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Francia hoy

Los retrasos en materia de licencia por paternidad

Primera modificación:

En Francia, existe una inmensa brecha entre mujeres y hombres a la hora de hablar de licencia por maternidad y paternidad.

Flickr/ Denis-Carl Robidoux
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16 semanas para la madre, y sólo 11 días para el padre: en Francia, estamos muy lejos de los 60 días obligatorios que los padres deben tomarse en Suecia, por ejemplo, por el nacimiento de sus hijos. Es justamente lo que un informático se ha propuesto cambiar a través de una petición online, que ya ha sido firmada por unas 50 mil personas y que pretende hacer presión al mundo político para que vean las ventajas de alargar la licencia a los hombres que acaban de ser papás.

Según las estadísticas, siete de cada diez hombres solamente toman la licencia de paternidad en Francia. Una cifra que desciende si hablamos de un segundo hijo, de padres con más de 35 años y que depende absolutamente del tipo de trabajo que hacen y de sus empleadores.

Para Catherine Boisseau Marsault, directora de Estudios en el Observatorio del Equilibrio de Tiempo y Paternidad en las Empresas, “Es importante sobre todo por dos razones. La primera es que reconoce a los padres que trabajan el derecho a ausentarse algunos días para participar en el nacimiento de sus hijos. La segunda razón es estructural: la licencia de paternidad permite un mejor reparto de las actividades domésticas en el hogar. La licencia de paternidad incentiva a los hombres a involucrarse en la relación con sus hijos desde el nacimiento, permite reforzar el lugar del padre en la educación de los niños. Asegurando una mejor distribución de responsabilidades en su casa, creamos las condiciones de una mejor repartición de responsabilidades profesionales entre las mujeres y los hombres. Podríamos decir que la licencia de paternidad es una de las palancas para la igualdad profesional entre las mujeres y los hombres”.

“Las mujeres tienen 16 semanas para aprender a ser madres, los hombres tenemos sólo 11 días”, dice la petición lanzada por internet y que pide que la licencia para los hombres se extienda al menos a cuatro semanas. Según los expertos, esta desconexión rápida de los hombres de la construcción del hogar a la llegada de un recién nacido tiene consecuencias en su implicación en las tareas domésticas. Un modelo que se arrastra, con uno que otro cambio, desde el 2002, año en que Francia reconoció el derecho a los hombres a solicitar una licencia por paternidad.

“Actualmente en Francia la repartición de actividades domésticas y familiares no es igualitaria en la pareja. Las mujeres consagran cada día en promedio una hora más que los hombres a la vida familiar. Esta situación penaliza a las mujeres en su vida profesional, sobre todo en el acceso al mercado laboral. Muchas se ven obligadas a trabajar a tiempo parcial, cuando tienen a sus hijos es muy común que renuncien a un ascenso profesional o a una formación. Todo eso se traduce en que las mujeres ganen menos que los hombres y al final tengan también una jubilación menor”, prosigue Catherine Boisseau Marsault.

Muchos hombres son conscientes de esto, pero la estructura social les hace imposible acceder a más tiempo con sus hijos recién nacidos. Los hombres dejan de percibir la totalidad de sus salarios, la indemnización varía en torno a la mitad de un sueldo mínimo.

Además, según Ariane Pailhé, investigadora del Instituto Nacional de Estudios Demográficos, “la otra explicación es de orden normativo y de representación de los roles respectivos de hombre y mujer. El hecho de que todavía, inclusive en Francia, el rol principal del hombre siga siendo el de proveedor de recursos hace que su tarea principal sea estar en el trabajo. Entonces tomar la licencia iría contra esta representación, contra el estereotipo. Podemos encontrar a padres que tienen ganas de tomarse esta licencia para estar cerca de sus hijos, pero que temen la mirada de sus colegas, de sus superiores. Tienen miedo de ser percibidos como menos comprometidos en su trabajo y en sus carreras, entonces terminan renunciando a la licencia”.

“Hablando de otros modelos, lo que siempre nos ha parecido como un ideal es el modelo de los países nórdicos, específicamente Suecia que desde hace mucho tiempo puso en práctica una licencia reservada a los hombres y con una remuneración importante. Pero es un modelo que también tiene sus fallas. Allá las madres se ocupan de los hijos durante un año entero, sin posibilidad de volver al trabajo antes porque no hay un sistema de guarderías como en Francia. Visto así, en Suecia también hay un efecto perverso en la carrera laboral de las mujeres”, estima Ariane Pailhé.

Según el Observatorio Francés de Coyunturas Económicas, alinear la licencia de los hombres al de las mujeres tendría un coste suplementario de 1.500 millones de euros. Una inversión importante pero que según la Organización de Cooperación y Desarrollo Económicos, la OCDE, podría hacer aumentar el PIB en 9,4 por ciento de aquí al 2030. “Para corregir esta situación hay varias pistas que se están estudiando. Pero hay tres que aparecen continuamente. La primera es hacer obligatoria la licencia de 11 días, la otra es alargar el período para hacer un paralelo con la licencia por maternidad y la tercera es permitirle al padre fraccionar los días de licencia hasta que el niño o niña sea adolescente”, concluye Catherine Boisseau Marsault.

El actual presidente francés Emmanuel Macron propuso en su campaña para acceder al Palacio del Elíseo alargar la licencia para los padres. Una promesa de campaña que no aparece en la reciente propuesta de reforma a la licencia por paternidad, que contempla armonizar el período para todas las madres, sea cual sea su tipo de contrato… pero que nada dice acerca de los padres.
 

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