El Rocío, entre fe y preservación del medio ambiente
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Decenas de miles de peregrinos comienzan a salir de varios puntos de España, e incluso de otros países, para “hacer camino”. Es decir, recorrer a pie, a caballo o en carreta los kilómetros que separan los caminos que parten de Cádiz, Sevilla y Huelva hasta la ermita de El Rocío en donde se encuentra la virgen homónima, también conocido como “la blanca paloma”. Para algunos defensores de la naturaleza, esta romería deja huellas poco "cristianas" en la naturaleza.
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Uno de los senderos que conducen al Rocío atraviesa el coto de Doñana, una reserva natural en la que la vida moderna obliga a los caballos, mulas, bueyes y carretas a compartir camino con vehículos de motor, a los que se les acusa de tener un impacto nocivo sobre la biodiversidad.
Por su lado, las organizaciones protectoras de animales denuncian que se maltrate a los animales.
"Los jinetes viven con sus caballos todo el año y disfrutan de El Rocío con ellos. ninguno desea maltratar a ese compañero. Claro que puede haber alguien que se emborrache y le de por galopar mucho con el caballo. Entre tanta gente puede ocurrir. Pero también sucede que, como a cualquier persona, al caballo le de un infarto. Allí no se trata de maltrato", asegura Juanjo Carmona reponsable de la organización ecologista WWF en Doñana.
A las hermandades se les reprochaba también que dejaban basura en los caminos…algo que ha cambiado mucho gracias a los esfuerzos de las asociaciones ecologistas que reparten bolsas a todas las hermandades.
"Mejorará aún más cuando entre en vigor en toda la Unión Europea la prohibición de pajitas y tros productos de plástico", añade Juanjo Carmona.
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