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FRANCIA

La embarazosa herencia pornográfica de un príncipe saudita

El tribunal de Nanterre, en los suburbios de París, juzgó hoy un caso desconcertante. Según los demandantes, el difunto príncipe saudita Saud Al-Fayçal había encargado a una productora francesa videos pornográficos que ponían en escena a su amante, y falleció sin haber pagado el encargo. Sus herederas se negaban a liquidar la deuda: la justicia francesa les dio la razón.

DR
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Es un guion digno de una serie televisiva. El príncipe saudita Saud Al-Faiçal, exministro de Exteriores que falleció en 2015 de un paro cardíaco, dejó una deuda de unos 90.000 euros en Atyla, según la empresa francesa que produce filmes pornográficos personalizados.

El tribunal de Nanterre estuvo estudiando el caso durante dos años. Este 17 de enero, la justicia dio la razón a las herederas que no querían pagar la deuda, y condenó Atyla a pagar una indemnización de 5.000 euros por daños y perjuicios.

Según explica la revista francesa L’Express, el contenido de las películas era comprometedor para un país como Arabia Saudita, donde rige un islam wahabita. En el guion, el amante negro (según la voluntad del príncipe) debía dominar a su amante con su “divino don”, sometiéndola a una relación sexual “hasta que le guste”.

Saud Al-Faiçal no habría querido que su amante fuera atada porque “no es lo suyo”, aseguró en un email su asistente personal, y tampoco le gustaba la idea de una “adaptación invertida de lo que habría pasado en el cuarto de hotel de Dominique Strauss-Kahn” (exdirector del FMI), propuesta por la empresa Atyla.

Para los tres videos de 45 minutos, el príncipe debía pagar 50.000 euros, más 25.000 de gastos y 15.000 de impuestos. La empresa evitó en un primer tiempo hacer esta historia pública. Según ésta, la familia real es un viejo cliente y hasta la fecha, ningún problema por impagos había surgido. Ante la evidencia de que no se iba a lograr un acuerdo amistoso, Atyla recurrió a la justicia.

Un enredo judicial

Atyla no tenía ningún contrato que probara la veracidad de sus dichos, solamente una factura de 2015 un tanto oscura, de 75.000 euros por “rembolso de gastos bancarios” y “proyecto personal”.

Entre los demás documentos se encontraban intercambios de emails entre el que se presentaba como el mayordomo del príncipe y la empresa, aunque según la defensa, los vínculos entre dicha persona y Saud Al-Faiçal no estaban demostrados, ya que su nombre nunca aparecía directamente.

En cuanto a la amante, se trataría de una marroquí, la Señora N., aunque la familia niega su existencia. Después del fallecimiento del príncipe, ella heredó una de sus propiedades en París y la dirección de una agencia inmobiliaria de lujo. En una fotografía del rodaje de las películas, se puede ver la cara de una mujer que se le parece.

Sin embargo, el abogado de la familia, Bouchez El-Ghozi, estimó que estas alegaciones no demostraban nada, ni un eventual encargo de parte de Saud Al-Faiçal, ni su relación con la Señora M.: “Soltar una acusación no la hace verdadera”, estimó. La justicia francesa parece haberlo confirmado.

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