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Tras el receso de Navidad, los diputados británicos regresan al palacio de Westminster para debatir, y aprobar o rechazar, el acuerdo sobre la salida de Reino Unido de la Unión Europea que Theresa May logró con el bloque de 27 países.Por Juan Carlos Bejarano, desde Londres.

Todo indica que el pacto de Theresa May será rechazado por la mayoría de los diputados británicos.
Todo indica que el pacto de Theresa May será rechazado por la mayoría de los diputados británicos. Reuters
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Pese a los esfuerzos de la primera ministra británica por presentar un pacto que convenza a los euroescépticos de su partido, a sus socios en el gobierno y a los diputados de la oposición, lo más probable es que la Cámara de los Comunes rechace el acuerdo de Theresa May.

Denis McShane, exministro europeo autor de tres libros sobre el Brexit, estima que “el acuerdo que la señora May ha firmado con Bruselas ha resultado ser muy impopular porque es un pacto muy malo. Implica años y años de negociación entre Reino Unido y los otros 27 países de la Unión Europea sobre nuestra futura relación. Realmente el acuerdo no soluciona la incertidumbre actual por el Brexit, sencillamente la prolonga por muchos años”.

Además, añade, “todo indica que un gran número de diputados del Parlamento, posiblemente la mayoría, va a rechazar el acuerdo, lo cual va a crear una crisis política de grandes magnitudes en este país. En mi opinión, el Brexit no ha tenido el éxito esperado ni ha llenado las expectativas de quienes abogaban por una salida de la UE hace dos años y medio, durante la campaña. Ahora hay que encontrar otra solución”.

Posibles consecuencias de una salida sin acuerdo

La no aprobación de la propuesta de Theresa May para el Brexit puede generar una crisis constitucional sin precedentes en Reino Unido, y de paso dejarlo al borde de una salida sin pacto alguno, lo cual ya genera una enorme incertidumbre.

Según el gobierno británico, una salida sin acuerdo afectaría las importaciones y exportaciones, provocando controles de aduanas, nuevos aranceles e impuestos. Igualmente, la libra esterlina podría debilitarse, cayendo por debajo del euro y del dólar.

No obstante, para quienes apoyan una ruptura total con la Unión Europea o una salida sin acuerdo, como el diputado euroescéptico del partido conservador Peter Bone, las advertencias del gobierno no tienen fundamento: “Sobre el tema de nuevos aranceles, realmente Reino Unido no necesita imponer nuevos aranceles a las importaciones que vengan de la UE, por consiguiente, no hay necesidad de que ésta imponga aranceles a nuestros productos. Creo que el intercambio comercial continuará de la misma manera cómo hasta ahora”.

“En lo que tiene que ver con controles aduaneros”, prosigue Bone, “en realidad las inspecciones a productos europeos o de otros países son mínimas. Yo solía importar y exportar a todo el mundo y mis productos siempre llegaron a tiempo. Lo de los retrasos es un mito”. En cuanto a la economía, el exministro considera que “claro que el Brexit va a tener un gran impacto, pero será positivo porque nuestra libra esterlina se devaluará lo cual rebajará el costo de nuestras exportaciones y aumentará el de las importaciones, y esto es bueno para la economía británica.

Un impacto negativo para la economía británica

Para Iain Begg, profesor de Estudios Europeos de la London School of Economics, quienes defienden un Brexit sin pacto apuestan a una devaluación de la libra esterlina, algo que puede tener efectos negativos a largo plazo: “Todas las investigaciones académicas y gubernamentales concluyen que entre más grandes sean las barreras entre Reino Unido y la UE después del Brexit, mayor será el costo para la economía británica. Hay unos que creen que esto no será un problema porque sencillamente piensan que esto se soluciona devaluando la libra esterlina para ser más competitivos. Pero la devaluación es un falso amigo porque puede generar inflación”.

“Toda la evidencia que he visto, llega a la conclusión de que la inversión extranjera directa en Reino Unido se verá afectada a la baja, tanto la existente cómo la futura inversión, ya que Reino Unido será un país menos atractivo para los inversionistas si se ponen obstáculos para la relación comercial con la UE. Incluso si los aranceles son bajos, terminarán teniendo un costo para los consumidores británicos y para los negocios británicos que importan. La idea de que sólo importamos productos que ya han sido fabricados es equivocada porque también importamos partes para la elaboración de nuestros productos”, explica el académico.

