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FRANCIA

El difícil descanso eterno de los parisinos

Cuando en el resto de Francia, estar enterrado en su ciudad es algo normal, para el parisino medio, ser enterrado en la capital se ha vuelto un viacrucis. Las parcelas disponibles en los cementerios de París son caras y cada vez más escasas.

Cementerio de Montparnasse.
Cementerio de Montparnasse. Flickr/jan buchholtz
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La municipalidad capitalina gestiona 20 cementerios: 14 en París mismo, y seis en las comunas limítrofes. Y en 2017, sólo 171 parcelas fueron vendidas en París contra unos 5.000 pedidos de inhumación, que quedaron sin respuesta.

Ante esta penuria, la Cámara Regional de Cuentas (CRC) de la región Île-de-France dio la alarma en un informe divulgado a principios de octubre, en el que denunció la falta de anticipación de la municipalidad frente a una “demanda fuerte que no se puede satisfacer”.

Los parisinos “son los únicos citadinos del mundo que no pueden imaginar estar enterrados en su ciudad. Hay una opacidad sobre el número y la atribución de las parcelas”, deplora Éric Azière del grupo UDI-MoDem en el Consejo de París, citado por el diario Le Monde.

Desde 2007, ya no se puede comprar una parcela antes del día del fallecimiento. Si no queda sitio, la única opción es ser enterrado en las afueras de París. En 2017, 4.948 parisinos fueron enterrados en los seis cementerios suburbanos.

Tumba de Oscar Wilde en el Cementerio del Père-Lachaise.
Tumba de Oscar Wilde en el Cementerio del Père-Lachaise. © The Estate of Sir Jacob Epstein

En cambio, 3.150 personas fueron inhumadas en la capital, la casi totalidad en criptas familiares adquiridas tiempo atrás. Desde 2003, se venden las parcelas por un tiempo limitado (de diez a 50 años), pero en la Ciudad Luz, el 97% de las parcelas siguen siendo perpetuas. Además, numerosas tumbas (30.000 sólo en el Cementerio del Père-Lachaise) son consideradas “monumentos históricos” y hospedan a personajes históricos.

Desde 2016, las personas que no hayan residido en la capital ya no pueden estar enterradas allí, salvo por derogación de la alcaldesa Anne Hidalgo.

La consecuencia de esta situación es una fuerte alza de los precios: el precio de una parcela a perpetuidad aumentó en un 40% entre 2008 y 2017 (de 11.086 a 15.528 euros), y el de una parcela por 30 años en un 14,8%.

Cuando las tumbas no cuentan con monumentos, la municipalidad intenta recuperarlas pero es un proceso largo y laborioso. Una parcela se libera al término de treinta años, se debe probar que está abandonada y hay que averiguar que ningún descendiente la quiera conservar.

Sin embargo, la CRC considera que el número de exhumaciones bajó significativamente: en 2016, sólo 561 parcelas fueron puestas a la venta, contra 1.436 en 2010. Si bien para el exadjunto al medio ambiente Yves Contassot, se debió a efectivos reducidos, según Pénélope Komitès, adjunta encargada de los espacios funerarios, se explica por la falta de un lugar adonde transferir los restos, una situación que cambió en 2016.

Quizás entonces, los parisinos tengan que optar cada vez más por la cremación si quieren quedarse en su ciudad tras fallecer, una tendencia que se ha afianzado entre los franceses en los últimos años, según un informe del instituto de sondeos IPSOS.

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