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Francia

Le Canard Enchaîné, el semanario más temido por la clase política

El periódico que publica las revelaciones sobre François Fillon es una rareza en el mundo editorial. (Redifusión de un artículo publicado en julio de 2016). No lleva publicidad, no pide dinero a los bancos, rechaza tener una versión digital y se aferra a una estética antigua: conozca al semanario francés que con cien años goza de una salud insolente.

Detalle de la portada de Le Canard Enchaîné del miércoles 6 de julio de 2016.
Detalle de la portada de Le Canard Enchaîné del miércoles 6 de julio de 2016.
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Por Dorian Colson-Roy

Le Canard Enchaîné (el pato encadenado) cumplió este martes 100 años de existencia y ha confeccionado un número especial que aparece este miércoles con una portada intitulada “En route pour le bicentenaire” (En marcha hacia el bicentenario). Creado el 5 de julio de 1916, durante la Primera Guerra Mundial, su objetivo inicial era luchar contra la desinformación y la censura omnipresente. Modelo de independencia económica, este periódico supo atravesar los años sin cambiar jamás su identidad a la hora de la digitalización.

Nacido con una línea editorial izquierdista durante la Tercera República francesa (1870-1940), se convirtió en un fenómeno editorial a lo largo de la Quinta (desde 1958). El periódico satírico más antiguo de Francia, ha sobrevivido gracias a su independencia financiera en particular. Serge July autor del libro “Dictionnaire amoureux du journalisme” (Diccionario enamorado del periodismo), explica que es el único que consiguió sobrevivir.

La independencia financiera, el sinónimo de independencia editorial

Desde hace un siglo, Le Canard Enchaîné ha vivido sin jamás aceptar dinero de publicidad y ni pedir prestado a un banco. Además, cuando toda la prensa escrita está en una situación financiera muy preocupante, muchos observadores destacan la buena salud económica que le garantiza su independencia editorial total. “Es un periódico que no tiene publicidad, accionistas exteriores y que controla su funcionamiento económico”, explica Laurent Martin, historiador y autor de la obra “Le Canard enchaîné ou les fortunes de la vertu, histoire d’un journal satirique” (El pato encadenado o las suertes de la virtud, historia de un periódico satírico).

El Canard es la espada de Damocles de la sociedad francesa. Es muy dificil que pueda ser desmentido.

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Pancho, dibujante del Canard Enchaîné

Sus beneficios le permitieron mantener el mismo precio de venta desde 1991 (1,20 euros) mientras que otros numerosos periódicos no dejaron de aumentar los precios. Para garantizar su independencia financiera, el periódico se compone de un equipo reducido de 30 periodistas y reserva una parte de sus ganancias regularmente. El beneficio neto de 2,2 millones de euros, en 2014, traduce del buen funcionamiento de este modelo de financiación cada vez más raro.

Un periódico de otra época que tiene éxito

Hoy en día, El Canard Enchaîné representa el último periódico tradicional en el paisaje mediático francés: tiene el mismo formato que tenía en 1916 (56X36 cm), los mismos dos colores (negro y rojo), y solamente una versión papel. “Nuestro trabajo es informar y distraer a nuestros lectores, con papel de periódico y tinta. Es un buen trabajo que es suficiente para ocupar a nuestro equipo», se puede leer su página web. Aunque utiliza Twitter muy poco desde 2012 y posee una página web minimalista para presentarse, el semanario es el único que no ha seguido esta moda digital.

Otra particularidad, la discreción y el anonimato que representa Le Canard Enchaîné. Aunque conocemos algunos periodistas famosos de este periódico (Claude Angeli o Jean-Luc Porquet), no están presentes en la televisión o en las redes sociales, al contrario de la mayoría de los grandes periodistas. Su estrategia es dejar la información hacer su publicidad y eso funciona. Cada semana, las ventas son satisfactorias.

El semanario satírico cultiva también esa política dentro de las ocho páginas que lo componen. En efecto, es muy frecuente que algunos artículos no estén firmados, como lo explica el jefe de redacción desde 1990, Erik Emptaz. De hecho, es esta discreción de los periodistas que garantiza su éxito. Según él, la gente da más fácilmente informaciones porque el Canard Enchaîné respeta totalmente el anonimato de las fuentes.

Durante estos cien años de existencia, y gracias a un funcionamiento eficaz, el semanario y su pato simbólico contribuyeron a numerosas revelaciones importantes que agitaron la república y la vida política francesa. Los diamantes del dictador africano Bokassa regalados a la ex presidente Valéry Giscard d’Estaing, los gastos del entonces alcalde Jacques Chirac en el ayuntamiento de París, o más recientemente los de Mathieu Gallet (director de Radio France), son algunos ejemplos del peso mediático y del real contrapoder que representa Le Canard Enchaîné.

En el momento en el que desaparecen muchos periódicos tradicionales en papel en favor del desarrollo cada vez más importante de la prensa digital – el fin de la versión papel de The Independent últimamente es el mejor ejemplo -, el Canard Enchaîné se presenta como el último periódico en Francia representante de ese periodismo de otra época. Su independencia financiera, su discreción periodística y su originalidad actual, frente a una armonización cierta de la prensa, puede continuar alimentando su éxito.
 

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