Tolga lo amenazaban con llevar ahí a su esposa o provocarle un accidente mortal. Al cabo de diez días, ensangrentado, tiene por fin acceso a una ducha.

Alí evoca por su parte la tortura del "féretro", una especie de armario de metal en el que tiene que meterse de pie, varias horas, sin moverse. "Peor que una pesadilla", dice.

Los secuestros, según el informe de Le Monde y el consorcio de medio, se han producido en muchos casos a sabiendas de las autoridades locales, como fue el caso cerca de Pristina, sin que el gobierno kosovar haya podido reaccionar. En otros casos como en Mongolia, en cambio, se ha logrado frustrar el secuestro de opositores turcos gracias a una intervención de último minuto.

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