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Carrusel de las Artes

'Paris Plages', un oasis efímero en la capital francesa

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Hace 17 veranos que París cumple con el deseo de tener mar. Los márgenes del Sena y del Bassin de la Villette se llenan durante el "Paris Plages" de actividades gratuitas para todas las edades y espacios para descansar. Un sueño pasajero para autóctonos y visitantes antes de volver de vacaciones que cada año suma más asistentes.

'Paris Plages' en el Bassin de la Villette.
'Paris Plages' en el Bassin de la Villette. ©Mireia Rom Salvador
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Por Mireia Rom Salvador.

No es un día cualquiera para las aguas del Sena ni del Bassin de la Villette. Alrededor de sus dos orillas, a sus paseantes habituales se le suman palmeras, sombrillas, tumbonas y un sinfín de actividades. Es verano en la capital francesa y esto significa el regreso de un clásico, el "Paris Plages", que hasta el próximo 2 de septiembre hará olvidar a locales y turistas que la Ciudad de la Luz no tiene playa.

A falta de arena, las actividades sobre el agua son uno de los mayores reclamos. Una de ellas, pilotar una pequeña barca tras un curso exprés de navegación. "Era la primera vez que me subía a un barco", explica emocionada Thia, que ha venido junto a sus padres y sus hermanos. "Ha estado genial", reitera Karine, su madre. "Nos hemos cruzado con otros barcos y hemos jugado a librar batallas como los piratas".

Las actividades sobre el agua son una de las peticiones más populares.
Las actividades sobre el agua son una de las peticiones más populares. ©Mireia Rom Salvador

Precisamente los niños son uno de los públicos más adeptos del "Paris Plages". Además de cuentos y lápices de colores, disponen de un parque donde campar a sus anchas. Algo que aprecian especialmente las familias que buscan combatir el aburrimiento de sus pequeños durante los largos días de las vacaciones de verano. "Los niños quieren jugar y necesitan mantenerse activos. Por eso tienes que estar siempre pensando en cosas para hacer con ellos y a menudo no hay demasiados lugares para llevarlos", afirma Nahid, mirando de reojo a su niña. "Ahora está enfadada porque se tiene que ir", añade sonriente.

Tan solo unos metros más allá, se encuentra un grupo de tres pensionistas jugando al futbolín con un cuarto fichaje veinteañero que acaban de conocer. Para Jean-Michel, uno de los veteranos, no se trata sólo de una tradición sagrada, sino también un regreso amable a su juventud. "Venimos todos los años. Juego al futbolín desde los 15 o 16 años, y ahora ya tengo 68. Me gusta mucho porque me recuerda a mi juventud y me permite mantenerme activo", subraya.

Jean-Michel se encuentra cada año con sus amigos para jugar al futbolito.
Jean-Michel se encuentra cada año con sus amigos para jugar al futbolito. ©Mireia Rom Salvador

Con ésta, "Paris Plages" suma 17 ediciones transformando la ciudad en un balneario de verano con un presupuesto aproximado de 2 millones de euros. Para los parisinos, y sobre todo para aquellos que no se van de vacaciones, supone un redescubrimiento del barrio y una puerta de evasión sin ni siquiera haberse de desplazar a provincias. Para los forasteros, una oportunidad para conocer la cara más veraniega de la ciudad y hacer turismo sin necesidad de ir de sombra en sombra. "Me encantaría tener un lugar tan agradable en Filadelfia", confiesa John, que se encuentra de vacaciones en Francia. "Hemos tomado un helado, luego hemos ido a otro lugar muy divertido para jugar con los niños… Y ahora ellos se van a montar al carrusel", explica.

Entre el ocio y el deporte también hay lugar para la concienciación. Voluntarios de la Cruz Roja organizan los talleres "Paris qui sauve", el París que salva, con el objetivo de que los ciudadanos aprendan maniobras de socorro básicas como hacer un masaje cardiaco o utilizar un desfibrilador. "Puedes ser tú, puedo ser yo… lo más frecuente es que el ciudadano de a pie sea el que esté en primera línea de acción en caso de paro cardiaco. Por eso es muy importante que todo el mundo sin distinciones pueda hacer los primeros gestos", destaca Achille, voluntario de la organización.

Locales y turistas se relajan en uno de los espacios de 'Paris Plages'.
Locales y turistas se relajan en uno de los espacios de 'Paris Plages'. ©Mireia Rom Salvador

Desde que empezó París, el deseo de tener una playa pasajera se ha ido expandiendo por toda Francia. Ciudades como Toulouse, Lille, Metz, Estrasburgo o Lyon ya disponen de un espacio similar. En la capital, su éxito es incontestable: el año pasado atrajo a más de cuatro millones de visitantes, una cifra que la alcaldía espera superar este verano.

La iniciativa transforma de tal manera la ciudad que algunos sociólogos la definen como una incongruencia en el mundo urbano. Raro es encontrar en plena calle gente bañándose al aire libre o tomando el sol en hamacas. Un canto temporal a la espontaneidad antes de volver a la carga en septiembre. Y si la danza es sinónimo de hablar con el cuerpo, son muchos los que no encuentran mayor desinhibición que acabar la jornada a ritmo de zumba. Imaginando que nadie los mira, imaginando que París tiene mar.

La zumba es una de las muchas actividades en 'Paris Plages'.
La zumba es una de las muchas actividades en 'Paris Plages'. ©Mireia Rom Salvador

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