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Francia

Comienza el big bang del Código del Trabajo francés

El gobierno espera un amplio triunfo del partido oficialista República en Marcha en las elecciones legislativas de este 11 y 18 de junio para obtener la mayoría parlamentaria necesaria para aplicar sin frenos el ambicioso programa de reforma del mercado laboral que prometió Macron durante la campaña.

El presidente Macron discutiendo con el líder sindical de la CGT Pierre Martínez en el Palacio del Elíseo, 23 de mayo de 2017.
El presidente Macron discutiendo con el líder sindical de la CGT Pierre Martínez en el Palacio del Elíseo, 23 de mayo de 2017. REUTERS/Michel Euler/Pool
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Medios de derecha y de izquierda están de acuerdo en el carácter inédito y completamente fuera de lo corriente de la reforma del código laboral que el gobierno francés comenzaría a discutir a principios de este mes en un total de 48 reuniones que se prolongarán hasta el 21 de julio.

“Macron lanza el big bang social del quinquenio”, titula en primera plana el diario conservador Le Figaro. “El sismo que está preparando el gobierno”, escribe también en portada el diario de centro-izquierda Libération a propósito de lo que llama una “revolución liberal del código laboral”.

El jefe de Estado quiere flexibilizar rápidamente el derecho laboral usando el procedimiento acelerado de las ordenanzas, las cuales permiten evitar los largos debates ante las dos cámaras del parlamento.

El desempleo es endémico en Francia desde hace numerosos años y, aunque en vías de retroceso, sigue afectando al 9,6% de la población activa.

Esta delicada reforma del Código del Trabajo es el primer gran proyecto del quinquenio del presidente Macron. Para ello ya ha recibido a representantes de los sindicatos y de los gremios empresariales.

Temores de los sindicatos

Los sindicatos temen que esta reforma traiga retrocesos en los derechos de los trabajadores. El objetivo de las propuestas de Macron –ya explicadas en su campaña electoral– es “liberar” la actividad de las empresas.

En este sentido, las normas laborales se fijarían a nivel de cada empresa, según sus peculiaridades, en lugar de lo estipulado a nivel de los grandes sectores de actividad.

Los detractores de la medida alegan que ello facilitaría el “dumping social” entre empresas.

El objetivo de la reforma es también limitar las indemnizaciones que perciben los empleados en caso de despido improcedente. La medida, deseada por la patronal, es muy criticada por los sindicatos.

‘Peor’ que la ley El Khomri

Los sindicatos se movilizaron masivamente en 2016 contra la ley El Khormi, una reforma laboral que flexibilizaba las normas y que fue lanzada por el anterior gobierno socialista en el que Macron ocupó el cargo de ministro de Economía hasta agosto del año pasado.

Aquella reforma provocó seis meses de rechazo social, con 13 jornadas de huelgas y manifestaciones, muchas de ellas violentas.

La reforma que prepara el gobierno actual “va mucho más lejos”, advirtió Libération este miércoles con base en un documento secreto al que el diario tuvo acceso. En particular, “concretaría el viejo sueño de la patronal en el sentido de que se pueda negociar el motivo de un despido de manera anticipada en el marco de la empresa”, explica Libération.

Para el diario, esta medida podría desencadenar abusos de parte de los empleadores ya que éstos podrían crear nuevos criterios que justificarían un plan masivo de despidos. Por ejemplo, redefinir nuevas metas de ventas o de producción para los comerciales y los obreros.

Otro ejemplo citado por el diario de los riesgos que correrían los empleados con este proyecto de reforma laboral concierne los contratos de duración determinada (CDD).

También se negociaría a nivel de la empresa los motivos para recurrir a este tipo de contratos, la duración máxima, el número de renovaciones posible, los casos de ruptura de contrato. Para Liberación se trataría de un auténtico “bar abierto” para los patrones.

Reforma contraproducente

Los efectos de una “reforma apresurada del código de trabajo sería contraproducente" dijo Laurent Berger, secretario general de la CFDT, el sindicato reputado reformista y en el que más se apoyan tradicionalmente los gobiernos para sacar adelante sus reformas.

“No va a funcionar si Emmanuel Macron quiere pasar a la fuerza”, advirtió también Berger.

Philippe Martinez, de la CGT, criticó por su lado el “método” de las ordenanzas”. “Hay margen de maniobra” afirmó por su lado Jean-Claude Mailly, de FO.

El portavoz del gobierno, Christophe Castaner, advirtió por su lado a los sindicatos contra cualquier intento de "paralizar Francia", cuando aún permanece fresco en las memorias el interminable conflicto social que generó el año pasado la ley laboral del gobierno socialista.
 

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