Una calle parisina se harta de los Instagramers en busca de la foto perfecta
En cinco años, la pequeña calle Crémieux, en el distrito 12 de París, se ha vuelto famosa en les redes sociales por su carácter pintoresco. Algo que no es del gusto de sus residentes.
Primera modificación:
Cerca de la estación de Lyon se encuentra escondida la pequeña calle Crémieux. Debido a sus casitas coloridas, lejos del frenesí parisino, el tiempo parece detenerse al entrar uno en la peatonal.
Sin embargo, desde hace unos años, se ha vuelto uno de los lugares favoritos de los turistas, artistas o publicistas, y sobre todo, de los usuarios de Instagram o YouTube.
Videoclips rodados sin autorización, personas que buscan durante un rato largo el mejor ángulo para su foto, gente que viene a bailar con el volumen a su máximo… Algunos residentes no aguantan más ese vaivén incesante y pidieron a la Alcaldía que tome medidas para que el barrio recupere su quietud.
“A veces, hasta les cuesta a mis hijos hacer sus deberes con el ruido. Y con el paso del tiempo, los problemas empeoran. Queremos que encuentren una solución inteligente para que la calle sea de todos pero que también siga siendo un lugar de vivienda con un mínimo de paz”, explica un habitante al diario francés Le Parisien.
Otro vecino es un tanto fatalista: “No podemos luchar porque es el sentido de la Historia. Hasta organizo mis fines de semana para no volver a casa antes del fin del día”, cuenta Olivier.
Y otros se lo toman con más calma: “Todo cambió en 1990 cuando la calle se volvió una peatonal, y cuando aparecieron estas casas muy coloridas. Antes, no había tanta agitación ni tanta gente excitada. Pero sinceramente, para mí esto no es el infierno. La gente viene para disfrutar un rato y de noche todo es tranquilo”, estima Benjamin, un músico.
La alcaldesa del distrito 12, Catherine Baratti-Elbaz, visitó el lugar el año pasado y desde entonces se prohibieron los rodajes. Por otra parte, la Alcaldía de París puso señales de tránsito y pidió a la Oficina de Turismo de la ciudad, así como al Comité Regional de Turismo en Île-de-France, no mencionar la calle en sus sitios respectivos. También se estudiará cómo regular el acceso de los buses de turismo.
Pero con dificultad se podrá encontrar una solución que satisfaga a todos: parece imposible tanto privatizar la calle como imponer reglas estrictas para los pasantes.
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