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Francia hoy

Vinovision, una feria para los vinos septentrionales franceses

Primera modificación:

París acoge la primera edición de Vinovision, el primer salón profesional internacional dedicado a los vinos que se producen en las regiones más frías de Francia.

Hasta ahora París no tenía un salón profesional dedicado al negocio del vino.
Hasta ahora París no tenía un salón profesional dedicado al negocio del vino. RFI / Agnieszka Kumor
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Hasta ahora París, la capital de Francia, país famoso por sus vinos, aunque parezca mentira, no tenía un salón profesional dedicado justamente al negocio del vino. El salón tradicional es Vinexpo, en Burdeos, considerada la gran misa del vino francés.

París ha saldado su asignatura pendiente con Vinovision, la feria de vinos septentrionales franceses que celebra su primera edición con 650 expositores y al menos 3.000 profesionales acreditados.

"La septentrionalidad hace referencia al paralelo 46 de nuestro planeta. En Francia la línea de demarcación es Lyon, así que nos referimos a los vinos que se producen en el norte de esa línea. Las regiones de Beaujolais, Savoya, el Jura, Alsacia, el valle del Loira, la Champaña y Borgoña. A nivel internacional, podemos hablar de los Cool Climate Wines, los vinos que se adaptan a climas fríos y que tienen en común un cierto número de cepas como el Pinot Noir, el Chardonay, el Sauvignon. Hablamos por ejemplo de Alemania, Austria o algunos estados de Estados Unidos, y en el hemisferio sur Nueva Zelanda y algunas partes de Chile", explica Brigitte Bouchayer, directora del salón Vinovision.

De momento, el salón Vinovision está dedicado a la producción francesa, pero no se descarta en el futuro abrir las puertas a otros países productores siempre que pertenezcan al club de los septentrionales claro, el famoso paralelo 46.

Si nos fijamos en las últimas cifras de las exportaciones francesas en 2016, la exportación del vino francés ha bajado un 1,8% a causa del retroceso de la libra esterlina en Reino Unido, uno de los mayores consumidores de vino francés, y de los precios cada vez más competitivos de vinos de países como Chile o Australia que además tienen acuerdos comerciales ventajosos con China, país clave en el comercio internacional. Ante este panorama, sin embargo, los vinos septentrionales mantienen sus cifras de negocio, incluso prosperan.

Según Brigitte Bouchayer, "las exportaciones de estos vinos han crecido en un 1,2%. Es verdad que la región de Champaña es la que tira del carro, pero en general todos suben o se mantienen porque este tipo de vino gusta cada vez más y esto es lo que queremos que se vea en este salón. Vinovision ha sido creado justamente para aportar una nueva mirada sobre este vino y centrarnos sobre la evolución de la demanda y cómo hoy en día la gente consume el vino. Nos damos cuenta de que estos vinos finos, frescos y elegantes gustan mucho".

En esta búsqueda de analizar y pescar los nuevos modos de consumo, el salón tiene una parte exclusiva para identificar las tendencias: el Trend Forum dedicado justamente a los hábitos de los nuevos consumidores, llamados por los teóricos "generación del milenio" o los "OMNIS" que lo mismo se beben un champagne en un brunch como un rosado para la merienda.

"Queremos responder a esta demanda, tenemos que hacer un marketing de la demanda y no de la oferta. Está esa joven generación OMNI, omnipresente, que lo quiere todo, que vive en permanente contradicción, muy conectada, así que creo que los vinos septentrionales, por su variedad y por su riqueza tienen un lado muy adaptable a muchos momentos de consumo, frescos, afrutados que permiten que el acceso al fino sea más fácil", cuenta la directora de Vinovision.

Vistas las cifras y los objetivos, nos lanzamos a recorrer el salón, uno de los stands más vistosos es el de la bodega Ampelidae, especializada en vinos biológicos. Raphael Valero es el enólogo de esta casa cuyas viñas de 200 hectáreas se sitúan en Poitiers, en el valle del Loira, el oeste de Francia. Con una producción de tres millones de botellas al año, Ampelidae ya está muy consolidada a nivel internacional, sobre todo en los países nórdicos europeos como Suecia, pero también Japón o Estados Unidos. La bodega busca expandir ahora su mercado a otros países, pero también seducir las cartas de los restaurantes y cavistas parisienses, ya que el orgánico está de moda.

Después de una primera jornada muy calmada, parece que en el segundo día los pasillos de Vinovision comienzan a llenarse un poco. Los profesionales más esperados, los estadounidenses, temen las posibles consecuencias de las medidas proteccionistas de Donald Trump en la exportación del vino francés.

Según Brigitte Bouchayer, "Estados Unidos sigue siendo el mayor mercado para la exportación de nuestros vinos, Reino Unido también y eso lo vemos en los inscritos a este salón con profesionales que vienen de esos países y también de Bélgica, Alemania y Holanda. Y hablando con algunos de los visitantes estadounidenses nos dicen que eventualmente puede haber una alza de los aranceles, pero en estos momentos, como aún no hay medidas, no podemos cuantificar el alcance".

En la zona de las catas, Christopher Burns, comprador de Nueva York, está seguro de que a pesar de las barreras el negocio del vino francés continuará: "En Estados Unidos, existe la idea de que Francia es un lugar con grandes vinos. Lo que muchas veces no consigues con vinos norteamericanos, lo consigues con los franceses, como un buen Sauvignon blanco, que tiene mucho carácter, noble y a buen precio".

No muy lejos de Christopher, catando un vino de Borgoña está Nico Tirio, que lleva 22 años trabajando en el mundo del vino, 20 como comprador para una gran empresa en Reino Unido, el segundo país, tras Estados Unidos, que más vino francés importa. Hoy en día trabaja como agente: "He descubierto vinos muy interesantes y si puedo ayudar a algunos productores a vender sus vinos, será genial".

Vinovision ha sido presentado en la prensa francesa como el salón que desafía a los Chateaux de Bordeaux, vinos meridionales franceses que, según las malas lenguas, están demasiado privilegiados en el salón Vinexpo en Burdeos. "Es verdad que un salón cuesta muy caro para todo el mundo, a los productores y a los visitantes. Pero yo personalmente voy a casi todos porque cada salón tiene su especificidad. Vinexpo en Burdeos es el salón ancestral que puede tener sus ventajas e inconvenientes, pero donde predominan las bodegas bordelesas. También está el salón de los vinos del Loira que tuvo lugar la semana pasada. Pro Wein en Dusseldorf en Alemania, que es la referencia europea o mundial, La London Wine Fair también es muy importante porque hay vinos de todo el mundo... Así que es cierto que se puede pensar que se repiten o que hay demasiados. Sin embargo, cada uno tiene su identidad. Lo que hoy veo me gusta: un salón innovador. Al menos tenemos un salón en la capital francesa", estima Nico Tirio.
 

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