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Francia

Los franceses no perciben a los inmigrantes como auténticos franceses

Son tantas las dificultades de integración para los inmigrantes en Francia que la segunda generación se integra a menudo menos que la primera, dice una encuesta publicada por el Ined y el Instituto Nacional francés de Estadísticas (Insee). Los inmigrantes, sin embargo, adhieren ‘masivamente’ a su nuevo país.

Tunecinos protestando contra la política de inmigración de Francia, 28 de abril de 2011 en París.
Tunecinos protestando contra la política de inmigración de Francia, 28 de abril de 2011 en París. AFP/Joël Saget
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Los inmigrantes se tropiezan regularmente con la voluntad de los franceses de remitirlos a sus orígenes, lo que los autores denominan una “denegación de francesidad”.

A pesar de ello, la inmensa mayoría de los inmigrantes y de sus descendientes se declaran de acuerdo con las frases “me siento francés” y “en Francia me siento en mi país”, indica la encuesta, que estudió varios temas, entre otros, empleo, religión, familia, educación, etc.

La clave de la integración es el físico 

La noción de “francesidad”, el hecho de ser percibido como auténticamente francés, “no es atribuida con base en la nacionalidad o los códigos culturales como la lengua”, sino en funcion de “los que se parecen o no a los franceses”, explica a la AFP Cris Beauchemin, investigador del Instituto Nacional de Estudios Demográficos (Ined) y uno de los autores de la encuesta publicada este 8 de enero, la cual fue realizada con un corpus de 22 personas.

Los primeros en sufrir de este problema son los inmigrantes de origen africano, magrebí o asiático, es decir las llamadas “minorías visibles”. Los descendientes de europeos, en cambio, no están concernidos por esta situación.

Más del 50% de los inmigrantes originarios de África, incluso los nacionalizados, “piensan que no son percibidos como franceses”. Todo esto produce situaciones de “disonancia” identitaria que “se mantienen, o incluso progresan, a través de las generaciones”.

Se derrumba la teoría 'asimilacionista'

Esto desmonta la teoría asimilacionista que “sostiene que los inmigrantes son víctimas de estigmas pero que después eso pasa. No, no pasa”, recalca Beauchemin.

Como consecuencia directa, los inmigrantes de segunda generación se integran menos bien que sus padres. “En todo lo que es sociocultural (familia, lengua...) se asiste más bien a un progreso de una generación a la otra, pero en los aspectos socioeconómicos, en los que hay barreras como la escuela o el empleo, estamos más bien ante una degradación", señala el informe.

“Hay una integración en un solo sentido”, con la persistencia de múltiples discriminaciones, concluye Beauchemin.

El 47% de las personas de origen africano subsahariano, 32% de las de origen marroquí y 30% de las de origen argelino dicen haber tenido experiencias de discriminación. Según la investigación, los encuestados tienen más bien tendencia a minimizar las experiencias racistas que a ampliarlas.

Esta investigación, llevada a cabo en 2008 y 2009, no concierne la tercera generación, difícilmente analizable. Sin embargo en "un reto" para una eventual próxima encuesta, ya que es esencial "evaluar la evolución de las desigualdades según el origen", insiste Beauchemin.

 

 

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