En el distrito financiero de Londres, el más importante de Europa, consultoras como Ernst & Young advierten que ante la incertidumbre del Brexit, bancos y otras firmas financieras han trasladado ya más de mil millones de dólares desde Londres a otras capitales europeas en los últimos dos años y medio. Esto significa que el nivel de inversiones de empresas extranjeras cuya sede principal en Europa está en Reino Unido se verá reducido, además de la fuga de capitales y de talento.

Diferentes estudios estiman que un Brexit sin acuerdo previo contraería el Producto Interno Bruto en al menos un 9,3% en 15 años, y Theresa May asegura que su propuesta limitaría el impacto a un 3,9%. Lo cierto es que prácticamente todos los estudios hablan de un impacto negativo para la economía británica, algo muy diferente a lo que aseguran los euroescépticos.

Iain Begg asegura por su parte que “la economía británica se verá afectada pero no de manera dramática. En lugar de crecer un 30% en los próximos 15 años, la economía británica crecerá un 20 o 22%, en el escenario de un Brexit duro. Es decir 8 puntos menos de lo que sería sin Brexit. Esto no significa que tendremos una recesión pero significa que se perderá prosperidad. En algunos escenarios se puede decir que el Brexit traerá beneficios para algunos sectores de la economía británica, por ejemplo, los que compiten con importaciones de la UE tendrán una prima, pero los que exportan sus productos a la UE sufrirán por las barreras que se impongan, por eso muchos economistas creen que esto tendrá un costo para la economía británica”.

Repercusiones en todo el Reino Unido

Para el partido nacional escoces SNP, el Brexit llevará a la pérdida de cerca de 80 mil puestos de trabajo, sólo en Escocia. Por esa razón consideran que lo mejor para Reino Unido es no salir de la Unión Europea: “Realmente estamos muy preocupados porque no hay un mejor acuerdo que el que ya tenemos al pertenecer la UE. Sinceramente, lo que más nos preocupa es la posibilidad de una salida sin acuerdo alguno, que pueda generar escasez de alimentos y de medicinas. Esto en época de paz, lo cual es una falta grave del gobierno británico cómo consecuencia de su gran irresponsabilidad”, cuenta Stephen Gethins, diputado en el Parlamento británico por el SNP.

“Todo esto se ha logrado gracias al trabajo de muchos años que nos ha traído prosperidad y salud. La UE es un gran proyecto y quienes votaron por la salida fueron engañados por unos charlatanes. El Ministerio del Tesoro del gobierno británico ha publicado informes que muestran que la economía británica se verá muy afectada, y estos números que nos han presentado son similares a los del gobierno escocés que estima que un Brexit duro o sin acuerdo llevará a la pérdida de 80 mil puestos de trabajo sólo en Escocia”, enfatiza el diputado.

Antes de que se inicie de nuevo el debate sobre el acuerdo de Brexit en la Cámara de los Comunes, el gobierno de Theresa May ha presentado un análisis económico a largo plazo en el que estima que en caso de una salida sin acuerdo, el Estado británico podría verse obligado a pedir prestados cerca de 135 mil millones de euros adicionales de aquí a 2035, y que esa cantidad se podría reducir a sólo 30 mil millones de euros si se aprueba la propuesta del gobierno. Sin embargo, a pesar de las cifras y las advertencias, todo indica que el pacto de la premier será rechazado por la mayoría de los diputados.

Ante esta eventualidad, Theresa May podría intentar renegociar con los 27 socios comunitarios, que en todo caso ya han advertido que no habrá cambios en el acuerdo. La primera ministra podría también retrasar el Brexit previsto para el 29 de marzo, con el objetivo de continuar negociando tanto en casa como en Bruselas, o finalmente verse obligada a convocar a un segundo referéndum, algo que piden muchos británicos y líderes como Tony Blair.

Sin embargo, bien saben los expertos que la incertidumbre es precisamente el peor enemigo de la economía, razón por la cual cualquier cálculo sobre el impacto del Brexit en los ciudadanos y en la economía del país, puede quedarse corto o desactualizado.

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