Misteriosa desaparición de una familia francesa
En Francia, la misteriosa desaparición de una familia suscita inquietud y perplejidad. Una familia francesa que no ha dado señales de vida desde el 16 de febrero. La policía se enfrenta a un juego de pistas macabro. El auto del hijo fue encontrado a 60 kilómetros del domicilio familiar mientras que una prenda y un documento de la hija fueron hallados a 280 kilómetros de distancia.
Primera modificación:
Una familia normal y corriente en apariencia, la familia Troadec, compuesta de los padres, Pascal y Brigitte, 50 años de edad y sus hijos Sébastien, 21 años y Charlotte, 18. Desde el 16 de febrero los padres no acudieron a sus trabajos, los teléfonos móviles de los cuatro miembros están silenciosos.
La policía, alertada por la hermana de la esposa --inquieta por la falta de noticias-- , acudió al domicilio familiar, una casita del barrio residencial de Orvault, a unos 10 km al norte de Nantes (oeste de Francia).
Rastros de sangre
La policía registró el domicilio, y descubrió rastros de sangre pertenecientes a varios miembros de la familia, "algunos de los cuales habían sido limpiados", indicó el lunes por la noche la fiscalía.
El coche del hijo, habitualmente estacionado frente a la casa, había desaparecido, para ser encontrado unos días después. Los dos automóviles de los padres sí fueron hallados en el domicilio.
Ante estos inquietantes elementos, la fiscalía ha abierto una investigación por "homicidios voluntarios y secuestros".
Una familia discreta
"Era una persona simpática pero discreta" dice del padre, nacido en 1966, un colega de trabajo. "No hablaba mucho de su vida personal o de su familia" explica a la AFP.
Pascal Troadec, que tenía que reincorporarse al trabajo el viernes pasado, estaba empleado desde hace unos 10 años en una pequeña empresa especialista en la fabricación de rótulos.
Su esposa, Brigitte, nacida en 1967, estaba empleado en un centro de impuestos de Nantes. Sus dos hijos eran ambos estudiantes.
Según una fuente cercana al caso, y según vecinos, el padre había padecido "disturbios depresivos en el pasado". El hijo, por su lado, había "sufrido fragilidades psicológicas".
La única pista son manchas de sangre en la casa familiar, ubicada cerca de Nantes, cuyo ADN coincide con tres de ellos
Casa paralizada
El fiscal del caso, Pierre Sennes, informó que los investigadores encontraron manchas de sangre en el teléfono del hijo Sébastien y en el reloj de la madre, Brigitte. Así también en las escaleras de la casa de dos pisos.
Los investigadores evocan escenas de una “gran violencia” y que es muy probable que hubo personas que murieron, aunque no se han encontrado hasta ahora los cuerpos.
Las camas estaban sin sábanas, algunas de ellas yacían en el secador y en la lavadora aún había ropa húmeda, como si la casa se hubiera quedado “congelada”, concluyó el fiscal Sennes.
Indicios desperdigados
Durante varios días no se encontró ningún indicio, pero el pasado miércoles a 280 kilómetros del domicilio familiar, se encontró un pantalón de la hija Charlotte y al interior su carnet del seguro social. Así también en dicha zona se encontró un libro escolar a nombre del padre, Pascal Troadec.
El jueves se encontró en Saint Nazaire, a 60 kilómetros del domicilio familiar el automóvil del hijo Sebastian, quien al principio de la investigación era el sospechoso principal aunque ahora no se excluye la intervención de una persona ajena a la familia.
Según el fiscal, la dispersión de objetos a diestra y siniestra hace pensar en un “juego de pistas macabro”.
La investigación abierta por las autoridades explora diferentes delitos, desde secuestro, confinamiento ilegal hasta asesinato.
Boletín de noticiasNoticias internacionales esenciales todas las mañanas
Suscribo