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REVISTA DE PRENSA

La reseña de la prensa francesa del 15 de febrero de 2018

El ministro francés de la Education, Jean-Michel Blanquer.
El ministro francés de la Education, Jean-Michel Blanquer. REUTERS/Charles Platiau
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Los titulares de los diarios franceses giran hoy en torno a las palabras: "mamut", "big bang", "enseñanza" y "ministro estrella".

El mamut es la Educación nacional. "Mamut" porque es muy difícil reformar el sector educativo. El ministro estrella es, justamente, el de Educación: Jean-Michel Blanquer. Y el big bang son las reformas que ha emprendido Blanquer.

“El ministro y el mamut”, escribe Le Figaro. “Blanquer es, de lejos, el ministro de Educación más popular que ha tenido Francia desde hace más de 15 años. La derecha cree estar viviendo un sueño, la izquierda no logra cuestionarlo, la opinión lo aprueba”, agrega el diario conservador.

“Bac y Liceo, el big bang”, titula por su parte La Croix. El BAC son las pruebas al final de la secundaria, auténtica leyenda en la vida de los franceses, rito de pasaje a la edad adulta.

El diario católico explica que el ministro reveló su proyecto de reforma del BAC: “menos exámenes, un mayor control continuado y un gran examen oral”.

“Macron lanza su big bang de la educación”, titula Les Echos. “Por fin van a caer algunos muros en la Educación nacional. El primero de ellos: la barrera que separa el colegio y la universidad”, se congratula el diario económico.

“BAC: cayó un Totem” escribe Libération. El diario también aplaude la reforma pero expresa reservas, en particular sobre el examen oral. Según Libé, esa prueba puede convertirse “en un instrumento de discriminación en razón de los distintos códigos propios a cada clase social. El control continuo también podría crear desigualdades geográficas”.

L’Humanité, mucho más crítico, afirma que “para acabar con el BAC Blanquer está jugando al ilusionista”. El diario estima que el proyecto de Blanquer “acentuará las desigualdades” y recuerda las diferencias entre los hijos de los obreros y los de los ejecutivos.

“El 84% de los hijos de ejecutivos aprueban el BAC contra solamente un 30% de los hijos de obreros”, recuerda L’Huma.

Uno de los frentes relacionados estrechamente con la educación es la radicalización de los jóvenes. En Francia hay 2.500 jóvenes que son seguidos porque son considerados como radicalizados, informa Le Monde.

El seguimiento es una mezcla de vigilancia y acompañamiento cuyo objetivo es la prevención.

Las autoridades quieren evitar que "se produzca una ruptura total de la persona con su entorno", explica el vespertino. El peligro es que partan al extranjero a hacer la yihad, la guerra santa. O sean reclutados por el grupo Estado Islámico para cometer atentados.

“Desde 2014, un poco más de 13.000 jóvenes han sido señalados a las autoridades, la mayoría de ellos a través de un número gratuito. Las autoridades se ocupan de un poco menos de la mitad, unos 6000”, apunta Le Monde.

Hay 2.500 que están siendo seguidos por unas 90 asociaciones autorizadas por el gobierno y que trabajan en colaboración con los servicios sociales. En el artículo, un periodista acompaña a un mediador que visita el hogar de Nabil, un joven radicalizado.

"Nabil acusa a su madre de tener un comportamiento 'deshonroso' y de acostarse con hombres en lugar de ocuparse de sus hijos. 'Ella no es musulmana', dice.

Según Nabil, su madre se ha occidentalizado. A medida que avanza la conversación con el periodista y el mediador, Nabil trata a su madre y a su hermana de 'putas' en razón de su comportamiento sexual y de su forma de vestirse.

El adolescente se ha ido a vivir a donde su abuela argelina, que sí practica un islam tradicional, más estricto. El rigorismo moral de sus abuelos se ha convertido para Nabil en un refugio.

Para terminar, una referencia a Macron y la fe. El mandatario evocó el tema en una rueda de prensa con periodistas del Elíseo, lo cual es raro para un presidente francés.

"Creo en una forma de transcendencia y por eso respeto el lugar que ocupan las religiones en nuestra sociedad", dijo el mandatario francés. Seguidamente agregó: "Si uno no cree en su buena estrella, uno no hace lo que yo hago".

Presidir a los franceses es, sin duda, un destino excepcional. Pero Macron también se muestra lúcido sobre las circunstancias que explican su triunfo en una de las campañas “más locas de la historia reciente de Francia", escribe Le Figaro.

"Soy el fruto de una enorme brutalidad de la historia, de una fractura, porque Francia era un país infeliz e inquieto", dijo el presidente Macron.

Nueve meses después de su llegada al poder, "Macron ha devuelto el brillo no solo a la función presidencial, sino también a la proyección de Francia en el contexto internacional", admite el diario conservador.

"Pero los franceses siguen deprimidos", concluye. ¿Y qué le pide hoy Macron a los franceses, al menos en el frente social y económico?

"Paciencia y tiempo mientras llegan los resultados concretos", comenta Le Monde.

Pero los franceses están al parecer impacientes porque su imagen en las encuestas está declinando. El encanto Macrón comienza pues a flaquear antes de cumplir su primer año de mandato.

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