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Elecciones en Francia

La lucha por el codiciado tercer puesto

Cuando todos dan por sentado que la segunda vuelta tendrá por protagonistas al presidente saliente Nicolas Sarkozy y al socialista François Hollande, dos candidatos que encaran la renovación de la extrema derecha y la extrema izquierda y un tercero que se presenta como centrista buscan convertirse en la sorpresa de la elección.

Afiches de campaña de Marine Le Pen (izquierda) y Jean Luc Mélenchon, París, el 3 de abril de 2012.
Afiches de campaña de Marine Le Pen (izquierda) y Jean Luc Mélenchon, París, el 3 de abril de 2012. ©Reuters.
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Al menos para la primera vuelta, la suerte parece echada. Todas las encuestas publicadas hasta el jueves 19 de abril indican que los vencedores de la primera vuelta de las elecciones presidenciales francesas que se celebran este domingo le darán -con alrededor del 28% a cada uno- el pasaje para la segunda vuelta al mandatario saliente Nicolas Sarkozy y al socialista François Hollande, dado como amplio favorito para el balotaje.

Sin embargo, existe una segunda carrera, y es por el tercer lugar en el podio. Desde este puesto, el candidato podrá teóricamente oficiar de árbitro, y desde la legitimidad de sus electores dar una consigna de voto. Esta vez, el tercer hombre, o mujer, tiene la particularidad de poder venir de los dos extremos del arco político francés o del centro.

Uno de los aspirantes es lo que la prensa ha llamado “el fenómeno” de la campaña, Jean-Luc Mélenchon (60), que según las encuestadoras, oscila entre el 13% y 17% de las intenciones de voto. Utilizando una retórica que tomó prestada a Sudamérica, este ex miembro del Partido Socialista pide “¡Que se vayan todos!” como ocurrió en Argentina, cita a los líderes bolivarianos o al brasileño Lula, mientras critica frontalmente a los periodistas y los mecanismos de la prensa. Las dotes de tribuno de este profesor de filosofía de formación le han dado un carisma que seduce al electorado de izquierda y de extrema izquierda que juzga demasiado blando a Hollande. Con su retórica ha logrado trascender el “gueto” de comunistas y trotskistas, encarnados por los candidatos Philippe Poutou y Nathalie Arthaud, con menos del 1% de intenciones de voto.

En el otro extremo se sitúa Marine le Pen, hija del histórico líder del Front Nacional (FN), Jean Marine Le Pen. Esta abogada divorciada de 43 años supo modernizar la sulfurosa imagen del partido. A diferencia de su padre, que le interesaba menos el poder que funcionar de caja de resonancia de las distintas corrientes de la ultraderecha, Marine busca “normalizar” su partido. Atrás quedaron los chistes de mal gusto de su padre sobre los campos de exterminio, el revisionismo histórico o la homofobia. Marine Le Pen apunta sus dardos al progreso del Islam en Francia, se sitúa como defensora de la laicidad -una novedad para los tradicionalistas del FN- y echa mano a una retórica anticapitalista y antiglobalización que no desentonaría en un foro antimundialista.

En cuanto al tercero en pugna, es François Bayrou, candidato del Movimiento Democrático (MODEM), que se sitúa entre el 10% y el 11% de las intenciones de voto. Este ex profesor de letras tiene como caballo de batalla el endeudamiento de Francia, advierte que el país está ante “la última oportunidad de salvar el modelo social” francés para lo que el Estado debe “gastar menos y servir más”. En 2007 conquistó el tercer lugar, y los franceses asistieron a los infructuosos intentos de Ségolène Royale por arrancarle una consigna de voto en su favor.
 

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