El día que se acabó la revuelta del ‘Mayo francés’

En un inesperado vuelco de la historia, el 30 de mayo del 1968, el General de Gaulle, entonces presidente de la República, logró poner coto a varias semanas de revuelta estudiantil que estremecían Francia. Descubra cómo.

El presidente Charles de Gaulle en junio del 1968. UPI/AFP

Eran las 4:30 pm el 30 de mayo del 68 cuando muchos franceses oyeron por la radio la declaración del General de Gaulle. “No me retiraré”, dijo, dejando claro que seguiría en el poder al que había llegado 10 años atrás.

Frente a los innumerables bloqueos de centros educativos, el paro generalizado de trabajadores y la penuria de gasolina, el poder de De Gaulle tambaleó y los líderes de la oposición de izquierda se declararon dispuestos a asumirlo.

Pero ese último día del mes de mayo – y no por azar-, una marea humana recorrió la prestigiosa avenida de los Campos Elíseos de París. Cerca de medio millón de hombres, mujeres, ancianos y jóvenes vestidos con los colores de la bandera francesa marcharon en masa para mostrar su apoyo al General de Gaulle que se presentó como el garante del orden conservador, contra la revuelta estudiantil y los “comunistas”.

“¡El ambiente era muy alegre, y había orden!”, rememora Xavier de la Baume, un francés de 70 años que era estudiante en 68, y que marchó en apoyo al General.

“Casi caminábamos a paso de soldados. El consejo de ministros lideraba la marcha y todo el mundo pensaba que el movimiento estaba por terminar. Debo decir que ya empezábamos a estar hartos de todo esto: no había gasolina, las tarjetas bancarias no funcionaban, no había azúcar, ni harina, era casi como durante la ocupación alemana”, contó a RFI a 50 años de los hechos.

Ese 30 de mayo del 68, se despertaron los sectores tradicionalistas de Francia, tras semanas de una huelga sin precedentes de los estudiantes y de los trabajadores. En un gesto simbólico, un grupo de manifestantes que apoyaban a De Gaulle quitó una bandera roja colocada en una grúa, para reemplazarla por una bandera nacional.

Estrategia política maestra

“De Gaulle - con gran talento - reanudó con un vocabulario de la Guerra Fría. Denunció al Partido Comunista como el mayor adversario y jugó con miedos muy arraigados en la sociedad francesa”, observa la historiadora francesa Danielle Tartakowsky.

“La combinación entre una manifestación de derecha que nadie esperaba y el llamado a las urnas fue un golpe maestro, estima Danielle Tartakowsky, profesora de historia contemporánea de la Universidad París VIII. “La derecha no había salido a las calles desde 1934”, insiste la académica.

Unos días antes, el poder gaullista desactivó además el frente social que estremecía al país. El primer ministro de la época Georges Pompidou firmó a finales de mayo los acuerdos de Grenelle que preveían mejoras de salarios sustanciales para los trabajadores.

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“Mientras su primer ministro Georges Pompidou negociaba con los sindicatos que logran, con los Acuerdos de Grenelle, significativos avances para los obreros, De Gaulle no soltó nada del lado político”, explica Tartakowsky.

De esta manera De Gaulle puso fin a la revuelta generalizada en Francia. Unos días después, los estudiantes retomaron el camino a la escuela y se restableció el abastecimiento en gasolina.

Un mes después, el 30 de junio del 1968, el gaullismo triunfó en las urnas. El partido de De Gaulle consiguió una mayoría aplastante del 60 de los escaños en la Asamblea nacional francesa, dándole la estocada final a los que esperaban una caída de De Gaulle.

Sin embargo, el 68, si bien no se tradujo en un cambio de poder político inmediato, sembró las semillas de un cambio de costumbres hacia una sociedad más abierta y justa.

En 1969, De Gaulle renunció a la presidencia tras perder un referéndum sobre la descentralización, y falleció un año más tarde.

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