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Francia

¿Puede París erradicar el automóvil?

La voluntad de la alcaldesa de la capital francesa de que no haya más vehículos que funcionen con gasolina o diésel lleva a los parisinos a preguntarse sobre el costo, la viabilidad, los beneficios y los inconvenientes de vivir en una metrópoli sin autos.

Peatones caminan por los Campos Elíseos en el Día sin Automóviles, el 1 de octubre de 2017.
Peatones caminan por los Campos Elíseos en el Día sin Automóviles, el 1 de octubre de 2017. Fuente: Reuters.
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La alcaldesa de París, Anne Hidalgo, anunció este jueves que no quiere ver más vehículos que funcionen con energía fósil (gasolina o diésel) antes del fin de la próxima década.

París “va a inscribir como objetivo el fin del diésel en su territorio en 2024 y el de la gasolina en 2030”, sostuvo Hidalgo, en un comunicado.

RFI salió a las calles de la capital francesa a ver qué opinaban sus habitantes.

“Es para vivir mejor, respirar mejor”, decía entusiasmada una ciclista interrogada.

“Mi próximo auto será híbrido, y el siguiente eléctrico”, indicaba al micrófono de RFI un taxista parisino de 34 años.

Otros se mostraban reacios al cambio, como un conductor que se aferraba a su volante: “El automóvil en Francia, y sobre todo en París, en lo que le queda de libertad da la gente. La gente que no querrá tener un vehículo eléctrico, ¿cómo hará?”, se preguntaba.

Detrás de la erradicación de las energías fósiles en la capital está el objetivo de combatir la polución una ciudad carbono neutral a mediano plazo, pero también darles a los peatones el espacio que ocupan los automóviles.

En este sentido van las medidas tomadas progresivamente desde la alcaldía de París, como la prohibición, en 2016, del ingreso de los vehículos diésel fabricados antes de 1997 o la reciente transformación de parte de las calles que bordean el río Sena en vías peatonales.

El precio de un aire limpio

Esta transformación encuentra una franca oposición de la oposición conservadora a la alcaldesa socialista, pero también de conductores que defienden sus vehículos por la autonomía y la libertad que otorgan frente a un servicio de transporte que puede colapsar en las horas de mayor afluencia o no cubren algunas calles de la capital.

Sin embargo, el retroceso del automóvil es una realidad. Desde 2001, el tránsito vehicular ha disminuido en un 31% en París. “Este descenso comenzó cuando Jacques Chirac [alcalde conservador de París de 19977 a 1995] puso bolardos para que los autos no subiesen más a las aceras”, explica el maestro de conferencias de la universidad Lille-I Frédéric Héran en el diario Le Parisien.

“Esto demuestra que no se trata de una voluntad de la izquierda burguesa y bohemia, ni de una especialidad francesa. Todas las grandes ciudades occidentales reducen el lugar del tránsito de automóviles”, agregó.

En cuanto al conjunto del país, la Agencia para el Medio Ambiente y el Control de la Energía (Ademe, por sus siglas en francés) estima que la cantidad de vehículos en Francia pasará de 35 a 22 millones de aquí a 2050, mientras la cantidad de pasajeros en el transporte colectivo debería duplicarse.

Por lo pronto, llega la hora de los automóviles eléctrico y las automotrices francesas preparan nuevos productos. Renault planea lanzar 12 nuevos modelos eléctricos antes de 2020, mientras que PSA apunta a que el 80% de sus automóviles usen esta tecnología.

El problema sigue siendo el precio. Como apunta Le Parisien, los modelos más baratos se consiguen a partir de 12.000 euros y pueden ir hasta 70.000 euros para el lujo de poseer un Tesla.

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