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China/UE

La Nueva Ruta de la Seda pasará por Roma

Italia y China firmaron este sábado un acuerdo para promover las Nuevas Ruta de la Seda en Europa. Italia se convierte en el primer país del G-7 que formará parte del proyecto faraónico. Washington y Bruselas se inquietan.

El ministro chino de Comercio Zhong San y el ministro italiano de Desarrollo Económico Luigi Di Maio firman acuerdos de comercio en Villa Madama, Roma el 23 marzo 2019
El ministro chino de Comercio Zhong San y el ministro italiano de Desarrollo Económico Luigi Di Maio firman acuerdos de comercio en Villa Madama, Roma el 23 marzo 2019 REUTERS/Yara Nardi
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El presidente chino Xi Jinping concluyó este sábado su visita oficial a Italia. Antes de partir con destino a Mónaco firmó una treintena contratos o protocolos de acuerdo que servirán para promover el desarrollo del faraónico megaproyecto chino de Nuevas Rutas de la Seda que Pekín lanzó en 2013. La mayoría de los acuerdos involucran instituciones italianas. Xi Jinping, recibido con la mayor pompa y circunstancia por el gobierno italiano, se entrevistó el viernes con su par Sergio Matarella, y hoy acompañó la firma del acuerdo principal, en presencia del jefe de gobierno Giuseppe Conte y del ministro de Desarrollo Económico Luigi di Maio.

Según la prensa italiana, los acuerdos involucran inversiones por un monto de entre 5 000 y 7 000 millones de euros, que podrían verse incrementados hasta 20 000 millones. El hecho que el protocolo de acuerdo sea "no obligatorio" indica que la Ruta de la Seda podría encontrar escollos antes de comenzar a extenderse en Italia. Por ahora el esfuerzo principal de Pekín se concentrará en los puertos estratégicos de Trieste y Génova, fundamentales para incrementar los intercambios entre China y su contraparte europea. Xi Jinping reiteró que la parte china desea que los intercambios comerciales y las inversiones se realicen en los dos sentidos.

Otros contratos incluyen la fabricación de turbinas y la construcción de una planta siderúrgica en Azerbaiyán por un monto de 1 100 millones de euros. Además China se comprometió a abrir su mercado a las naranjas italianas, así como desarrollar el sector del turismo. 

Con este protocolo de acuerdo nosotros estamos conscientes que más allá de la oportunidad también hay un riesgo, dijo el secretario de Estado italiano de la Economía Michel Geraci, un devoto promotor en Roma de la causa china. El riesgo ha de ser elevado pues contrariamente a los deseos de Pekín otros 20 acuerdos se quedaron suspendidos en espera de mejores tiempos.

Washington y Bruselas ven con abierta desconfianza el acercamiento entre Italia y Pekín. Italia es miembro del selecto club de países del G-7 que reúne a las principales potencias económicas de occidente. Las Nuevas Rutas de la Seda incluyen inversiones multimillonarias en vías férreas y marítimas para "favorecer el comercio" entre Asia y Europa, asegura Pekín. Días atrás la Comisión Europea publicó un documento en el que acusó a China de ser "rival sistémico" de la Unión Europea. Ahora los dirigentes europeos se prepara paran para adoptar antes del fin de abril una nuevo mecanismo que castigaría en las contrataciones públicas a las empresas de países que cierran sus mercados a las compañías europeas. Bajo la misma óptica, se impondrán drásticos controles a las inversiones extranjeras en sectores estratégicos o que pudieran hacer peligrar la seguridad europea.

Las Nuevas Ruta de la Seda han adquirido una mayor dimensión en razón de la guerra comercial que escenifican Washington y Pekín, y porque el crecimiento económico del gigante asiático se ha desacelerado sensiblemente. Europa es vital para mantener su crecimiento, pero Bruselas acusa a Pekín de falta de transparencia y de corrupción. Hasta diciembre pasado China asegura haber desembolsado 53 000 millones de euros en la realización del megaproyecto, pero otras fuentes reducen ese importe a la mitad.

Xi Jinping viaja ahora a Mánaco antes de llegar a Niza, Francia, El martes deberá encontrarse con el presidente francés Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel y el presidente de la Comisión Europea Jean-Claude Juncker, con el objeto de "encontrar puntos de convergencia entre Europa y China" en temas como el bilateralismo o la puesta en marcha del Acuerdo de París sobre el clima.

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