Primarias socialistas: dos visiones de la izquierda chocan en la segunda vuelta
Benoît Hamon, defensor del proteccionismo económico y la renta básica universal se medirá con el ex primer ministro Manuel Valls, un social-liberal que promete preservar la laicidad y la autoridad del Estado.
Primera modificación:
El sorpresivo primer puesto de Benoît Hamon, 49 años, en las primarias del Partido Socialista frente al ex primer ministro Manuel Valls, de 54 años, anuncia para el próximo domingo un duelo en el que se medirán dos concepciones de la izquierda francesa.
Hamon, crítico con el gobierno socialista actual, supo imponer sus temas durante los debates de la campaña de las internas socialistas, recabando el 36,6% de los votos. Matemáticamente, la candidatura presidencial socialista es suya, puesto que consiguió el apoyo explícito de Arnaud Montebourg, quien llegó tercero, con el 18,7% de los votos.
Valls, quien esperaba imponerse en esta primera manga, apenas cuenta ahora con la consigna de voto de Sylvia Pinel, la única mujer de estas primarias socialistas, que sumó el 2% de los sufragios.
A 100 días de la elección presidencial, los socialistas franceses van a dirimir dos visiones enfrentadas de la izquierda. Hamon se presenta como un “outsider”. Con el respaldo del ala izquierda del partido, logró imponer la idea de una renta básica universal: un ingreso de 750 euros mensuales sin condiciones.
Hamon renunció al gobierno de Hollande en 2014, acusando al ejecutivo de llevar a cabo un "deriva liberal". Ahora, dice encarnar la esperanza de un partido en llamas. "Los electores votaron por convicción, no por resignación", sostuvo el diputado tras conocerse los primeros resultados, llamando a los electores a movilizarse para "terminar con la vieja política".
Su discurso pone el acento en la ecología y en el “vivir juntos”, con una política generosa para el derecho de asilo de refugiados.
Ante la utopía de Hamon, Valls ofrece una política hiperrealista. De los barones socialistas es el único en asumir el impopular legado de François Hollande, que lo obligó a desistir de optar a la reelección.
El ex primer ministro carga para el ala izquierda del electorado con la responsabilidad del denostado y frustrado proyecto de quitarle la nacionalidad a los condenados por actos terroristas y una flexibilización forzada de la legislación laboral.
Pero para este barcelonés de origen, Hamon propone un proyecto "costoso" e "irrealista" que condenará la izquierda a una segura derrota ante el candidato de la derecha conservadora, el ex primer ministro François Fillon, y Marine Le Pen, líder de la extrema derecha del Frente Nacional.
En la noche del domingo, Valls se erigió en estandarte de la "izquierda responsable". "Nada está escrito", zanjó.
"Una elección muy clara se presenta a ustedes, una derrota certera o una victoria posible, promesas poco realistas o una izquierda creíble, que asume las responsabilidades del país", subrayó.
Valls es percibido como la opción social-liberal, con una política económica realista y un Estado firme en la preservación del laicismo en el espacio público.
De todos modos, según los sondeos ninguno de los dos candidatos sería hoy capaz de superar la primera vuelta de la elección presidencial de abril al recabar menos del 10% de los votos. Esta configuración beneficia al ex ministro socialista Emmanuel Macron, un progresista proeuropeo que apuesta a trascender el debate derecha-izquierda, y puede congratularse de no haber participado en las primarias de la izquierda, con una participación débil, de menos de 1,7 millones de electores, inferior a la mitad de los franceses que votaron en las primarias de la derecha.
Así las cosas, el próximo 7 de mayo debería ver una segunda vuelta entre François Fillon y Marine Le Pen, quien espera subirse a la ola de los populismos europeos, el Brexit y el triunfo de Donald Trump en Estados Unidos.
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